¡Hola! ¿Qué tal va el encierro? en mi casa lo llevamos bien, por ahora no hay divorcio :) Pensé que tendría más tiempo para escribir, pero el trabajo está siendo una locura, por eso ayer no pude escribir. Intentaré seguir escribiendo a diario, pero si algún día no puedo no me odiéis :(
Dicho esto, gracias de nuevo por las cosas tan bonitas que me decís. Esto de escribir ha resultado ser muy divertido, así que ¡sigamos!
Ah, todo mi agradecimiento al personal sanitario, nuestros héroes: médicos, enfermeros, auxiliares, celadores, limpiadores, conductores de ambulancia... ¡todos!
Narra Vanesa
Vale, Mónica era una excelente cocinera. Nos preparó en un momento una carne en salsa deliciosa. ¿Esta mujer hacía algo mal?
- Está exquisito, Mónica. Me tienes alucinada -
- Ya te dije que estos días ibas a descubrir varios de mis múltiples talentos - me dijo guiñándome un ojo y yo sonreí como una tonta.
- ¡Eh! ¡Tortolitos! estoy aquí delante, y no me interesa, ¡para nada!, saber los talentos amatorios de mi hermana pequeña - dijo mi hermano tapándose los oídos con ambas manos. Lo que hizo que Mónica y yo nos partiéramos de risa.
- Tu mente está muy sucia, hermanito. Siempre pensando en lo mismo. No estábamos hablando de nada sexual - le contestó Mónica sin a penas poder contener la risa.
- ¡Por si acaso! -
Y él tampoco pudo más y se unió a nuestras risas.
Así pasamos la comida, a puras risas. Jesús nos contó la última jugada que le había hecho su mujer, una verdadera bruja, pero conseguimos distraerle y poco a poco se le fue pasando el enfado. Para tomar el café salimos a la terraza, un espacio precioso donde su perro Camarón era muy feliz corriendo y saltando. La verdad es que Mónica tenía una casa preciosa y un gusto fantástico para la decoración, otro de sus múltiples talentos.
A media tarde el hermano de Mónica se despidió de nosotras, tenía que ir al colegio a buscar a sus hijos, dejándonos solas de nuevo.
Fue cerrar la puerta y lanzarme de nuevo hacia Mónica. Repetí la misma estrategia que la noche anterior, atrapándola contra la misma pared, al lado de la puerta principal. Yo la besaba y la abrazaba por la cintura, pegándola a mí, y ella atrapaba mi cuello con sus brazos, profundizando más y más el beso. Ya estaba desabrochándole los primeros botones de su camisa cuando el ruido del teléfono de Mónica nos hizo parar.
- Siempre nos interrumpen, odio a todo el mundo - le dije mientras apoyaba mi cabeza en su hombro, muy frustrada.
- Va, suéltame para que pueda coger el teléfono -me dijo mientras yo subía mi cabeza para quedarme a centímetros de la suya, sin soltarla en ningún momento.
- Nop - la volví a besar. Un beso rápido.
- Vaneeeee - me dije dulcemente mientras con sus manos separaba mis brazos y se escapaba de mi agarre. ¡Maldita!
- ¡Odio a quién te esté llamando! - le grité mientras ella iba corriendo hacia la mesa del salón para responder al teléfono.
Narra Mónica
- ¡Hola Patri, amiga mía! - mi amiga Patri al teléfono, se avecina bronca.
- ¿Amiga mía? tú no tienes vergüenza. ¿Por qué no coges las llamadas y tardas tanto en contestar? - sí, definitivamente estaba enfadada.
- Perdóname, he estado muy ocupada -
- Solo te perdono si ha sido porque no has parado de tener sexo salvaje con la malagueña.-
-....
- ¿Moni? ¿NO HAS PARADO DE TENER SEXO SALVAJECON LA MALAGUEÑA? -
- ¡Patri! ¡No grites! - no pude evitar sonrojarme y ví como Vane me miraba desde el sofá muy divertida, espero que no pudiera escuchar a Patri a esa distancia.
- Ah, que está ella ahí todavía. Ay amiga, no sabes lo orgullosa que estoy de ti. ¿Cuándo me la presentas? di, ¿cuándo, cuándo? - Patri era aún más fan de Vane que mi madre, estaba completamente rodeada - ¡ya lo sé! tráela esta noche a la cena de chicas de los miércoles. -
- Claro, hoy es miércoles, y tenemos la cena de los miércoles, claro.
- ¿Te habías olvidado? pues sí que te ha dado fuerte, hija - me recriminó mi amiga.
- No, claro que no me había olvidado. - Me había olvidado completamente.
- ¿Entonces os venís? -
- Mmmm, sí, espera que le pregunto a Vanesa. -
Tapé el móvil con la mano mientras me dirigí al sofá donde Vane me había estado observando sonriendo desde que comencé a hablar con Patri.
- Vane, es mi amiga Patri. Esta noche tenemos la cena de chicas de los miércoles, y me había olvidado completamente - le dije esto último casi susurrando y poniéndole caras divertidas. - me pregunta Patri si te apetece unirte. No tienes ninguna obligación, por descontado, y si quieres me invento una excusa y nos quedamos aquí, lo que tú prefieras - lo dije muy rápido y nerviosa, no quería que se sintiera en la obligación de acompañarme a una cena con mis amigas.
- Una excusa... mmm... ¿valdría si les decimos que no podemos porque NO PODEMOS PARAR DE TENER SEXO SALVAJE? -
- ¡¡Vane!! - dios mío, no podía estar más avergonzada. Por ambas partes: que Vane escuchara a Patri antes y que ahora Patri escuchara a Vane, porque con ese grito evidentemente que la había escuchado. - Sois tal para cuál, las dos - miré a Vane con gesto enfadado mientras ella se partía de la risa.
- Claro, vayamos a tu cena de chicas, ¿por qué no? -
- ¿Sí? de verdad que no tenemos que ir - no quería presionarla.
Entonces Vane hizo algo que no me esperaba. Me quitó el móvil de la mano y se puso a hablar con Patri.
- ¿Patri? ¿eres Patri verdad? - escuché gritos al otro lado del teléfono. Definitivamente, Patri estaba loca - Yo también estoy encantada de escucharte, Mónica me ha hablado mucho de ti ... Claro que iremos esta noche... no, no se había olvidado, de hecho me lo comentó esta misma mañana - Vane me guiñó un ojo y yo le lancé un beso - allí estaremos, claro... un abrazo. -
Y colgó. Se giró abriendo mucho los ojos y me dedicó una enorme sonrisa.
- Voy a conocer a tus amigas, y Patri me ha prometido contarme historias tuyas embarazosas - me dijo mientras se acercaba a mí.
- Y eso te encanta, claro. - le dije fingiendo seriedad. En realidad me apetecía mucho que las chicas conocieran a Vanesa. También me daba un poco de miedo, sabiendo lo histéricas que se ponían cuando les entraba el fenómeno fan, pero eso no lo iba a pensar por ahora.
- Claro. - me dijo justo antes de besarme.
Y así estuvimos un buen rato, besándonos en medio del salón, abrazadas y sin parar de sonreír. Sus besos eran muy adictivos.
- Oye, me tendrás que dejar algo de ropa, no traje nada anoche. -
- Lo que tú quieras - le dije mientras volvía a besarla. En ese momento le hubiera dicho que sí a cualquier cosa.
- ¿Lo que yo quiera? mmmm Pues lo que quiero ahora es ducharme contigo. - me dijo con esa mirada pícara que la caracterizaba.
- Lo que tú quieras - repetí, cogiéndole de la mano y llevándola rápida hacia el baño de mi habitación. Eran más de las 6 y solo teníamos tres horas para estar listas antes de la cena. No había tiempo que perder.
- Me tienes loca, Carrillo. - eso fue lo último que dijo antes de entrar al baño. En unos instantes desaparecieron todas nuestras palabras, al igual que nuestra ropa.
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Menuda historia la nuestra
Fiksi PenggemarLa historia de Vanesa y Mónica... bueno, MI historia Vanica