¿Quieres?

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Narra Vanesa

Por fin acabó la firma de Valencia y pude irme al hotel. Mañana me tocaba Málaga y aprovecharía el fin de semana para ver a mi familia y mis perros. Me iría bien para pensar en todo lo que me estaba pasando con Mónica. No hacía ni una semana que nos conocíamos pero ya había puesto mi mundo del revés. Y además estaba lo de Inma y "su chica", que me había cabreado y aún no sabía por qué.

Llegué a mi habitación y solo me apetecía una cosa: hablar con Mónica. Y eso es lo que hice, busqué el móvil y la llamé, sin para atención de la hora que era:

- ¿Vanesa? - contestó con voz adormilada.

- Vaya, perdona Mónica, ¿estabas durmiendo? no me fijé que ya eran más de las 12, perdóname, ya hablamos mañana.-

- No no, Vane no cuelgues, prefiero hablar contigo a dormir - me dijo con voz dulce y a mí, como no podía ser de otra manera, me derritió.

- En verdad no te llamaba por nada en concreto. Pero he tenido un día raro y lo único que me apetecía ahora era escuchar tu voz -

-¿Día raro? Desahógate si quieres -

- No sé si quieres escucharlo... pero mira, ¿no querías conocerme? pues allá voy. Este mediodía me he escrito con Inma, ya sabes, mi ex, y me ha dejado descolocada.

- ¿Habéis vuelto a discutir? -

- No, todo lo contrario. Ha estado muy amigable. De hecho quiere presentarme a "su chica", una chiquilla que "le hace muy feliz". Y sinceramente, me cabrea. Y no debería cabrearme, pero lo hace... Mónica, sé que no debería estar contándote esto, y más cuando estamos empezando... lo que sea que estemos empezando. Pero tampoco quiero ocultarte nada, lo he hecho en el pasado y no ha funcionado. Y contigo quiero que sea diferente.- lo solté todo, del tirón.

- ...

- ¿Mónica? lo sé, no debería haberte contado esto. Y no es que esté pensando en volver con Inma ni nada parecido, de verdad, pero es que -

- No, Vane, no es eso, de verdad. Me alegro de que me cuentes estas cosas, aunque me descoloquen y no me gusten. Porque ya te lo digo ahora, no me gustan en absoluto, Martín - me dijo a modo de falsa amenaza que hizo que riera - pero si estamos empezando algo, lo que sea que estemos empezando, tenemos que ser sinceras. Y yo también tengo que contarte algo raro que me ha pasado hoy... verás,... -

- ¿Tengo que preocuparme? - no me gustaba nada el giro que estaba dando la conversación.

- Hoy ha venido Marta a verme, a casa de mis padres.-

- Marta, ¿Marta? ¿tu ex? ¿por qué va a verte? ¿qué quería? no sabía que erais amigas, pensé que -

- ¡Frena, Vane, frena! - me dijo mientras se le escapaba una pequeña risa.

- Perdona, sigue sigue -

- No, no somos amigas. De hecho hacía más de un año que no sabía nada de ella. Por eso me ha resultado tan extraña su visita, y me ha puesto nerviosa -

- ¿Nerviosa en qué plan? ¿nerviosa en plan qué hace esta aquí? ¿o nerviosa en plan qué bien verla de nuevo? - vale, me estaba convirtiendo en una cría celosa, lo sé. Mira, así tendría algo de que hablar cuando quedara con la jovenzuela de Inma. Pero esto me estaba poniendo muy nerviosa.

- ¿Sabes que me está gustando escucharte tan celosa? - no la estaba viendo pero intuía claramente como me sonreía y levantaba sus cejas.

- No estoy celosa. No soy celosa. Solo quiero entender bien lo que me estás contando. - le dije muy seria.

- Nerviosa en plan qué hace esta aquí. ¿Te gusta esa respuesta? -

- No me desagrada - y ahora sí que Mónica no pudo evitar reír, lo que hizo que me contagiara y riera yo también.

- ¿Menudo día de exs, no? ya es casualidad. Por mi parte no te preocupes, Martín. No tengo ninguna intención de plantearme siquiera volver a quedar con ella. Creo que venía con esa intención, pero lo frené al instante. No quiero estar con ella... en tu caso, ¿tengo que preocuparme yo? - me preguntó ahora con cierto temor.

- No. En absoluto. Pero tampoco quiero sacar completamente a Inma de mi vida. ¿Te molesta eso? - le pregunté ahora yo dubitativa.

- Supongo que no... podrías presentármela, siempre he sido fan de sus películas. -

- ¿Quieres conocer a Inma? vale, esto no me lo esperaba - le dije riendo.

- Podríamos quedar para cenar, las cuatro: tú, yo, Inma, y la jovenzuela jajaja.-

- ¡No nos pasemos! - no podía parar de reir. Esta mujer es maravillosa.

Estuvimos unos segundos sin decir nada. En unos minutos había conseguido cambiarme el estado de ánimo. Me tenía embrujada.

- Mónica, quiero verte, quiero conocerte, quiero pasar tiempo contigo. ¿Quieres tú también? - le dije con cierto temor. Estaba poniendo todas mis cartas sobre la mesa y yo no estaba acostumbrada a exponerme tanto.

- Quiero. Claro que quiero - me susurró

- ¿El martes en Madrid? -

- El martes en Madrid. Acuérdate, tienes que sorprenderme, Martín. -

- Vas a flipar, Carrillo -

- ¿Voy a flipar? ¿tienes quince años? - me dijo partiéndose de la risa.

- No me hables de quinceañeras - le dije fingiendo indignación.

- Bueno, me encanta hablar contigo pero mañana tengo que madrugar, ya sabes, trabajo los findes. -

- Te dejo descasar. Oye Mónica -

- Dime -

- Me encantas - le dije susurrando.

Silencio. ¿No debía haberlo dicho?

- Tú me flipas - me dijo y yo no pude evitar soltar una carcajada. - Buenas noches, Martín.

- Buenas noches, Carrillo.-

Y colgamos. Y yo no podía parar de sonreír. Definitivamente me tenía embrujada.

Pasó el fin de semana, lentamente, sin nada especial ni ningún hecho digno de ser recordado. Me pasé los dos días entre más firmas, entrevistas y comidas con mi familia. Le hablé a mi madre de Mónica y le expliqué la semana tan peculiar que habíamos pasado. Se alegró y me pidió que no lo hiciera de las mías "me gusta mucho verla en las noticias y como te pelees con ella me lo estropearás. Así que pórtate bien". Mi madre siempre en mi equipo.

Durante estos dos días no paramos de escribirnos y llamarnos, siempre que su trabajo y el mío nos lo permitía. ¡Benditos whatsapp y facetime!

Y por fin llegó el lunes por la noche y regresé a Madrid. Mónica estaba liada hasta mañana por la noche, así que tenía tiempo suficiente para preparar nuestra tan esperada cita. Pero eso sería mañana, hoy estaba destrozada y solo podía pensar en llegar a mi cama y dormir.

Antes de la gran cita tenía que solucionar otro tema: Inma. Así que me cogí el coche y me dirigí a la Latina, mientras más rápido pasara este trámite antes podría dedicarme a preparar todo lo que tenía pensado para esa noche.

Subí hasta el quinto piso y esperé a que me abriera la puerta.

- ¡Hola Vane! - me dijo mientras sonreía con la boca y los ojos.

- Hola Inma -

Qué guapa estaba...

Menuda historia la nuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora