Capitulo 636

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Narra Malú

- Anda, no me llores más.

Tiro de su mano para mantenerla cerca de mí. Gaby ha aparcado el coche y no dudo que nuestra hija quiera correr escaleras arriba para refugiarse en su habitación, pero quiero que sepa que también puede encontrar consuelo conmigo, y que si decide llorar sola es porque ella ha elegido hacerlo, no porque no tenga un hombro en el que apoyarse.

A: No quiero que se vayan.

Admite. Despedirnos de Dana, David y los chicos ha sido triste para todos, pero Alba no ha dejado de derramar lágrimas silenciosas en todo el trayecto a casa. Ha sido el ojito derecho de su tía desde que nació y tenerla cerca después de tantos años ha reafirmado su cercanía.

- Ya lo sé, corazón.

+ Voy entrando con las niñas.

Anuncia asertivo dándonos tiempo y privacidad.

A: Han estado bien aquí. Dana superó la depresión y se la veía contenta.

- Pero era provisorio, Alba, y cada persona debe de estar donde siente que pertenece.

Acierto a decir.

- Y para Dana ese sitio es Londres, aunque a nosotros nos duela.

A: Ya.

- Es normal que estes triste.

Valido sus sentimientos.

- Aunque tengo un plan que creo que va a animarte.

A: ¿Cuál?

- Mañana tengo la primera prueba de vestido con Vivi, ¿te apetece acompañarme?

A: ¿En serio? ¿Ya?

- Los días pasan, y la fecha se acerca.

Me invaden unos nervios bonitos. Dentro de cuatro meses Gaby y yo vamos a casarnos, y esta vez como siempre lo he soñado.

...

..

A: Hace mucho no madrugaba con tanta energía.

Me saluda entusiasmada y se prepara un café. Yo estoy acabando el mío.

- Son casi las 10, Alba, mira si tendrás morro.

Me quejo de su generoso concepto de madrugar. Sofía ha decidido empezar el día antes que la alarma que me obliga a salir de la cama para llevar a las chicas al colegio suene.

- Buenos días, Carmen.

C: Buenos días.

- ¿Qué buscas?

Parece estar luchando con el contenido de la nevera.

C: La carne.

- La has dejado hace un rato allí.

Señalo la encimera.

C: Vaya, no me acordaba.

Suspira.

C: Voy a recoger las habitaciones.

Anuncia dejándonos otra vez solas.

A: ¿No te parece que está muy distraída últimamente?

- Puede.

Respondo dubitativa. No creo que sea distracción.

A: ¿Vamos?

- Espera que me preparo una tila, mira que entre mamá y tú, menudo par os habéis juntado.

A: Tu me invitaste.

- Ya, solo falta Verónica y casi que mejor me quedo en casa.

Exagero.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora