Capitulo 660

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- Alba...

Suspiro buscando las palabras adecuadas.

- No puedo pedirte que no quieras a alguien por su carrera.

Acierto a decir.

- Solo te pido que vayas con cuidado.

Le pido.

- Por mi, pero más por ti.

Remarco.

- No quiero que te hagan daño.

A: No venia a hablarte de Alex.

La miro curiosa.

A: Ayer oí a Carmen hablando por teléfono.

Me cuenta.

A: Creo que era su sobrina, la que va a venir a trabajar a casa, pero no estoy segura.

Guardo silencio, invitándola a continuar.

A: Ella no sabe que yo la estaba escuchando. Estaba en la cocina y yo bajé a hacer un poco de ejercicio al salón.

Se justifica por su intromisión.

A: Decía que aquí nadie puede enterarse, que tenía que ser un secreto entre ellas.

- ¿El que no podemos enterarnos?

A: No sé, mamá. No dijo nada más.

- ¿Estas segura?

A: No, sí, que va...

Se lía.

A: Si que estoy segura de lo que escuché.

Explica.

A: Pero no de que la conversación haya sido con...

Su gesto confirma que no recuerda el nombre de la chica.

- Ilenia.

A: Bueno, de eso no estoy segura. Puede ser cualquier persona.

Asegura buscando darme una calma que por supuesto no consigue.

A: Pero algo me hizo creer que se trataba de ella.

- Joder, Alba.

A: Creí que lo mejor era decírtelo.

- Sí, claro que sí... Gracias.

Resoplo. ¿Qué hago yo ahora con este pedazo de información?

A: ¿Qué vas a hacer?

- No sé...

Bufo.

- Hablaré con papá... o directamente con Carmen.

A: No le digas que yo he sido la bocazas.

Ruega.

A: No lo haré.

Prometo.

A: Tengo que irme a la universidad.

Besa mis mejillas para despedirse y apoya su dedo índice en la pequeña naricita de Sofía de manera cariñosa.

A: ¿Puedo coger una de tus cazadoras negras?

- Claro.

A: Es que he quedado con Alex a un café al salir de clase... no será largo porque el curra, pero me apetece ir guapa.

- Siempre lo estás.

No necesita darme explicaciones para cogerme la ropa, lo hace a menudo, pero me gusta que me cuente sus planes.

- Que tengas un buen día.

A: Tu también.

Narra Gaby

Salgo del baño con la toalla liada en la cintura. Malú sigue sentada en nuestra cama con gesto preocupado. Sofía ya no está tomando el pecho, ha encontrado diversión en uno de sus coloridos juguetes que hacen música. Los ojos de Malú están clavados en ella, pero podría asegurar que no la está mirando.

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Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora