Capitulo 604

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Llego a casa cansada, pero súper feliz. El día en el estudio ha ido genial y lo vivo con la ilusión de una niña. Nos tardamos más de lo esperado, por lo que mamá me llevó a Sofía que se ha dormido en el coche y para cuando regresamos, Gaby ya ha acostado a sus hermanas mayores. Lucía duerme aferrada a su jirafa y Camila me llama desde su cama pidiéndome que me quede algunos minutillos con ella.

- Buenas noches, angelito.

Dejo un beso en su frente y salgo dejando la puerta de su habitación entornada. Paso a saludar a Alba que suspira agobiada por los estudios sin hacerme demasiado caso.

- ¿Ya estás listo?

Me apoyo en el umbral de nuestra habitación, mirando como cierra la pequeña maleta que lleva un rato preparando.

+ No.

Se acerca a mi, andando con chulería.

+ Me falta darme una ducha.

Me regala uno de esos besos húmedos que te cortan la respiración.

+ Y estaba pensando en que sería una idea estupenda que nos la diéramos juntos.

Cuela su mano por debajo de mi camiseta, atrapando mi pecho con ella.

- Me he dado una esta mañana.

Me excuso achinando los ojos para picarle. La única verdad es que me muero de ganas de estar bajo el agua con a él.

+ Jo, es una lástima.

Su aliento choca en mi cuello, erizándome toda la piel.

+ Porque pensaba llevarte al paraíso.

Roza mi intimidad por encima de la ropa, y luego se aleja, dejándome estremecida. Se mete en el baño sin mirar atrás y echa el pestillo.

- Abre la puerta.

Ordeno llena de frustración al ver que piensa dejarme con el calentón. ¿Quiere que lo mate?

+ ¿Necesitas el baño?

Inquiere.

+ Puedes usar el de abajo, cariño. Estoy por darme una ducha.

Explica lleno de ironía.

- Abre esa puerta y hazme el amor si no quieres que la tire abajo.

Espeto alterada y sin tapujos. Obedece. Claro que lo hace. Y con una sonrisa perversa en la boca.

+ Creí que...

- Tu no creas.

Interrumpo autoritaria lanzándome a sus labios. El mismo se ha ocupado de quitarse la camiseta, por lo que mis manos recorren su torso desnudo sin reparos, sintiendo como cada trocito de su piel me pertenece. Porque él es solo mío. Y yo soy solo suya.

- Esto sobra.

Lucho por bajar el cierre de su pantalón. La tela me estorba y mis manos imploran acariciar su largura.

+ Tu estas muy vestida.

Cuando el oxígeno nos ha obligado a separarnos, se percata de nuestra desigualdad de condiciones.

+ Vamos a solucionarlo.

Advierte sin tardar en despojarse de cada prenda que me cubre.

- Te quiero.

+ Y yo... mucho.

Que difícil se hace hablar cuando nuestras respiraciones se aletearan de tal manera. El roce de nuestra piel nos produce tantas sensaciones.

+ Malú...

Se aleja ligeramente de mis labios, rebuscando con el brazo estirado en la cajita de madera.

+ Cariño.

Rompe el momento, distanciándose aún más.

+ No quedan condones...

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora