Hoteles, azoteas y zapatos

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Narra Vanesa

- Pero a ver, dime que te han dicho esas dos - volví a preguntar una vez entramos en la habitación del hotel. Mónica y yo estábamos sentadas en el sofá del salón y Ana justo enfrente en un sillón.

Habíamos salido rápido del aeropuerto y fuera nos estaba esperando un coche. Durante el trayecto Mónica prefirió no hablar del tema, decía que mejor esperar a estar tranquilas. En unos minutos llegamos al hotel en el que nos quedaríamos toda la semana, en el barrio antiguo de San Telmo, no demasiado lejos del Luna Park.

- Eso, Mónica, ¿te han amenazado? - insistió Ana.

- No, tampoco es eso... pero me han dejado intranquila. No sé, quizás fue por la forma de mirarme y hablar, tan intensamente, no me gustó nada. Tenían esa mirada de... no sé, de... -

- ¡De locas! porque eso es lo que son, unas locas - este tema siempre sacaba de quicio a Ana.

- Ana - la miré seria para que se relajara. Ella siempre estaba preocupada por mí, cosa que siempre he agradecido, pero creo que con este tema siempre se excedía.

- Vane - centró ahora su mirada en mí - la madrileña me dijo, literalmente: "a ver niña, no te creas tanto eso de ser la novia de Vane. Siempre tiene una oficial, la más guapa, pero juega con todas", a lo que la argentina añadió: "si no tuviera prisa te enseñaba los mensajes que me manda. Créeme, a tu novia le va la marcha" -

Estallé en una gran carcajada. - ¿En serio te han dicho eso? -

- Vane, no te rías porque lo creen de verdad. Es una obsesión loca lo que tienen por ti, y no te extrañe que vayan a por Mónica, que le quieran hacer algo - dijo Ana, que seguía seria, muy preocupada.

- A ver, si solo hubiera sido eso no me hubiera preocupado, pero después, justo antes de irse, la argentina me ha mirado fijamente y me ha dicho "Disfruta lo que dure, al final todas se van, quieran o no, y quedo yo. Siempre quedo yo"... no sé chicas, me ha dado demasiado mal rollo todo-

- ¿Qué más pruebas necesitas para que te ponga protección, Vane? - Ana volvía a estar nerviosa

- Ana tiene razón, Vane. Ha sido muy siniestro todo-

- Estáis exagerando, son totalmente inofensivas y sí, están obsesionadas conmigo. Pero eso es todo. Y si estás preocupada, Mónica, hablaré con ellas para que te dejen en paz -

- No es por mí, Vane, yo no necesito que me protejas. Pero estas cosas hay que tomárselas en serio -

Me levanté del sofá y di pequeños pasos por la sala.

- Vane, creen de verdad que les perteneces, que formas parte de su vida. ¿Qué pasará si algún día nos casamos? ¿Qué pasará si alguna día formamos una familia? Hasta ahora no me ven como una amenaza, ¿pero y si creen que las estás traicionando? Me da miedo pensar lo que te puedan llegar a hacer - dijo Mónica verdaderamente preocupada - por favor, plantéate al menos la opción, piénsalo.

Volví al sofá y me senté a su lado.

- Si es tan importante para ti... me lo pienso. Creo que estás exagerando - miré a Ana - tú la primera. Pero podemos hablar con alguien que sepa de esto y ver qué supondría que viniera alguien a trabajar conmigo ... ¿os parece? - volví a mirar a las dos.

- ¡Sí! - gritó Ana - Gracias Mónica, tienes una novia demasiado cabezota -

Mónica se rió y se acercó más a mí.

- Cabezota y cabezona. Yo no sé cómo encuentras gorras de tu talla - dijo Mónica tocándome la cabeza con sus dos manos y provocando la risa de Ana.

- ¡Eh! tengo un tamaño de cabeza muy normal - dije indignada.

Menuda historia la nuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora