El día después

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Narra Vanesa

La mañana siguiente a la boda me desperté al notar como alguien no paraba de darme besos en la barriga.

- ¿Dónde firmo para substituirte cada mañana por el despertador? -

Mónica levantó la cabeza de mi barriga para mirarme a los ojos con una gran sonrisa.

- Ya lo hiciste. Ayer. ¿No te acuerdas? -

- Ah, ¿que esto iba incluido en el contrato? - dije sonriendo también - llego a saberlo y nos casamos mucho antes -

- Tendrás tú alguna queja - dijo subiendo para ponerse a mi altura y darme un beso - Buenos días-

- Buenos días - respondí con cara de boba.

- ¿Puedo confesar una cosa? - preguntó después de darnos varios besos más.

- ¿Confesiones? ¿La mañana después de casarnos? miedo me das -

- Idiota - dijo riendo y dándome otro rápido beso.

- ¿Qué quieres confesarme? - pregunté levantando una ceja.

Mónica volvió a sonreírme y me empezó a acariciar los labios con su dedo índice.

- Me sorprendiste anoche, con tu fantasía. Nunca dejas de sorprenderme... y eso me gusta. Mucho -

- ¿Ah sí? ¿Y qué te esperabas? - pregunté divertida.

- ¿Conociéndote? cualquier locura. Con público y al aire libre, por supuesto -

Las dos nos pusimos a reír.

- No te engaño, esa era mi primera opción. Pero con la tormenta que empezó en la madrugada tuve que improvisar -

- Claro, improvisaste - dijo achicando los ojos fingiendo enfado y haciéndome reír.

Estiré uno de mis brazos alrededor de su cintura y la atraje más hacia mí, quedando las dos totalmente pegadas.

- Sabes que no, tonta - dije sobre sus labios - anoche cumplí la mayor de mis fantasías: hacerte el amor siendo ya mi mujer... ¿me dejas que lo ponga en Instagram o Twitter? -

- ¿Poner el qué? - preguntó confundida.

- Pues eso, que me he pasado la noche haciéndole el amor a mi mujer. Si quieres no pongo foto, solo texto-

- ¿Te imaginas? - me dijo muerta de la risa - desde luego no podrían echarnos en cara nunca más que nos ocultamos -

Solté una carcajada y ella volvió a besarme.

- Qué cariñosa te has despertado - dije con la mejor de mis sonrisas.

- Estoy feliz - dijo imitando mi sonrisa - y me prometiste anoche que no me dejarías salir de la cama. ¡Cumple tu promesa, Martín! -

Ahora fui yo la que me lancé a sus labios y bajé mis manos hacia su cintura para quitarle la única prenda de ropa que llevaba puesta.

- Espera, Vane -

- No, no, no, ahora no vale rechazarme. ¡Que has sido tú la que ha empezado! - dije fingiendo ofensa y haciéndola reír.

- No es eso, tonta - dijo riendo.

- ¿Nada de maratón del amor? - pregunté intentándole dar la máxima pena posible.

- Sí, eso después, pero ahora que has dicho lo de publicar en redes, ¿no crees que estaría bonito colgar alguna foto de ayer? al final se acabarán enterando que nos hemos casado, mejor que lo hagan por nosotras, ¿no crees? -

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