Capitulo 703

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El trayecto en taxi desde el aeropuerto hasta el hotel lo hemos hecho en un silencio ensordecedor. Hace tan solo un par de segundos hemos entrado en nuestra habitación. Alberga unas preciosas vistas al mar, una cama enorme que hubiese querido estrenar ahora mismo y una decoración a la altura del lujo de todo el establecimiento. El jacuzzi compite con el tamaño de una piscina y las luces tenues otorgan un ambiente súper romántico. Todo es perfecto para una luna de miel. Todo, menos nosotros, que apenas podemos sostenernos la mirada.

- ¿De verdad vas a seguir ofendido?

Le reprocho con unas enormes ganas de llorar. Quería cruzar esa puerta entre sus brazos; comiéndonos los morros y deseándonos tanto que la distancia hasta la cama se hiciera inalcanzable, no con un abismo entre nosotros.

- Que ya te he pedido perdón.

Le recuerdo.

- Y en caso de que te olvidaras, es nuestro viaje de novios. ¿Piensas estar enfadado hasta que acabe o vas a dignarte a hablarme antes?

+ La broma se te fue de las manos.

Me acusa.

- Ya, pero igual el cabreo se te está yendo a ti.

Suspira resignado, pero parece que mis palabras le calan dentro, porque por fin me mira a los ojos.

+ Pensé que te había pasado algo.

Confiesa.

+ Y casi me muero.

Admite sobrecogido. Tomo asiento a su lado en el borde de la cama, apoyando mi mano sobre su rodilla.

- Lo siento.

Vuelvo a disculparme.

- No quería hacerte pasar un mal rato.

Digo honesta.

- Pensaba que ibas a enfurruñarte de primeras y luego ibas a reírte conmigo, incluso que ibas a buscar la manera de vengarte, provocándome en algún sitio lleno de gente o castigándome sin sexo alguna noche en este paraíso.

Río inocente. Esas eran mis intenciones. Picarnos, hacernos de rabiar y luego acabar haciendo el amor en cualquier rincón, reconciliándonos de una pelea que nunca existió.

- Pero no quiero que pasemos más tiempo enfadados, ni molestos, ni distanciados.

Reconozco.

- Quiero que este sea el viaje más bonito de nuestras vidas.

Insisto llena de ilusión, consiguiendo por fin su sonrisa.

+ Ven aquí, anda.

Tira de mi cuerpo atrayéndome hacia él, uniendo nuestros labios en un bonito beso que me deja con ganas de más. De mucho más.

+ ¿Y como podemos hacer que este viaje sea el más bonito de nuestras vidas?

Pregunta travieso, con la sonrisa irradiando picardía.

- Pues podrías empezar por invitarme a cenar. Me muero de hambre.

+ Podría, sí.

Al muy capullo le ha faltado tiempo para vacilarme.

- Tu tono anuncia que no planeas hacerlo.

+ Que mala imagen tienes de mí.

Ríe sugerente.

- Mis motivos tendré.

+ Yo es que estaba pensando en ti.

- Sorpréndeme, alma caritativa.

Ruego irónica.

+ Tú es que eres muy golosa.

Achino los ojos.

- ¿Me estás llamando gorda?

Suscito robándole una carcajada y negando rotundamente.

+ Que tonta eres.

- Mira que bien, golosa, gorda y tonta.

+ Que va, yo solo he dicho golosa y tonta, tú me has sacado de contexto.

- Te has ganado un guantazo.

No tardo en pegarle en el hombro.

+ Bruta, eso también.

- Anda ya, estamos para bingo.

Alego frunciendo el ceño.

+ Claro.

Quiere picarme y lo va a acabar consiguiendo.

+ Bueno, pues eso, que como te decía que tú eres tan golosa, yo pensaba invitarte a cenar, pero antes, he creído que te gustaría empezar por el postre.

Sugiere colando sus dedos en mi interior sin previo aviso.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora