Reposo absoluto

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Narra Mónica

Me desperté en una habitación de hospital y al instante recordé todo lo que había pasado: la lluvia, el suelo mojado y mi caída.

- Vane - dije aún un poco confundida.

- Ey, cariño. Estás despierta -

Vanesa vino hacia mi cama rapidísima y me dio un suave beso en los labios.

- ¿Qué ha pasado? -

- Que eres muy patosa, eso ha pasado - me dijo con una pequeña sonrisa.

- Recuerdo que el suelo estaba muy mojado y que me caí de espaldas... ¿ha sido grave? - pregunté un poco preocupada.

- No, nada grave. Un pequeño esguince de tobillo y algún que otro moratón en el cuerpo por la caída... pero no te preocupes, te he visto mientras te cambiaban y sigues estando buenísima -

- Qué tonta eres - dije negando con la cabeza y ganándome otro beso.

- Ahora llamo al médico y le digo que estás despierta. ¿Te puedo dejar sola unos segundos? -

Afirmé con la cabeza y Vanesa volvió a acercarse a mí.

- Me has dado un susto horrible. No lo vuelvas a hacer, ¿vale? nunca más -

Por primera vez desde que me desperté en esa habitación noté la preocupación en los ojos de Vanesa. Parece que sí que le había dado un buen susto.

- Te lo prometo - susurré.

Ella me miró durante un rato, me regaló una enorme sonrisa y se acercó de nuevo para darme un beso.

- Te quiero - susurró sobre mis labios una vez finalizó el beso.

Yo sonreí pero antes de que pudiera decir nada más, Vanesa ya se había ido de la habitación en busca del doctor.

No pasaron ni cinco minutos cuando se volvió a abrir la puerta y apareció Vanesa acompañada de un hombre que rondaría los cuarenta, muy atractivo y con bata blanca.

- Hola Mónica, veo que ya te has despertado - me dijo mostrándome una espectacular sonrisa - soy el Doctor Cobos y te he estado vigilando desde que llegaste hace unas horas -

- Hola doctor, encantada - dije un poco sonrojada. Ese hombre era realmente guapo y yo ahora mismo había vuelto a la adolescencia.

Vanesa, por supuesto, se dio cuenta al momento y me miró achicando los ojos intentando aguantar la risa.

- Supongo que ya te lo habrá dicho tu amiga, pero solo tienes un esguince y... -

- Novia - se apresuró a aclarar Vanesa muy seria - ni amiga ni compañera, novia. Y futura mujer en tres días -

- Disculpadme, no quería ofenderos. Di por hecho que erais amigas... -

- Pues muy mal por tu parte, doctor. ¿A que si fuéramos un chico y una chica no darías por supuesto que somos amigos? - insistió Vanesa.

- Vane - advertí divertida.

- Tienes razón, Vanesa. Y os pido disculpas de nuevo-

- Disculpas aceptadas - le sonrió ahora al doctor - Tienes que entenderme, ¿tú has visto lo guapa que es? - dijo ahora señalándome - o marco territorio o estoy perdida -

Ambos se miraron y se pusieron a reír.

- Entonces, ¿me puedo ir ya? - pregunté esperanzada e intentando cambiar de tema.

- No, tendrás que pasar la noche aquí. Te diste un buen golpe y has estado un par de horas aturdida, prefiero tenerte en observación 24 horas -

- ¿Pero? - esto no me lo esperaba.

Menuda historia la nuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora