Cenas variadas

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¡Hola!

Hace días que no os digo nada y quería saludar. Esto de escribir se ha convertido en una costumbre diaria muy divertida que me ayuda a entretenerme en esta cuarentena. Y como dice una sevillana que anda por aquí, en Madrid no pasaremos de fase hasta 2023, así que tendremos historia para largo. La idea de todo esto es únicamente la de pasar un ratito agradable, tanto vosotros como yo, así que si tenéis propuestas que queréis que incluya, quejas o peticiones, aquí se escucha al pueblo :)

Como siempre, mil gracias por los comentarios bonitos y las estrellitas. Que os paséis por aquí a leer me hace muy feliz.

¡Un abrazo!


Narra Vanesa

- ¡Vanesa! - gritaron a la vez mi madre y Mónica.

No me pude contener y empecé a reír.

- Es que no cambia, Mónica, esta niña no cambia. Desde chica montando líos -

- Desde ayer me tiene preocupada con esto, Toñi. Esta noche casi no duermo pensando en cómo arreglarlo -

- No tienes vergüenza, Vanesa - me dijo mi madre - y tú, Mónica, la próxima vez me llamas a mí y me preguntas, no hagas caso a esta gamberra -

Me acerqué a ambas en son de paz, con cara inocente e intentando no reír.

- Ha sido una broma, mamá - le di un beso en la mejilla y ella no pudo evitar sonreír un poco.

Me acerqué a Mónica con la misma intención pero no con la misma suerte.

- Quieta ahí, Martín - dijo señalándome con el dedo - esto no lo arreglas con un beso -

Puse cara triste y a mi madre se le escapó la risa.

- Bien merecido te lo tienes, Vane. Mónica, deberías dejarla sin sexo una temporada, ya verías qué rápido se le pasaba la tontería -

- ¡Pero mamá! - dije totalmente escandalizada y viendo cómo la cara de Mónica cambiaba instantáneamente a un color granate.

- Ay hija, no me vengas ahora con remilgos, que ya somos mayorcitos todos. Ni que no supiera yo las cosas que haces... -

- ¡Mamá! - yo me moría de la risa y Mónica no articulaba palabra.

- Mónica, tú hazme caso, con su padre siempre ha funcionado. Unos días sin pinchitos y consigo lo que quiero -

- ¡Pero mamá! Se acabó, nos vamos al jardín - ahora Mónica también reía. Mi madre era todo un caso.

- Míralas, mucho hablar de libertades y pieles y en el fondo no pueden ser más puritanas... - oí que seguía diciendo mi madre entre risas.

Yo cogí de la mano a Mónica y la llevé hasta el jardín, donde estaban mi padre y mis hermanos preparando la mesa para cenar.

- No te creas que te libras, Martín. Toda la noche sin dormir pensando en cómo reconquistar a tus padres y resulta que no tenía nada que reconquistar -

Mónica me hablaba bajito para que nadie nos oyera y me dio un par de pellizcos en el costado. Yo seguía riendo.

- ¡Ouch! - el último pellizco me dolió - me drogas, me maltratas,... yo no sé cómo aún sigo viva -

- Poco te hago para lo que te mereces - dijo justo antes de que mi padre viniera a hablar con nosotras.

Narra Mónica

El resto de la cena fue muy agradable. A pesar de ser ya final de septiembre, la noche era cálida y pudimos cenar en el jardín. La familia de Vanesa era maravillosa y en todo momento me hicieron sentir como una más, me encontraba muy cómoda con ellos.

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