Sant Jordi - Capítulo Especial

4.6K 160 51
                                    

¡Hola!

Hoy es un día muy especial para todos los catalanes, como yo. Hoy es Sant Jordi. Y por eso quiero permitirme una licencia. Así que con vuestro permiso, voy a salirme por un día de la historia y escribir algo especial. Hoy 23 de abril nuestras chicas amanecerán en Barcelona, ya que yo no puedo, al menos que lo hagan ellas. Mañana volverán a Buenos Aires, no os preocupéis, y volverán a la línea temporal. Pero hoy... hoy es un día especial.

Espero que no os moleste esta pequeña interrupción en la historia.

Disfrutad del día. Palabra y amor. Libros y rosas... espero que tengáis de todo. :)

Narra Mónica

- Despierta, Vane, va - llevaba ya unos minutos susurrándole al oído mientras le daba pequeños besos en el hombro, pero no había manera, no se despertaba.

Hoy era jueves 23 de abril y amanecíamos en una preciosa habitación de hotel en el barrio gótico de Barcelona. A mediodía las dos íbamos a firmar libros a la caseta que Planeta tenía en Las Ramblas. Nuestro primer Sant Jordi juntas.

- Mmm, cinco minutos más - dijo Vanesa sin abrir los ojos - esta noche casi no me has dejado dormir, has acabado con todas mis energias, Carrillo. Yo este ritmo no lo aguanto mucho tiempo más, ya te lo digo ahora - dijo divertida pero aún con los ojos cerrados.

- Poco te quejabas anoche, Martín -

Vanesa se giró, quedando así cara a cara. Y por fin abrió los ojos.

Durante unos segundos solo nos miramos y sonreímos.

- Mónica -

- Dime -

- Anoche prometiste contarme un cuento -

Sonreí. Era cierto, ayer prometí contarle la leyenda de Sant Jordi.

- Pues verás. Cuenta la leyenda que hace muchos, muchos años, un dragón aterrorizaba la villa de Montblanc. La bestia se había instalado en las afueras del poblado y cada vez se acercaba más y más a las murallas. Los vecinos estaban muy preocupados y tuvieron que idear una forma de mantenerlo apartado. En un primer momento le empezaron a dar ovejas para que las comiera. Cuando éstas se acabaron, siguieron con las vacas. Y así hasta acabar con todos los animales del pueblo... y con los nervios de la activista María Vanesa de Castilla, que pasaba todas las tardes bajo el castillo del rey, manifestándose desnuda por los derechos de los animales -

- ¿María Vanesa de Castilla? - preguntó Vane riendo.

- La misma, María Vanesa de Castilla. Chica de la nobleza muy rebelde que volvía loco a su padre, el conde de Málaga, por su incesante activismo pro-animales y su muy cuestionado hábito de acercarse por las noches al castillo real, guitarra en mano, y cantarle serenatas a la hija del rey, la princesa Mónica Catalina de Elche -

Vanesa se moría de la risa y yo mantenía mi semblante serio.

- Los animales se habían acabado y el dragón seguía al acecho, así que el rey tuvo que tomar una difícil decisión: cada día, mediante sorteo, se sacrificaría a un habitante. Se metieron los nombres de todos en un puchero, también el del rey, y el de su hija la princesa, y cada día una mano inocente decidía quien moriría la mañana siguiente. Una tarde de abril, la escogida fue la princesa. El rey fue a comunicarle la fatal noticia y le propuso usar su privilegio real para perdonarle la vida. Pero la princesa se negó. Le dijo a su padre que si no le permitía vivir su vida libre junto a la activista, esa no era una vida que ella quisiera conservar. El rey lloró pero finalmente aceptó el fatal destino de su hija -

Menuda historia la nuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora