Día de presentación

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Narra Vanesa

Después de la broma que le hicimos a Mónica en el barco y después de amenazarme con venganzas varias, por fin se tranquilizó y disfrutamos mucho del día en alta mar. Tanto Pastora como Eva congeniaron muy bien con ella y eso me hizo muy feliz. Al final del día ya habíamos organizado una cena en Madrid en dos semanas, aprovecharíamos que Pastora tenía que subir varios días por trabajo.

Esa noche volví a estar castigada. Ninguna queja, totalmente merecido. Pero al menos sí que me dejó dormir en la misma cama que ella. Lo que hizo que a la mañana siguiente se le olvidara por completo el castigo y me despertara de la mejor manera posible. Todo con Mónica era de locos, pero bendita locura la nuestra.

Finalmente llegó el momento de despedirnos, después de esos cuatro fabulosos días en Tarifa. Ella se iba a Madrid y yo a Sevilla, así que fuimos juntas hasta la estación de Cádiz.

- Te voy a echar de menos estos días. No me gusta nada tener que volver a despertarme sin ti a mi lado - le dije antes de salir del coche.

- Eres tan graciosa cuando te pones tan cursi - me dijo ella sonriendo de forma pícara.

- ¡Oye! estaba siendo romántica, no cursi - le dije mientras ponía la mano en mi pecho en señal de ofensa.

Ella rió, me abrazó por los hombros y se acercó a mis labios - y cuando te pones gruñona estás preciosa - y me besó, un beso muy dulce y tierno.

Nos quedamos mirando unos segundos sonriendo - Va, dejemos ya el coche o perderemos los trenes - le dije antes de darle un último beso y salir del coche que teníamos alquilado.

Salimos del parking y nos dirigimos hacia los andenes de la estación. Su tren salía antes que el mío y tenía que subir ya. Afortunadamente la estación estaba casi vacía, así que pudimos despedirnos con un fuerte abrazo.

- ¿Subes entonces el lunes a Madrid? -

- Voy directa a tu casa - le dije con mi mejor sonrisa

- Pues allí te espero - me devolvió la sonrisa y me gané un beso en la mejilla - Rompe el escenario sevillano mañana y luego me cuentas, ¿vale? -

Yo me la quedé mirando con una sonrisa boba en la cara y vi cómo se alejaba para subir al tren.

- ¡Mónica! - ella se giró - no utilices las horas de viaje para idear tu venganza, que te conozco -

- Uy, por lo visto aún no me conoces del todo... la venganza ya está más que ideada - me guiñó un ojo y desapareció.

Vale, eso me dio miedo. Pero no pude evitar soltar una carcajada.

Narra Mónica

Llegué a Madrid por la tarde, justo para ir a la reunión de preparación de los contenidos que ofreceríamos al día siguiente en las noticias.

Esa noche había quedado para cenar con mi editora, teníamos que preparar los últimos detalles para el evento de lanzamiento de mi nuevo libro, que sería el próximo martes en Madrid. El premio Azorín había ayudado mucho y antes incluso de que se pusiera a la venta, ya había miles de pre reservas. Pero quería que el martes saliera todo perfecto. Me moría de ganas de que el libro viera la luz pero a la vez cada día tenía más nervios.

La cena se alargó pero Magda, mi editora, me dio varias alegrías: todos los invitados habían confirmado y ya no quedaba ni una sola plaza para acudir como público.

Llegué muy tarde a casa pero no quería irme a dormir sin antes hablar un ratito con Vanesa, que seguro que estaría muy nerviosa por el concierto de mañana. Sevilla para ella era muy especial, y por lo tanto, los nervios se incrementaban.

Menuda historia la nuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora