Capitulo 684

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Narra Malú

+ Cariño.

No tarda en correr tras de mi.

+ Anda, bonita, no te enfades.

Suplica muerto de risa.

- Eres gilipollas, de verdad.

Prometo enfurruñada.

- Yo queriendo entenderte y pensando en cambiar los planes del viaje más bonito de nuestra vida y tú vacilándome sin más.

Carcajea haciéndome de rabiar. Le voy a matar.

+ No sin más. Has dicho algo muy importante.

Me recuerda levantando una ceja, sugerente, pero no le sigo.

- ¿El qué?

Si piensa que con esa sonrisa torcida y juguetona va a hacerme olvidar de lo cabreada que estoy se equivoca.

+ Eso de...

Acaricia mi cuello haciéndome estremecer.

+ Echar polvos donde nos apetezca y luego seguir follando.

Cita mis palabras con voz sensual, acercándose a quemarropa. Puede, solo puede, que al final si consiga hacerme olvidar el cabreo.

- ¿No se trata de eso un viaje de novios?

Pregunto sarcástica y con descaro.

+ Sí.

Me da la razón, y deposita un beso suave en la comisura de mis labios.

+ Pero podríamos ir practicando.

Propone. Su aliento choca con mi cuello y un escalofrío me recorre todo el cuerpo.

- ¿Qué te hace pensar que después de tu súper divertida broma me apetece hacerlo?

+ Esto.

Sin previo aviso cuela su mano por mi ropa, tocando mi intimidad totalmente húmeda, tenerle tan cerca es lo que provoca. Doy un respingo y bufo al sentir sus dedos acariciándome.

+ ¿O vas a negarme que estas cachonda?

- Calla.

Ordeno rendida. Mi orgullo me obliga a apartarle, pero el deseo me hace arder y ahora mismo tiraría de toda su ropa con mis dientes para sentirle dentro sin demoras.

- Te odio.

Prometo atrapando su cara entre mis manos para besarle a gusto.

- Eres un cabrón.

+ Y tú una agonías y manipuladora.

Nuestras lenguas se torturan en una guerra en que ambos seremos ganadores. Nuestras ropas van despareciendo de combate con más prisa que cuidados. No he tenido reparos en hacer volar algún botón de su camisa, ni él de tirar de mi sujetador con tantas ganas que no sé si podré volver a usarlo, pero mentiría si dijera que me importa. Ahora mismo sólo puedo pensar en sentirle dentro.

- Túmbate.

Le ordeno autoritaria.

+ Lo que la jefa mande.

Me mira lleno de deseo. Me coloco a horcajadas sobre su cuerpo y sin esperar mucho más nos auno. Nuestras caderas bailan compenetradas y un gemido que arrastra su nombre saliendo de mi boca le permite a él alcanzar las estrellas.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora