Nuevos proyectos

4.5K 174 87
                                    

¡Hola!

Como algun@s me habéis preguntado, lo digo por aquí. Hasta ahora he intentado escribir a diario, pero cada vez me es más complicado. En Madrid ya no estamos confinados completamente y ahora entre el trabajo, la vida social, ... pero intentaré escribir con la mayor frecuencia posible. Tampoco sé si esta historia podrá durar mucho más, pero hasta que no se me acaben las ideas y queráis seguir leyendo, seguiré escribiendo. Y ya luego si eso montamos una segunda parte, ¿no?

Y lo de siempre, que muchas gracias por seguir ahí y por vuestras palabras bonitas.

¡Un abrazo!


Narra Vanesa

Finalmente no dormimos casi nada. Mis padres son de despertarse pronto, y aunque lógicamente había confianza, no queríamos que desayunaran solos. Así que sobre las 10 de la mañana bajamos al salón.

- Buenos días, mamá - dije al entrar a la cocina y ver a mi madre preparando el desayuno.

- Buenos días, niñas - dijo ella con una enorme sonrisa y dándonos un beso a cada una.

- No era necesario que prepararas el desayuno, Toñi, ya nos hubiéramos encargado nosotras - dijo ahora Mónica.

Mi madre separó la sartén con los huevos revueltos del fuego y nos miró sonriendo.

- Ni te preocupes, corazón. Además, tendréis que recuperar fuerzas, porque menuda nochecita -

Mi madre me guiñó un ojo, yo solté una carcajada y Mónica casi explota. Era totalmente imposible que el color de su cara fuera más rojo.

- De hecho pensé que tardaríais más en bajar, así que he mandado a tu padre a comprar churros, no creo que tarde -

- ¿Churros? qué bien - dije sonriendo.

- Claro, niña. Ya sabes lo que dicen en mi pueblo: "noches de pasión, churros al madrugón" -

- ¡Pero mamá! - exclamé muerta de la risa.

Mónica seguía muda, por supuesto. Y contra todo pronóstico, su cara aún se enrojeció más.

La miré divertida para tranquilizarla pero ella seguía muerta de la vergüenza.

- Creo que voy a sacar a Camarón un rato - dijo con un fino hilo de voz y salió de la cocina.

- ¡Pero mamá! - le dije divertida a mi madre una vez había salido Mónica - ¿Quieres dejar de decir estas cosas delante de ella? la pobre se muere de vergüenza -

- Ay niña, pues menuda tontería. Si yo me alegro por vosotras, eso siempre es una alegría -

- Bueno, pues tú alégrate pero no le digas nada, que menudo peligro tienes -

- ¿Qué tengo peligro? peligro tu padre, que él sí que es impredecible. Alguna que otra broma os soltará seguro - dijo riendo.

- Mamá, dime que no le has dicho nada a papá, por favor - dije ahora muerta de verguenza.

- ¿Decirle nada? No ha sido necesario, cariño. No te haces una idea de lo ligero que tiene desde hace unos años el sueño -

- Ay, Dios ... - dije tapándome la cara con las manos. Mi madre seguía muerta de la risa.

- ¿De qué habláis? - preguntó mi padre entrando en la cocina.

- De nada, papá, de nada - dije dándole un beso nerviosa - qué bien que has traído churros - dije cogiéndole la bolsa.

- Pues claro, ya sabes la tradición. Noches de pasión... -

- ¡Papá! - grité saliendo de la cocina y haciendo que ambos se pusieran a reír a carcajadas.

Menuda historia la nuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora