Vuelta a Madrid

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Narra Vanesa

Después de una noche fantástica y de mucha (mucha) pasión, ni siquiera puedo recordar las veces que hicimos el amor, nos quedamos dormidas casi al amanecer.

Desperté al cabo de unas horas y noté que estaba sola en la cama, Mónica no estaba. Así que me puse algo de ropa y bajé en su búsqueda.

- Claro, Ana, allí estaré... sí, sí, puedo coger el tren esta misma tarde... claro, sin problema - oí como hablaba con alguien por teléfono.

- ¡Hola Vane! - dijo en cuanto colgó y se acercó a mí para darme un tierno beso en los labios - mmm buenos días, Martín.

- Buenos días, Carrillo - le dije sonriendo - ¿Con quién hablabas? -

- Con Ana Pastor. Quiere entrevistarme en su próximo programa, por el premio Azorín, ya sabes. -

- Pero... entonces ¿te vas hoy a Madrid? - le pregunté un poco triste. No me apetecía nada que se fuera y ya me había hecho a la idea de tenerla aquí al menos unos días más.

- Sí, el programa lo grabaremos el martes, pero hemos pensado en reunirnos mañana, así además nos ponemos al día, tengo muchas ganas de verla - notaba mucho entusiasmo por ese encuentro, demasiado para mi gusto.

- Vaya, bueno, da igual. El trabajo es el trabajo - le dije decepcionada mientras me dirigía a la cocina para prepararme un café.

Ella me siguió y me abrazó por la espalda.

- Ey, ¿y esa cara? -

- No pasa nada, simplemente que pensé que te quedarías unos días más antes de volver a Madrid - le dije soltándome sutilmente de su abrazo y preparando una taza de café.

- Ya, pensaba quedarme hasta el martes, ya sabes. Pero es ¡Ana Pastor! - me dijo volviendo a su entusiasmo inicial.

- Claro, y a tu querida ¡Ana Pastor! no se le puede decir que no, por supuesto. - le dije sin mirarla a penas.

- Claro que le puedo decir que no, pero me apetece hacer ese programa. Será buena publicidad para cuando salga el libro a la venta en unas semanas - me dijo ahora un poco más seria - no entiendo tu reacción, la verdad -

- El programa es el martes pero tienes que salir corriendo hoy mismo para verla, no puedes esperar -

- Espera, ¿estás celosa? -

- No, claro que no estoy celosa... pero tampoco entiendo este cambio repentino y ese entusiasmo por huir corriendo a Madrid -

- No estoy huyendo, Vane. Ya te he dicho que es por trabajo. Y la siguiente semana puedo volver a venir aquí, en cuanto acabe las noticias del domingo -

- Siempre que no te llame ¡Ana Pastor!, claro - dije en voz baja pero, evidentemente, Mónica lo oyó.

- ¿A qué viene ese tono? -

- A nada, no viene a nada. Sube corriendo a Madrid, las prioridades son las prioridades -

- Mira, ni entiendo esta actitud tan infantil ni tengo ganas de pelearme. Así que me voy a duchar o diré algo de lo que seguro me arrepiento -

Y sin más, se fue de la cocina, dejándome a solas con mi café.

Sabía perfectamente que me estaba comportando como una niñata. Esa entrevista le iría muy bien para el lanzamiento del libro, pero no podía evitar que me molestara tanto entusiasmo por quedar con Ana Pastor. Yo quería que se quedara algún día más conmigo y parecía que a ella no le molestaba en absoluto acortar nuestros días juntas.

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