Sorpresas

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Narra Vanesa

Ya era coincidencia, Albert Rivera firmando al lado de Mónica. Más de 700 casetas y tienen que coincidir. Caprichos del destino, supongo.

Al acercarme más vi que las chicas que estaban al principio de la fila esperando a que Mónica les firmara me habían reconocido, y empezaban a cuchichear entre ellas y a sacar los teléfonos móviles. No me iba a esconder, pero tampoco me apetecía ver de nuevo las redes con fotos mías y titulares de "Vanesa Martín visita a su pareja en la feria del libro", estaba demasiado reciente el revuelo de las fotos de Tarifa. Así que decidí ir por la parte trasera de las casetas y entrar por detrás. Allí estaba varia gente de la editorial y no había tanta exposición con el público que esperaba fuera.

Entré, saludé a varias personas de Planeta y me quedé observando un rato a Mónica. Ella hablaba un rato con cada persona que se acercaba, no se limitaba a firmar. Muchos le contaban anécdotas o sentimientos que les había provocado otros de sus libros, le hablaban de sus favoritos, incluso de capítulos o microcuentos concretos. Mónica interactuaba con ellos muy emocionada y les agradecía enormemente que se hubieran acercado. Me encantaba verla tan feliz.

En un momento concreto vi como una chica me señalaba sonriendo, haciendo que Mónica se girara y por primera vez notara mi presencia.

- Creo que tienes a alguien esperándote - le dijo la chica sonriendo de forma cómplice.

- Uy, que espere, es una fan histérica que me persigue allá donde voy - dijo mirándome y poniendo caras divertidas. Se acercó a la chica, como si fuera a contarle un secreto, pero habló lo suficientemente alto como para que yo también la escuchara - voy a acabar pidiendo una orden de alejamiento - y ambas empezaron a reír. Y yo con ellas, por supuesto.

- Vanesa - la chica se dirigió esta vez a mí - soy una gran seguidora de tu música, no sabes cuánto me inspiran tus canciones. Y me encanta que estéis juntas, hacéis una bonita pareja -

Tanto Mónica como yo nos quedamos calladas, era la primera vez que alguien ajeno a nuestro entorno hablaba abiertamente de nuestra relación. Y no estábamos acostumbradas a esta situación, era completamente nuevo para nosotras. Podría haberlo negado, podría haber puesto alguna excusa para despistar, pero lo único que me salió decir fue:

- Gracias -

Mónica me miró durante unos segundos y poco a poco una sonrisa enorme fue llenando su cara. La chica fue esta vez la que se acercó a Mónica, y de la misma forma que había hecho ella, le habló lo suficientemente alto para que yo también lo oyera.

- Pero si tengo que elegir a una parte de Vanica, tú eres mi favorita -

La chica cogió su libro, ya firmado, se despidió de ambas y se alejó.

¿Vanica? ¿Qué narices era Vanica?

Ya eran las nueve de la noche y Mónica tenía que finalizar las firmas. Pero convenció a los de la editorial para quedarse un rato más y seguir firmando a los que aún estaban en la fila, no quería que nadie que se hubiera acercado a saludarla se quedara sin su libro dedicado. Y yo me quedé en mi esquina, observando e intentando pasar desapercibida, aunque no siempre lo conseguía.

Cuando por fin firmó a la última persona, se levantó de su silla y vino a saludarme.

- Creo que ahora me cortan la mano derecha y ni lo noto - me dijo antes de darme un beso en la mejilla.

- Qué bonitas las cosas que te decían, Mónica, me ha encantado verlo -

- Estoy destrozada pero muy emocionada, Vane, qué ganas tengo de volver el viernes -

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