Kevin

5.2K 161 64
                                    

Narra Mónica

Le dije a Vanesa que no pararíamos hasta el amanecer... y casi cumplo con la amenaza. Pero después de cuatro rondas y muchas, muchas risas, caímos rendidas. Esta vez fue Vanesa la que se quedó dormida sobre mi pecho, y yo la que estuve un buen rato acariciándole el pelo sin poder dormir. Había sido un día cargado de emociones y ahora no era capaz de conciliar el sueño.

Cogí el teléfono móvil de la mesita de noche y me sumergí en las redes. Vi como la foto que había publicado hacía unas horas tenía miles de likes, muchísimos más de lo habitual, y centenares de comentarios. No era de extrañar, era la primera vez que una de las dos publicábamos una foto donde aparecía la otra. En verdad se podía interpretar simplemente como una foto de una cena de amigas, pero obviamente ése no fue el caso. La mayor parte de los comentarios se centraban en el hecho de que Vanesa se encontraba a mi lado, dándoles pie a confirmar nuestra relación.

No me importaba, ya estaba decidido y no nos íbamos a esconder. Además la inmensa mayoría de los comentarios eran positivos. Podría decirse que "Vanica" había sido bendecido... pero no podía evitar reír al pensar que habían puesto nombre a nuestra relación, era todo tan surrealista... pero bonito a la vez. Por supuesto no me libraba de algún comentario no tan positivo, las Deltas y sus secuaces no perdían ocasión de mostrar su desprecio hacía mí. Pero ya tenía asumido que ese era el peaje a pagar por tener a mi lado a Vanesa. Y si eso era todo, lo pagaría encantada. Además últimamente Vane estaba desatada y no les perdonaba ni una. Mañana volvería a hacer de las suyas cuando lo viera, estoy segura. Yo volvería a fingir indignación, ella se moriría de la risa... y secretamente y sin que se ella se enterara yo volvería a sentir esa felicidad absurda y culpable por ver cómo tu chica sale en tu defensa... Sí, a mí a veces también me afectaban las novelas románticas.

Y hablando de Vanesa... aún no había leído el comentario que me había dejado en la foto:

vanesamartin_ ¡Feliz cumpleaños, Carrillo! Que tus vueltas al sol se llenen de luces siempre. Sigue sumando en tu lista vital aventuras, risas, desvelos, pellizcos y noches de pasión sin fin... y hablando de listas... todo lo que sumes, a cumplirlo. Tú ya me entiendes...

Qué poca vergünza tenía. Y cómo le gustaban los dobles sentidos. Eso sí, a juego de palabras a mí no me ganaba nadie. Tuve que contestar:

monica_carrillo__ ¡Gracias, Martín! Después de este fantástico día y esta fantástica noche, miro la lista y me sale a devolver. ¿Cómo lo resolvemos?

Me reí durante un buen rato y volví a dejar el teléfono móvil en la mesita de noche. Miré a Vanesa, que seguía durmiendo profundamente, y pensé en cómo había cambiado mi vida desde aquella noche en la que decidí dejarle un mensaje privado en twitter. En realidad solo habían pasado varios meses, pero mi vida ahora era otra. Por primera vez en mucho tiempo pensaba más allá del aquí y el ahora. Ahora también pensaba en el futuro, un futuro a su lado.

- Sé que es difícil dejar de mirarme, Carrillo, pero deberías dormir algo. La gente mayor necesita un mínimo de horas de sueño para poder funcionar -

- Es fascinante cómo un ego tan grande puede caber en un cuerpo tan bajito -

Vanesa se rió pero seguía sin abrir los ojos.

- Va, señora mayor, abrázame y duerme -

No dije nada más. Me estiré a su lado y la abracé por detrás, apoyando mi cabeza sobre su hombro. Ella me cogió la mano con la que rodeaba su cintura y la apretó sobre su pecho. Y así, sin decir una palabra más, nos quedamos completamente dormidas.

Narra Vanesa

No eran ni las nueve de la mañana, pero Ana y Kevin ya estaban esperándonos en la puerta para irnos a Mérida. Kevin era el hombre de seguridad que había contratado Ana para mí, y evidentemente su nombre no era ese. Pero a mí me parecía muy gracioso llamarlo así... ya sabéis, por la peli del Guardaespaldas. A él no le importaba y yo cada vez que lo llamaba me moría de la risa. Solo por eso, toda esta historia de la seguridad personal ya había valido la pena.

Menuda historia la nuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora