Solo el amor nos salvará (cuarta parte)

Capitulo 678

Narra Malú

- No me apetece hablar más de esto.

Arrastro una última lágrima que se me escapa cargada de rabia e impotencia tras volcarle todos mis sentimientos a mi chico.

+ Vale.

Acepta sin poner pegas.

+ Pero con una condición.

Ruedo los ojos, ya estábamos zanjando el tema demasiado pronto.

- ¿Cuál?

+ Vas a dejar de culparte por lo que pasó.

- Ojalá fuera tan fácil.

+ Lo es. Alba se lió con un cabrón y te utilizó a ti de excusa. Podría haber sido cualquier otra.

- Pero está sufriendo y es por mi.

+ No, cariño, es por el imbécil de Alex.

Resoplo. Lo importante no es encontrar un culpable, sino que nuestra hija no lo está pasando bien y lo que yo más quisiera es protegerla de todo.

+ Alba es una chica fuerte y no tardará en olvidarse de ese tronco.

Me consuela.

+ Las fotos serán reemplazadas por algún cotilleo nuevo y con Manuela esta todo conversado.

Me recuerda, demostrándome que las cosas no son tan negras como yo las veo ahora mismo.

+ Ven aquí, anda.

Tira de mi para tumbarme apoyada en su cuerpo. Ronroneo gustosa al acomodarme en el hueco de su cuello, mi lugar favorito en el mundo.

- Necesito muchos mimos.

+ Tendrás que pagar por ellos.

Me pellizca el culo con voz traviesa.

- No me apetece hacerlo ahora.

Me sincero. Busco el contacto de nuestros corazones, sentirme cobijada por él, pero de una manera dulce, no pretenciosa.

+ No hablaba de un polvo.

Advierte.

+ Y sabes que jamas de pediría hacerlo si no es lo que deseas.

- Si que lo sé.

Beso su mentón.

- ¿Y como me lo vas a cobrar?

Pregunto relajada con los ojos cerrados. No ha tardado en repartirme caricias.

+ Ya me lo pensaré.

- Miedo me das.

Le hago reír y no puedo evitar que una sonrisa tire de mis comisuras. Gaby tiene la capacidad de hacerme encontrar la calma sin importar cuan intensa sea la tormenta. Él es casa, es hogar.

- Te quiero.

Prometo pastelosa.

+ Yo si que te quiero.

Apoya sus labios en mi frente, dejando un dulce beso que acompañado de los que le siguen a la par del roce de sus manos en mi piel me entregan a los brazos de Morfeo.