Fin del viaje

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Narra Mónica

- Solo lleváis separadas diez días, Mónica, no me seas tan dramas - dijo Bea muy divertida.

Patri y Bea habían venido hoy a cenar a casa con el objetivo de entretenerme, y ahora estábamos sentadas en los sofás del salón bebiendo y hablando de Vanesa.

- No estoy montando ningún drama, simplemente digo que la echo mucho de menos -

- Eso es bonito, Bea, no seas tan fría - dijo Patri y yo le sonreí.

- Moñas, Patri, eso es muy moñas. No les va a pasar nada a ninguna por estar un par de semanas sin verse. Mírame a mí -

- Ay hija, qué poco romántica has sido siempre, Bea. Ni que tú no te estuvieras muriendo de ganas por ver a Ana -

- Pues claro que tengo ganas de verla, pero me aguanto... como una persona adulta - dijo sacándome la lengua.

- No seas muy dura con ella, Bea. Demasiado bien la veo para la cuarentena sexual a la que se están sometiendo -

- Te diría que no, pero... Dios, sí, necesito echar un polvo pronto -

- ¡Madre mía, que me la han cambiado! Mónica diciendo que necesita "echar un polvo". No "hacer el amor", no, ¡"echar un polvo"! - dijo Bea fingiendo estar escandalizada y provocando que Patri se muriera de la risa.

- ¿Por qué todas pensáis que soy tan recatada? -

- ¡Porque eres muy recatada! - respondieron a la vez.

- Pues que sepáis que estos días Vane y yo hemos probado lo del sexo virtual... - dije mirando al suelo.

- ¡Pero bueno! estás irreconocible, Mónica... echar un polvo, sexo virtual... - dijo Bea.

- Espera, espera... ¿Mónica? - dijo Patri aguantándose la risa - ¿Cómo resultó? -

Levanté la vista y vi que estaban las dos expectantes, deseando escuchar mi respuesta.

- Un auténtico desastre - dije tapándome la cara con mis dos manos y provocando la carcajada de ambas.

- ¿Pero por qué os cuesta tanto? - Bea me miraba incrédula.

- Porque hablamos demasiado, por eso. Y nos entra la risa. Y se nos corta el rollo... en el último intento Vane acabó cantándome con la guitarra, no os digo más -

Ahora sí que se estaban muriendo de la risa.

- Es que no podéis ser más monas. Con razón estás tan romántica - dijo Patri acariciándome el brazo.

- Y más salida que el pico de una mesa, también - concluyó Bea.

- Bueno, ya está bien de hablar de mi vida sexual - dije seria - o la falta absoluta de ella - dije esta vez mirando al suelo y volviendo a provocar la risa de ambas.

- Sea como sea, me alegro mucho de verte así, amiga. Esta mujer te hace mucho bien, jamás te había visto tan feliz - ahora fue Bea la que me acarició el brazo.

Yo me la quedé mirando un rato, pensando y con una leve sonrisa en la boca.

- Es que nunca había estado tan feliz, chicas. Incluso me estoy planteando cosas -

- ¿Cosas como qué? - preguntó Patri.

- Cosas como el matrimonio -

- ¡¿Cómo?! - gritaron las dos a la vez.

- ¡Shhhh! que tengo vecinos -

- A la mierda los vecinos, ¿matrimonio? - dijo Bea levantándose del sofá.

Menuda historia la nuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora