Capitulo 736

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- ¿Has dicho mamá?

Pregunto con un nudo en la garganta producto de la emoción y estiro mis brazos para achucharla. Ella hace lo propio, a punto de lanzarse al vacío sabiendo que yo voy a cogerla, pero mis oídos necesitan volver a escuchar esa palabra tan simple, aunque la más bonita, de su boca otra vez, por lo que doy un paso atrás.

- Di mamá, mi niña.

Suplico obteniendo más lloros como único resultado.

+ ¿Con quien quieres ir, Sofi?

Gaby intenta ayudarme, pero la enana no está por la labor y continúa con los gritos.

- Vale. Ven aquí, que no te torturo más.

Accedo a cogerla. Su cuerpecillo ya estaba por los aires, luchando con los brazos de su padre que no la dejan caer.

- Shhhh.

La acuno consiguiendo bajar la intensidad de su rabieta.

- Venga, Sofi, no me llores más.

Imploro susurrando en su oído a la par que dejo suaves besos en sus mofletes.

- Aquí esta mamá.

Musito llenándola de mimos. Mi niña hipa de tanto llorar. Lleva horas encontrándose mal y no sé cómo aún no ha caído rendida.

* Ma-má.

Vuelve a pronunciar más lento y entre lagrimones, acariciando con su manita mis pómulos, buscando asegurarse de que no voy a irme. La abrazo con fuerza y de reojo miro a Gaby y Alba que tienen sus ojos puestos en nosotras, enternecidos.

- Shhh.

Vuelvo a susurrar. Por fin empieza a calmarse y los ojitos se le cierran, esta agotada y por más que luche por mantenerse despierta, en mis brazos se queda frita.

A: Pobrecita.

+ Vaya guerrera.

Sonríe.

+ Y que pulmones más sanos que tiene.

Quita hierro al asunto.

- Ha dicho mamá.

Resalto lo obvio presa de la emoción.

- Mi bebé.

Cuidadosa deposito un beso en su frente.

+ En realidad no paraba de decir papá, pero como sabía que iba a hacerte ilusión la he convencido para que también te llame a ti.

Me pica.

- Ya quisieras, guapo.

Río. Que tonto es.

+ Si, en serio, Sofi estaba de buena leche y le apetecía escuchar y colaborar con cualquier cosa que le pidiera.

Carcajea.

A: La vais a despertar con vuestras risas y todos aquí vamos a pagar por ello.

Es Alba la que pone algo de cordura a nuestros piques. A veces los niños parecemos nosotros.

- Subo a acostarla.

Anuncio dándole la razón.

+ Yo también.

A: Buenas noches.

- Te quiero mucho, Alba.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora