¿Y si nos estamos precipitando?

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Narra Mónica

La gala acabó y nos dieron las indicaciones de la discoteca que habían cerrado para la fiesta post- ceremonia, pero Vanesa no quiso ir, decía que necesitábamos hablar de lo ocurrido. Antes de irnos atendió a la prensa y grabó una entrevista para los 40 principales que se emitiría al día siguiente. Finalmente ella y Pablo Alborán fueron los triunfadores de la noche.

Cuando acabó con todos los compromisos, vino a buscarme y nos despedimos de Ana y Sole, ellas sí que irían a la fiesta. En nuestro caso, pedimos un taxi y en menos de media hora ya estábamos de vuelta en casa.

Vanesa estaba rara, casi no había abierto la boca en el trayecto en taxi.

- Vane, te veo muy cansada, podemos hablar mañana si quieres - necesitaba tener esta conversación, pero también necesitaba que estuviera en plenas facultades.

- No, para nada. Tenemos que hablar ahora mismo - dijo con una tímida sonrisa - no estoy cansada, más bien un poco sobrepasada... demasiadas emociones en una sola noche -

Fui a la cocina a beber un poco de agua.

- ¿Te apetece tomar una copa de vino, Vane? -

- Por qué no... sí, tráete un par de copas -

Hice lo que me pidió y regresé al salón. Vanesa ya estaba sentada y miraba sus manos. Volvía a estar nerviosa. Me acerqué, dejé las copas en la mesa y me senté a su lado.

Cogió su copa, dio un sorbo y la volvió a dejar. Yo la miré un rato, ella no me devolvía la mirada, seguía ensimismada con sus manos.

- Tienes dudas -

- ¿Qué? - levantó la vista al instante y se acercó más a mí cogiéndome la mano - en absoluto, Mónica, jamás he estado más segura de nada como de lo nuestro -

- Pero tienes dudas sobre la boda -

Me soltó la mano y me miró de forma extraña.

- ¿No serás tú la que tiene dudas y quieres pasarme a mí la culpa? - dijo un poco a la defensiva.

- ¿De verdad, Vanesa? - no me gustaba su tono.

- Pues ya no sé qué pensar, quizás lo de Inma es tu excusa perfecta para huir -

No me podía creer lo que me estaba diciendo.

- Vete a la mierda -

Hice amago de levantarme pero ella fue más rápida y lo impidió parándome con sus brazos.

- ¡No, Mónica! Dios, perdóname, no sé qué me pasa... por favor, perdóname, no quería decir eso-

La vi tan desesperada que cedí y volví a sentarme a su lado.

- ¿Qué te pasa, Vanesa? ¿Por qué estás tan a la defensiva? -

Me miró durante unos segundos, con la mirada realmente triste.

- Me aterra pensar que lo he estropeado todo - dijo casi susurrando.

Me enternecía verla así, cuando algo le superaba se comportaba como una niña pequeña indefensa.

- No has estropeado nada, Vane. Y no, no tengo ninguna duda, sigo queriendo estar contigo el resto de mi vida - por primera vez desde que llegamos a casa la vi sonreír - Pero quiero que hablemos de lo que ha pasado esta noche con Inma -

- Ya te he contado lo que ha pasado -

- No me refiero al hecho en sí, quiero saber lo que ha pasado en tu cabeza. Necesito saberlo - ahora era yo la que susurraba.

Menuda historia la nuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora