Año sabático

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¡Hola a todos!

Esto se acaba :( El siguiente será el último capítulo de esta historia que me ha dado tantas alegrías. Yo seguiría, pero hay que saber parar las cosas a tiempo. Así que voy a intentar darle un final como se merece. Y luego,... luego ya veremos si hacemos una segunda parte, ¿no? Las historias de Lucas creo que merecen ser contadas :D

Pues eso, ¡entramos en la recta final! Como siempre, muchísimas gracias por los comentarios tan bonitos que me dejáis y las estrellitas, especialmente los dedicados al capítulo anterior de Lucas, me habéis emocionado.

Y nada más, como diría Germán: ¡vamos a ello!


Narra Vanesa

- Madre mía qué guapísimo es, creo que me lo voy a llevar a Málaga conmigo -

Ya habían llegado nuestros padres y ahora mismo estaban todos en la habitación. En estos momentos mi madre tenía en sus brazos a Lucas, que seguía dormido, y María, la madre de Mónica, esperaba su turno para cogerlo mientras se le escapaban las lágrimas.

- Vane, si quieres seguir descansando los mando ahora mismo a casa - me susurró Mónica mientras se sentaba conmigo en la cama.

El parto me había dejado destrozada, y aunque me hubiera quedado mirando a Lucas horas y horas mientras seguía abrazada a Mónica, a los pocos minutos me quedé completamente dormida. Horas más tarde me despertaron para que le diera el pecho al pequeño, y aunque la primera vez no fue nada fácil, parecía que poco a poco le iba pillando el truco.

- No te preocupes, déjalas que disfruten - dije viendo como ahora le tocaba a la otra abuela coger a Lucas, y como ésta se puso a llorar en cuanto lo tuvo en brazos.

- ¿Os quedaréis muchos días en el hospital? - nos preguntó mi padre.

- Si todo sigue bien mañana ya nos dan el alta y podemos irnos a casa - respondió Mónica sonriendo.

- Pues disfrutad, que aquí tenéis ayuda, ya veréis cuando os quedéis a solas con el bebé - dijo él muerto de la risa.

- ¡Pero papá! ¿Así nos animas? -

- Os preparo, hijas, os preparo -

Y se fue riendo hacia donde estaba su nieto. Mónica y yo nos quedamos mirándonos la una a la otra muy asustadas, mi padre tenía toda la razón.

A mediodía se fueron todos, para que descansáramos. Así que volvíamos a estar solos los tres.

- Creo que no funciona -

- Sí que funciona, Vane, ten paciencia. A ver, hay que poner a Lucas como nos ha enseñado la enfermera -

De nuevo estaba dándole el pecho a Lucas, pero no teníamos muy claro si lo estábamos haciendo bien o no.

- Llama a la enfermera, Mónica, te juro que no funciona -

- No hace falta llamar a nadie, Vane, lo estamos haciendo bien -

- Pero si se ha quedado dormido -

- Pero parece que sigue chupando... y ha dejado de llorar. Vane, si no llora es que ya no tiene hambre -

- Eso es porque no le ha gustado la comida y ha preferido dormir. ¡No le gusta mi teta, Mónica! - dije muy dramática.

- ¿Pero cómo no le va a gustar tu teta? claro que le gusta - respondió riendo - si no le gustara lloraría, eso es lo que hacen los bebés -

- ¿Y eso tú cómo lo sabes? -

- Porque lo he leído... y esas cosas se saben -

Miré hacia abajo y comprobé como Lucas se había quedado completamente dormido sobre mi pecho.

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