Capitulo 729

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+ ¿En el suelo?

Estoy tan cansado que necesito corroborar que mi cerebro ha procesado correctamente la información que me ha dado Cami.

~ Si, y no se despierta.

Acota asustada. Me levanto hecho un rayo y subo las escaleras de par en par.

+ Malú.

La llamo. Nuestra hija la ha encontrado desmayada. Para cuando yo llego arriba ha recuperado la conciencia, pero sigue tumbada en el suelo, confundida.

+ ¿Qué ha pasado?

- Iba a ir a buscarte.

Busca recuerdos que se presentan vagamente en su cabeza.

- Me maree y quise apoyarme en la puerta, pero no sé si llegué a tiempo... No me acuerdo.

+ ¿Te has golpeado?

- No sé.

Me mira asustada.

+ ¿Te duele algo?

- No.

Toco su frente comprobando que la fiebre ha bajado un poco, aunque no tanto como esperaba.

+ ¿Puedes incorporarte?

Voy a examinarla.

+ Yo te ayudo.

Le tiendo mi mano. Sé que le faltan fuerzas, pero lo primero es verla capaz de mantenerse en pie.

- A ver.

Se esfuerza por conseguir el objetivo, y la calma vuelve a llegar cuando compruebo que todo está bien.

+ Igualmente creo que deberías de hacerte una analítica, no te haces una desde el embarazo.

Le recuerdo.

- Vale.

Acepta cansada.

+ Ahora vamos a tumbarte.

Lo ojitos se le cierran y por más que lucha por no dormirse, acaba por caer rendida. Ahora mismo solo necesita descansar y que le baje la fiebre.

Narra Malú

Me despierto molesta por la luz que se cuela a través de la persiana. Los rayos de sol anuncian una mañana bien entrada y tras remolonear un par de minutos me levanto.

P: Se ha despertado la bella durmiente.

Me saluda mi madre. Gaby la habrá llamado para que venga a echar una mano.

P: ¿Cómo te encuentras?

- Mejor, mucho mejor.

Prometo.

- ¿Cómo está mi niña?

Me acerco a mirarla y me quedo embobada. Transmite tanta ternura cuando duerme, y mi madre tiene mano de Santa con la pequeña. Siempre consigue hacerla caer.

P: Todavía tiene fiebre.

Me cuenta.

P: Yo creo que le duelen los oídos. No ha querido que la cante y se lleva todo el rato las manitas a las orejas, pobrecita mía.

- Voy a llevarla al pediatra.

Tomo asiento cerca suyo en el sofá en un cómodo silencio sin quitar los ojos de la nena.

P: Por cierto, creo que me he olvidado aquí un pañuelo que me regaló tú tía Reyes, ¿tú no lo habrás visto?

- Que va.

P: Lo tenía cuando comimos todos en el jardín, no lo veo desde entonces.

- Joder mamá, nos están robando cosas en casa...

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora