Esto va en serio

4.9K 156 24
                                    

Muchas gracias por la acogida del capítulo de Sant Jordi. Me hizo muy feliz leer vuestros comentarios. Y como muchos me preguntáis, aclaro que la leyenda que cuenta Mónica no es del todo inventada. A excepción del personaje de la activista, el resto es bastante fiel a la original... o al menos fiel a lo que yo recuerdo que me contaban en el colegio. Eso sí, en la que nos contaban, la princesa acaba con el caballero, cómo no.

Volvemos a Buenos Aires...

Narra Mónica

Llegamos al hotel y al entrar al hall vimos a las Deltas. Sentadas, supongo que esperándonos. ¿Cómo sabían dónde nos alojábamos? era todo de locos. En ese momento apreté la mano de Vanesa y le indiqué señalando con la cabeza hacia donde estaban ellas.

- No me jodas. ¿Aquí también? - dijo Vanesa visiblemente molesta.

- Déjalas, Vane, vamos a la habitación - volví a apretar su mano y la dirigí hacia el ascensor.

Por supuesto, ellas vinieron hacia nosotras.

- Vanesa, Vanesa, qué casualidad coincidir en el mismo hotel, ¿no? - dijo Delta Chotis cuando ya estaban casi encima de nosotras.

- Casualidad, sí, mucha casualidad - les dijo Vanesa casi sin mirarlas y sin frenarse en ningún momento.

- Vane, parate, ¿no tenés tiempo para tus mayores fans? -

- Perdonadme, chicas, pero estamos agotadas y necesitamos descansar, antes ya estuvimos hablando un buen rato, ya nos vemos en otro momento, ¿vale?-

Vanesa estaba siendo educada pero distante, no quería hablar con ellas. Y conociéndola como la conozco, se estaba aguantando las ganas de soltar alguna bordería. Ana seguía fuera hablando con Bea y no se había dado cuenta de la situación. Llegamos al ascensor y Delta Tango cogió del brazo a Vanesa para que se girara y le hiciera caso.

- Pero haceme caso, ¿no? -

- Eso, qué menos que nos dediques un rato, he venido desde Madrid para verte. Y para estar con esa ya tendrás tiempo -

Vanesa se giró, se estaba enfadando.

- ¿"Esa"? -

- Vane, déjalo, vamos para arriba - cogí de nuevo la mano de Vanesa y la estiré para que entrara en el ascensor.

- Tú tranquila, Vane, si ya sabes que nunca contamos tus historias... ni las oficiales ni las extraoficiales -

Oí alguna risa mientras se alejaban del ascensor, la puerta se estaba cerrando pero en ese momento las volvimos a escuchar.

- Se creerá la reporterilla ésta muy especial... si ella supiera -

- Además, la va a ocultar y negar como a todas - y risas, muchas risas.

Vane quiso parar la puerta para salir a hablar con ellas pero se lo impedí. La puerta se cerró y subimos hacia nuestra planta

- Vane... ey... olvídate - le dije tocándole la cara con mis manos para que se girara hacia mí y me escuchara - no pasa nada, no vale la pena - le dije de forma dulce. Necesitaba que se tranquilizara.

- No me digas que no pasa nada, Mónica. Claro que pasa. Y quiero dejarles un par de cosas claras a esas ... esas... ¡joder! -

- Ey, vamos a la habitación - llegamos a nuestra planta y volví a cogerla de la mano.

Una vez dentro de la habitación Vanesa se volvió a alterar.

- No entiendo esa actitud, Mónica, te lo juro. Si tanto me adoran ¿por qué te tratan así? ¿por qué esas ganas de que te sientas como una cualquiera? -

Menuda historia la nuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora