Capitulo 616

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- Como sigas atacando el dulce, ya verás luego el dolor de tripa, bichito.

Advierto a Lucía que tras acabarse un croissant de chocolate, coge algún otro de la bandeja de bolleria.

- Mejor esto lo dejamos para mañana.

La ayudo a dejarlo sobre un plato.

- Ten, ayúdame a llevar algunos refrescos.

Distraigo su atención, antes de que empiece una rabieta.

E: ¿Necesitas ayuda, Malú?

- Ocúpate de ella.

Río señalando a la pequeña tragona que ha pasado de lo que le he pedido y se ha decantado por un trozo de sandía.

- Que como no la mantengamos ocupada, va a zamparse todo antes de que lleguen Gaby y los demás.

Mi suegra se echa a reír viendo su carita llena de restos de chocolate y fruta. Hace algunos minutos Gaby me aviso que ya está en Madrid. Ahora solo falta hacer tiempo hasta que llegue a casa.

Como era de esperar, su familia no quería perder oportunidad de pasar a saludarle después del gran susto de ayer, por lo que he preparado algún picoteo y poco más para pasar la tarde con los nuestros. Mamá, José y Adri con la niña también están aquí. Me hace feliz tenerles a todos cerca, pero he de admitir que estoy deseando que llegue la noche y poder tenerle solo para mi.

Narra Gaby

Aparco el coche de Luis en el garaje y noto su mirada enternecida al oír el jaleo en el jardín. Malú me advirtió que todos iban a pasarse ya que tras lo de ayer, tienen la sensación de no haberme visto en años, pero no pensé que montarían algo tan grande.

+ Hola.

Reclamo la atención de los presentes creando un silencio monumental.

E: ¡Ay, hijo!

Es mi madre la que lo rompe, corriendo a abrazarme, llenándome de besos como cuando era un crío de cuatro años y llorando como si le hubiesen arrebatado el corazón y se lo estuviesen devolviendo.

+ Venga mamá, ya está bien, que vas a gastarme.

Le sonrío cariñoso, abrazándola con fuerza.

+ Que estoy bien.

Prometo dejando una caricia en su mejilla y luego sigo el camino hasta mi padre que también me espera con los brazos abiertos. Por el rabillo del ojo, reconozco a Dana esperando su turno.

S: Vaya susto nos has dado, hijo.

+ Ha sido un milagro, papá.

Reflexiono.

+ Entré a quirófano sin pensar en que me estaba perdiendo el vuelo y cuando salí me enteré de la desgracia.

No puedo evitar el mal sabor de boca que me deja lo ocurrido. Aunque yo me he salvado, fueron muchas las fatalidades. Ahora la vida se ve de otra manera.

S: Vives para salvar gente y esta vez, ha sido una de aquellas personas la que te salvó a ti.

+ Sí.

Le doy la razón. Camila y Lucía le obligan a separarse de mi, siendo ellas las que exigen toda mi atención, reclamando su protagonismo. No se enteraron de nada, pero llevan cinco días sin verme y me echan de menos. Me puede su inocencia. Sus bracitos rodeando mis piernas me dan la vida. Alba les sigue, sin apartarlas, pero obligándolas a compartirme. Sofi atrapa un mechón de su largo pelo con el puño. De pronto me hago consciente de lo afortunado que soy. Si hay algo más bonito que estar rodeado de la familia, pues yo no me he enterado. Para mí la felicidad es esto.

+ ¿Tu no vas a saludarme?

Me acerco a ella. Está apoyada en el ventanal, observando todo sin perderse ni un solo detalle, buscando guardar para siempre esta imagen en su memoria. Sus mejillas están algo humedecidas por algunas lágrimas que no se ha molestado en apartar, y sin pensárselo dos veces, obviando las miradas de los presentes, salta a mis labios, comiéndome la boca sin reparos.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora