Narra Vanesa
Pasamos todo la mañana paseando como dos turistas más en la capital japonesa y me estaba pareciendo una ciudad alucinante. Jamás pensé que me gustaría tanto.
A mediodía paramos a comer en uno de los restaurantes que tenía Mónica apuntados como imprescindibles. Y yo lo agradecí enormemente, estaba agotada. Por lo general, estaba llevando muy bien el embarazo, pero cada vez me pesaba más la barriga y se me hinchaban más los pies al andar.
- ¿Quieres que vayamos al hotel y descansamos? - me preguntó Mónica preocupada al entrar al restaurante.
- No, no te preocupes, estoy bien. Solo necesito sentarme un rato y volveré a estar lista para seguir turisteando -
- Eres muy cabezota, Vane. Tienes que avisarme cuando estés cansada, no quiero que hagas ningún sobre esfuerzo -
- Sí, mamá - dije divertida.
- No te rías de mí, gamberra. Tengo que cuidarte... llevas a mi futuro hijo dentro y me obliga la ley -
- Qué vida más triste la mía... aún no ha nacido Lucas y ya es tu favorito - refunfuñé.
- Tuve claro desde el primer día que en cuanto os tenga a los dos juntos en casa tendré que lidiar con tus celos, al fin y al cabo tienes unos siete años mentales.... pero no pensaba que me tocaría hacerlo ANTES de que naciera -
- ¡Eh! - me quejé sin poder aguantar la risa.
- Va, vamos dentro - dijo finalmente y cogiendo mi mano para entrar.
Una chica muy amable nos acompañó hasta dos asientos libres que había en la larga barra. No llevábamos ni un día en Japón, pero ya me estaba dando cuenta de que el nivel medio de inglés de los japoneses era bastante peor que el mío... y eso ya es decir. Pero a la vez eran tan extremadamente educados y amables que lo compensaban.
Nos sentamos y no pude evitar suspirar, realmente necesitaba sentarme.
- Vanesa, en serio, ¿estás mal? - me preguntó ahora sí preocupada de verdad.
- No, no estoy mal - dije sonriendo y cogiéndole la mano para tranquilizarla - pero la verdad es que me duelen mucho los pies y estoy agotada -
- ¿Pero cariño? ¿Por qué no me lo has dicho antes?-
- Estoy bien, de verdad, solo necesitaba un parón - volví a sonreír y le di un rápido beso.
- Comemos y nos vamos al hotel, así descansas -
- Pero tienes un montonazo de guioncitos en esa lista que nos faltan por visitar hoy - dije divertida.
- Comemos y nos vamos al hotel. Punto -
- ¿Pero...? -
- Te daré un masaje en los pies -
- ¡Hecho! - grité y Mónica me dio un pellizco en el brazo.
- ¡Shh! ¿Qué te he dicho de no montar escándalos? - me riñó divertida.
- Sí, mamá - dije bajando la cabeza y aguantándome la risa - pero no tiene demasiado sentido que me obligues a descansar y a la vez me maltrates físicamente -
- No sabes las ganas que tengo de poder volver a pellizcarte en la barriga - dijo negando con la cabeza y haciendo que las dos riéramos.
- Bueno, va, ¿qué tenemos que comer aquí? - pregunté observando la carta detenidamente - menos mal que hay dibujitos, si no a ver quién es el guapo que pide algo-
- Ramen. Estás a punto de comer el mejor ramen de tu vida - dijo Mónica sonriendo.
- Pues yo quiero éste - le dije señalando uno de los dibujitos.
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Menuda historia la nuestra
FanfictionLa historia de Vanesa y Mónica... bueno, MI historia Vanica