Capitulo 641

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- Eres una tragona.

Sonrío enternecida acariciando los mofletes de Sofía. Acabo de terminar de darle el pecho y me mira súper despierta.

Con mi vuelta al trabajo son cada vez más los biberones que toma y los ratitos de amamantar en los que el mundo parece detenerse solo para nosotras escasean, por eso, la primera toma de la mañana y la última de la noche las disfruto a pleno.

- No te vayas a montar una fiesta, que es hora de dormir, renacuaja.

Advierto graciosa al verla balbucear y dar manotazos al aire. La verdad es que me muero de amor con ella. A sus cinco meses es de lo más espabilada y conquista a cualquiera.

- Venga, princesa, vamos a dormir que parece que papá no tiene intención de subir a hablar conmigo.

Me quejo acomodándola en su cuna. Sigue durmiendo en nuestra habitación. Con la yema de mis dedos voy dejando caricias por su carita hasta relajarla.

+ Pensaba encontrarla despierta.

Para mí sorpresa entra a los pocos minutos a nuestro dormitorio.

- Le he dado unos mimos y se ha quedado a gusto.

+ Que mayor está.

Comenta sin apartar su dulce mirada de ella.

+ Y cada día se parece más a ti.

- Tiene tus ojos.

Aseguro conforme. Me enamoraron desde el primer momento.

+ Sí.

Nos quedamos en silencio.

- ¿No vas a decir nada?

Decido romperlo.

+ ¿Qué debería decir?

- Pues no sé, algo.

Reclamo.

- ¿La charla en el coche, te vas a correr y parece que de quien te escapas es de mi, apenas me diriges la palabra en toda la cena y ahora pretendes que todo esta normal hablando de lo mayor que está Sofía?

+ Vamos a dejarlo estar.

Río sarcástica.

+ ¿Qué? No me apetece discutir.

- A tomar por culo.

Enfadada me meto en el baño. Será gilipollas.

+ Ven aquí, enfadica.

Da suaves golpes en la puerta.

- Que morro tienes.

Le grito. ¿El pasa de todo y yo soy enfadica?

+ Malú, no quiero discutir contigo.

Suspira cansado.

+ Pero si quieres que hablemos, lo haremos.

- No hay nada que discutir, Gaby, Carmen me ha pedido la mañana libre para hacer unos recados y se la he dado. Sofía se queda con mi madre y ya está.

Zanjo saliendo únicamente en bragas. La camiseta que uso para dormir se me ha quedado sobre la cama.

+ Eso no explica que ya no confíes en Carmen para estar a solas con las chicas.

Cambia el tono de voz a uno conciliador y desvía su mirada a mis pechos. Me cubro para seguir manteniendo una charla en condiciones, pero ahora es él quien busca mis labios.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora