Capitulo 614

239 18 3
                                    

Al acabar la llamada Alba me mira buscando aquel abrazo que no tardo en darle. Las dos lloramos en el hombro de la otra, dejando salir todo ese torbellino de sentimientos que cada una albergaba a su manera.

A: No quiero que le pase nada.

Confiesa tras algunos minutos en silencio.

- Yo tampoco, cielo.

Sorbo la nariz.

A: Ni a ti.

Asegura.

A: Ya hemos pasado por demasiadas cosas, mamá.

Me recuerda dolida. Su labio inferior tiembla, dando paso a un puchero que vuelve a invitar al llanto.

- Quisiera poder prometerte que vamos a estar siempre bien, nosotros y vosotras, Alba, y no sabes la impotencia que me da no poder hacerlo.

Me sincero.

- Lo que más quisiera en el mundo es protegeros de todo, cielo, pero soy humana, y también lo sois vosotros. Hay cosas que no están en nuestras manos y solo nos queda asumir que la vida es más frágil de lo que nos gustaría, y seguir viviendo felices, aunque la idea de perderlo todo nos atormente.

A: No sé de donde sacas la fuerza para llevar estos momentos.

Me encojo de hombros.

- Hasta hace solo unos minutos quise morirme.

Soy honesta. Sé que puedo vivir sin Gaby, pero no quiero hacerlo y al creerlo muerto, de verdad quise morir con el.

- Pero papá está bien.

Nuestra hija me hace reflexionar. Ella me ve fuerte, y yo me siento tan frágil. Deseo y necesito fundirme en los brazos del hombre que es dueño de mi corazón, como si ninguna otra persona en el mundo existiera. Ningún otro abrazo reconforta, ninguno sabe a casa.

P: Siento interrumpiros.

La Pepi entra a la habitación con Sofía enrabietada.

P: Es que lleva un rato llorando, Malú, y no has dejado ningún biberón.

Se excusa.

- No pasa nada, mamá.

Sonrío entre lágrimas, cogiendo a la pequeña que busca mi pecho y se calma al encontrarlo. Miro a Alba que se abraza a su abuela, ya calmada y luego devuelvo la mirada a Sofía, encontrando en ella rasgos de su padre que me hacen tan feliz. Todos dicen que se parece a mi, pero yo le veo gestos suyos y sonrío agradecida. Ella siempre va a unirme a Gaby.

El sonido de mi móvil reclama mi atención. Cuando Sofía toma el pecho suelo pasar de todo, pero esta vez es mi chico y no voy a hacerle esperar.

- Amor.

Intuyo una sonrisa del otro lado del teléfono.

+ Hola, bonita.

- Dime que ya estás de camino a casa.

Imploro.

+ No.

Suspira.

+ Parece que son muchos los que están como tú. En el ave no hay boletos hasta mañana sobre la hora de comer.

- ¿Es coña, no?

+ No. Hay un vuelo esta tarde.

- No.

Me rehuso.

- Compra el boleto para mañana.

+ ¿Estas segura?

- Sí.

Insisto desganada.

+ Vale, pero no me llores.

- Me ha dado la tontería.

Arrastro una lágrima. He quedado sensible de más.

+ Mañana no voy a soltarte.

Promete. Y yo únicamente deseo que pueda cumplir.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora