Lucas

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Narra Mónica

-¿Pero estás segura? -

- No soy ninguna experta, pero juraría que sí - me miró divertida.

Nos quedamos mirando unos segundos, aún bajo la ducha.

- ¡Vamos al hospital! - grité al reaccionar y darme cuenta de lo que estaba pasando.

Salí corriendo de la ducha, cogiéndole la mano a Vanesa para que me siguiera. Le ayude a vestirse en tiempo récord y luego me vestí yo.

- ¡La bolsa de Lucas! ¡Tenemos que coger la bolsa! - exclamé mirando por la habitación.

- Está en el salón, preparada - dijo Vane tranquila.

- Tengo que preparar una maleta con nuestras cosas - dije cada vez más estresada.

- Mónica, también está preparada. Junto a la bolsa de Lucas -

La miré seria pensando en qué nos faltaba.

- ¡La tarjeta sanitaria! -

- En mi bolso, junto a mi documentación - me indicó con cara divertida.

- Vane, ¿no nos dejamos nada? - pregunté cada vez más histérica.

- Ey, Mónica, tranquila - dijo acercándose a mí y poniendo sus manos sobre mis brazos - está todo listo. Sabíamos que esto podía pasar en cualquier momento y por eso lo preparamos todo - dijo riendo.

- ¿Pero? ¿tú estás bien? -

- De momento sí. A ver cuánto dura - dijo abriendo mucho los ojos.

- Vale. Pues vámonos. ¡Ya! - grité cogiendo su mano para bajar al salón y salir corriendo.

- Mónica, espera - dijo apretando mi mano para que me parara.

Me giré y la miré extrañada.

- Ya viene Lucas - me dijo casi en un susurro con la mayor de sus sonrisas.

Tragué saliva y por un segundo desaparecieron todos mis nervios. La miré y sonreí como una boba.

- Nuestro hijo - susurré.

Y nos besamos. Un beso cargado de nervios, ilusión, miedo,... y amor. Por encima de todo, mucho amor.

Narra Vanesa

Fue salir de casa para esperar el taxi y empezaron las contracciones.

- Ay dios, esa ha sido fuerte - le dije asustada al entrar al taxi.

- Por lo que más quiera, señor, vaya lo más rápido posible al hospital Quirón. ¡Mi mujer está de parto!-

- Te morías de ganas de poder decir eso a un taxista, ¿verdad? - pregunté divertida a pesar del dolor.

- Ya solo me queda "rápido, siga a ese coche" y habré triunfado en la vida -

Las dos nos pusimos a reír pero justo en ese momento me dio otra contracción fuerte.

- ¡Dios! - exclamé y me retorcí de dolor.

Mónica me miró con cara de pena y me cogió la mano para que apretara, dándome un suave beso en la mejilla.

- Ya llegamos, aguanta un poquito y en nada te estarán poniendo drogas -

- Recuerda que me prometiste doble dosis... usa tu influencia, Carrillo -

- Ahora sí que te parece bien que te drogue, ¿eh? - me dijo de forma dulce acariciándome la mejilla con la mano que tenía libre.

La miré mordiéndome el labio - duele mucho, Mónica -

Menuda historia la nuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora