Narra Vanesa
Nos levantamos el jueves, el día de mi cumpleaños, y mi teléfono echaba humo. La diferencia horaria era considerable, así que a media mañana en Las Vegas ya era la tarde española. Tenía el teléfono totalmente saturado: millones de llamadas perdidas, mensajes de WhatsApp, Telegram, twitter, Instagram,... una locura.
- ¿Y si digo que he perdido el teléfono? - le dije a Mónica muerta de la risa - Es materialmente imposible que pueda contestar todos estos mensajes antes de cumplir los 41 -
- Si no quieres que nos maten dos veces, haz el favor de llamar al menos a nuestras madres -
- Tengo miedo. Mi madre me lo va a notar -
- ¿Qué te va a notar? -
- Pues eso, que me he casado -
Mónica me miró divertida.
- ¿Y cómo se supone que te lo va a notar? ¿por el tono de voz marital? -
- Ni idea, pero lo hará. No sé qué clase de superpoder tiene mi madre pero adivina todas mis travesuras y maldades... a veces incluso antes de que las cometa - dije entre risas.
- Pues invéntate algo para que no te lo descubra aún. Estas cosas mejor afrontarlas cara a cara -
- Tienes toda la razón... al menos mañana la pillaremos desprevenida. Como se entere hoy tendrá un día entero para preparar el ataque -
Estábamos ya en el taxi rumbo al aeropuerto. Por la tarde cogeríamos el avión que nos llevaría a Madrid, donde aterrizaríamos a mediodía. Mi gran fiesta de cumpleaños era por la noche, así que si no había mucho retraso tendríamos tiempo incluso de descansar.
Llevábamos más de un mes preparando la fiesta. Decidimos hacerla el día siguiente a mi cumpleaños para que fuera en viernes y así podrían subir a Madrid mis padres, hermanos y algunos amigos malagueños sin tener que pedir vacaciones en el trabajo. También iban a venir a la fiesta los padres de Mónica desde Elche, pero en su caso ya llevaban un par de días en Madrid, se habían quedado en casa de Jesús para poder estar con sus nietos.
- ¡Hola Mamá! -
- ¡Ay Vanesa! Que no cogías el teléfono y pensé que te había pasado algo... ¡muchas felicidades hija mía! Qué alegría poder hablar por fin contigo -
- Muchas gracias mamá... es que el lunes en el último momento decidimos Mónica y yo irnos unos días de viaje, para estar solas y tranquilas, ya sabes-
- Ay hija, ya no me avisas de ná. Al final tendré que enterarme por el internet de por dónde andas -
- No te enfades, va, ¡que es mi cumpleaños! -
- 40 años ya... me acuerdo perfectamente del día que naciste, y lo mal que me lo hiciste pasar. ¡Qué parto más malo, condená! casi treinta horas tardaste en nacer y luego cuando por fin saliste, una bola de pelo negro negro - se moría de la risa - yo le decía llorando a tu padre, "ay Paco, que la niña nos ha salido muy fea" -
- ¡Pero mamá! -
- Sí, Vanesa, las cosas como son. Luego te has reformado, pero eras muy fea... y mira, cuarenta años ya... qué barbaridad... oye, ¿y dónde dices que estáis? -
- Estamos ya en el aeropuerto, rumbo a Madrid -
Hubo un silencio de segundos.
- ¿Mamá? -
- María Vanesa. ¿Qué has hecho esta vez? -
- ¿Yo? Nada, mamá, no he hecho nada -
Me quité el teléfono de la oreja y tapé el altavoz con la mano.
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Menuda historia la nuestra
Fiksi PenggemarLa historia de Vanesa y Mónica... bueno, MI historia Vanica