Capitulo 627

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Ca: Vaya marca le has dejado, guarra.

Ríe mi prima. Estamos las tres conversando algo apartadas mientras lo hombres se ocupan de la barbacoa y los niños juegan en el jardín.

- ¡Casilda!

Ruedo los ojos.

Ca: Mucho cambiarle el pañal a Sofía, pero una no se tarda tanto, que aquí todas somos madres.

Ríe.

Ch: Y ninguna virgen.

- Muy graciosas.

Ch: Espero que el orgasmo haya merecido la pena.

Ca: Un orgasmo siempre merece la pena.

La corrige su hermana.

- Si yo os contara.

Alardeo con picardía.

Ca: Que envidia, prima.

- ¿Qué, vosotros no estáis bien?

Indago tímidamente.

Ca: Que va, todo como siempre, pero hace años que no somos el tipo de andar follando por cualquier esquina.

- Ya, no te creas que nosotros...

Ca: Vosotros os devoráis con solo miraros.

Sentencia.

Ca: Y me encanta que por fin hayas encontrado a esa persona que te haga feliz.

Sonrío agradecida.

Ch: ¿Oye, y cuando empiezas a grabar lo de las máscaras?

Ca: A mi no me has contado nada, ¿Qué es eso de las máscaras?

- Mask singer.

Les cuento ilusionada.

- Me han invitado a ser investigadora en un programa que hay que adivinar quien se esconde detrás de una máscara, suena gulipollas, pero es súper divertido.

Ch: Malú vuelve pisando fuerte.

Ríe.

Ca: Ya lo creo. ¿Y quienes son los que están bajo las máscaras?

- No tengo idea.

Ch: Ya, desembucha.

- Que todavía no lo sé ni yo misma.

Aseguro.

- Empezamos a rodar en septiembre.

Ca: Que guay.

- Si, me muero de ganas de currar. Además el disco avanza más rápido que nunca.

Ch: Demasiado tiempo llevabas tranquila, culo inquieto.

Me hace reír. Que bien me conoce.

- Bueno, Casi, ¿y tu que tal?

Ca: No me puedo quejar.

+ Perdón que os interrumpa, chicas, pero os la robo un segundo.

Tira de mi mano para apartarme buscando privacidad.

- ¿Qué, no te aguantas y pretendes echar aquí otro polvo?

Ríe.

+ Ya quisieras.

- No cariño, lo quisieras tu.

+ ¿Para que negarlo?

Ruedo los ojos.

+ Pero no te he apartado por eso.

- ¿Qué pasa?

Pregunto alarmada.

+ No encontraba a Lucia por ningún sitio.

Mis ojos de inmediato se van a los niños que juegan juntos a pocos metros nuestros. No, Lucía no está allí.

- ¡Joder!

+ Que te calmes.

Tira de mi brazo. He querido correr a buscarla y no entiendo su pasividad.

+ Que ya la he encontrado.

Ríe.

+ Pero tienes que verla.

Me guía al interior de la casa. Se mete en la habitación principal empujándome hasta el baño.

La enana cansada del jaleo ha querido evadirse del ruido y no ha encontrado mejor sitio para dormir que la bañera. Vaya imagen.

- Me la como.

Aseguró riendo silenciosa. No quiero despertarla.

Ch: ¿Estáis bien?

Chia pregunta desde la habitación.

+ Cógela, anda.

Le pido a Gaby mientras yo salgo del baño.

- Perfectamente. ¿Nos prestas tu cama?

Su cara es un cuadro y recuerdo la charla de hace pocos minutos. Me parto al verla.

- Para Lucía, prima.

La señaló dormida en los brazos de su padre mientras arrastro las lágrimas que se me escapan de risa.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora