Capitulo 708

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Narra Gaby

Nuestra luna de miel ha sido estupenda, pero al igual que lo demás, llega a su fin.

- ¿Lo has guardado todo?

Pregunta luchando por cerrar su maleta.

+ Sí. Quita que te ayudo.

- Gracias.

Acepta apartándose sin pegas. La cremallera se le resiste.

- ¿Qué hora es?

+ Casi las once.

Sonríe pícara.

- Nos da tiempo a echar un último polvo antes de irnos.

Se desprende de su ropa sin tapujos.

+ Estas loca.

Suelto una carcajada.

+ Pero no seré yo quien se niegue.

Imito su acción dejando caer mis pantalones junto a los suyos. Ella misma se encarga de hacer desaparecer mi camiseta.

- Es un milagro que no tengamos agujetas, que manera de follar.

Ríe recordando nuestros días aquí.

+ Eso es lo que tú querías.

Le recuerdo chinchandola.

- Sí, únicamente yo.

+ Mira que buen hombre tienes como marido.

Alardeo divertido.

+ No me he quejado ni una sola vez de hacerte el favor.

- Tu lo que eres es un cachondo y creído.

Asegura torturándome con sus manos por debajo de mi cintura.

- Te mereces que te deje con el calentón.

+ Ni se te ocurra.

Atrapo su mano cuando sus intenciones se plasman en abandonarme sin más.

- Me lo he pensado mejor, y ya no me apetece hacerlo.

Comenta inocente. Sabe perfectamente que si así fuera jamas la forzaría, pero lo que hace ahora mismo es ser una capulla, capaz de quedarse ella a dos velas únicamente por verme sufrir.

+ Te voy a follar tanto que oirán tus gritos en Madrid.

Prometo, y puedo ver como un escalofrío la recorre de pies a cabeza.

+ Mírame a los ojos y júrame que no quieres que te toque un pelo.

Propongo.

+ Sabes bien que voy a respetarte.

Obedece siendo incapaz de sostenerme la mirada. Sus ojos viajan a mi miembro erecto y listo para hacerla mía.

+ Tengo los ojos en la cara.

La pico, acercándome a quemarropa.

+ Pero la manera en que tiemblan tus piernas me indican que lejos estás de querer que no te toque.

Acaricio su intimidad.

+ Estas empapada.

Valoro jugando con mis dedos sin adentrarlos en su cuerpo.

+ Todavía estás a tiempo de coger tu ropa y acabar con esto.

Sigo provocándola. Abre sus piernas intentando que mis dedos la penetren, pero me apetece vengarme de ella un poquito más.

+ ¿Qué pasa, reina, no te gusta lo que sientes?

- Eres un jodido cabrón.

Se queja apoyando su frente en mi hombro rendida a mis torturas, desesperada por sentir el baile en su interior.

+ Venga, cariño, si no te apetece hacerlo, mejor dejo de...

- Calla y follame ya.

Grita exasperada.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora