Capitulo 676

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Narra Gaby

Vuelvo a casa advertido de encontrarme con visitas, pero mi chica sabe montársela bien, muy bien, y aunque las temperaturas son algo bajas para la fecha nuestro jardín está lleno de gente, de risas, alegría y música. Alejandro ya está con una guitarra en la mano y mi cuñado con otra. Vaya dos.

+ Y yo que me esperaba encontrar la barbacoa lista.

Saludo gracioso a todos los presentes. Malú no tarda en acercarse a mi, poniéndose de puntillas para regalarme un beso fugaz.

+ Hola bonita.

- ¿Qué tal el día?

+ No tan bueno como el vuestro.

Río señalando nuestro ajetreado alrededor.

+ Pero no puedo quejarme.

Una amarga sonrisa escapa de sus labios, pero no tarda en aparentar que todo va a la perfección.

+ Siento no haber podido hablar más cuando me has llamado.

Me disculpo haciendo referencia a su llamada de esta mañana. Algo me ha contado de todo lo ocurrido, pero ha habido una urgencia y he tenido que dejar nuestra charla pendiente para esta noche, cuando estemos solos y ella dispuesta a dejar de fingir.

- Vamos a divertirnos.

Dejo un beso lleno de cariño en su frente y me uno a nuestros invitados, no sin antes asesorarme del bienestar de nuestra primogénita, que rodeada de amigas parece llevar el mal trago mejor que su madre.

- Voy yo.

Anuncia tras escuchar el timbre.

+ ¿Pero a cuánta gente has invitado?

Río. Nuestro jardín está lleno.

- Lo he puesto en el whatsapp del grupete.

Se encoge de hombros inocente.

- Pero no creo que vengan muchos, que ha sido de último momento.

Famoso solo está Alejandro, pero cuando mi chica vuelve lo hace seguida de los Pablos.

PL: A mi me han llamado para divertirme y aquí estoy.

Saluda alegre.

PL: ¿Qué tal colega?

Toma asiento a mi lado y coge un botellín de cerveza que hay sobre la mesa. Malú no tarda en instalarse también sentándose sobre mi regazo y dándole charla a los nuestros. Me alegra ver que a pesar de todo puede distraerse y pasar un rato distendido.

+ Cariño, debiese de poner la carne si queremos hacer la barbacoa.

- José me prometió que iba a ocuparse de ello.

Mira a su hermano llena de picardía. Ya veo que se lo está inventando porque está a gusto aquí conmigo.

J: Que morro tienes.

+ Ya podrías echarme una mano.

Aprovecho la mentirilla de mi chica.

- Tú te quedas aquí.

Ordena divertida.

- Que lo va a hacer José, o le despido.

Carcajea.

J: Esta me la cobro, jefa.

Remarca la última palabra.

- Isti mi li quibri.

P: Ya estáis otra vez, como dos críos.

Pepi niega con la cabeza, haciendo un gesto de resignación.

J: Venga, mueve el culo, canija, que tengo cosas que hablar con tu futuro marido.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora