Capitulo 653

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Le miro con gesto desencajado. No sabía yo que iba a ocuparse el solo de esto y me pone negra en cosa de segundos. ¿Cómo piensa dejarme fuera de esta decisión?

- Vaya, ya veo cuanto te importa mi opinión en el cuidado de nuestras hijas.

Remarco las dos ultimas palabras.

+ Espera, enfadica.

Tira de mi brazo para apegarme a él. Yo ya estaba dispuesta a dejarle solo y volver al baño.

+ ¿Cómo te crees que voy a deliberar sobre algo tan importante sin que tú estés de acuerdo?

- Has dicho muy seguro que ya tienes a nuestra niñera.

+ La tendremos si tú lo quieres.

Rueda los ojos y corrige su sentencia. Luego besa mi cuello. Joder, sabe perfectamente cómo mantenerme bien pegadita a su cuerpo y dispuesta a escucharle.

- ¿Quién es?

+ Se llama Ilenia.

Cuela su mano por el escote de mi albornoz, quemándome el cuerpo con su tacto ardiente y delicado.

+ Tiene 22 años y adora a los niños.

Atrapa uno de mis pechos con su mano entreteniéndose en mi pezon.

+ Estudió educación infantil.

- ¿Y que te hace pensar que querrá cuidar de nuestras hijas y no dedicarse a lo suyo?

+ Necesita el dinero.

Con la nariz me aparta el cabello para hacerse espacio y reparte besos por el lóbulo de mi oreja.

+ Es la sobrina de Carmen.

Suspiro estremecida. No estoy segura de si me parece una idea sensata, pero si que tengo súper claro que rebatírsela a Gaby será como dejar de ayudar a Carmen y le sentaría fatal. Por lo que decido evitar enfrentamientos y entregarme por completo a sus pretenciosas atenciones.

- Más abajo.

Ordeno llevando su mano a mi desnuda intimidad.

+ Creí que volverías agotada.

- Lo estoy.

Dos de sus dedos colándose en mi interior me obligan a dejar de hablar para coger una bocanada de aire que me ayuda a disfrutar de los conocidos inquilinos.

- Y cachonda.

Aclaro con dificultad.

+ Ya, eso lo veo... ¿Qué pasa, estaba lleno de tíos feos y tú te dejaste al chico guapo en casa?

Indaga lleno de chulería, con una deslumbrante sonrisa que a la par del baile de sus dedos me van a hacer delirar en cosa de segundos.

- Tu calla y no dejes de hacer eso.

Exijo rendida. Estoy a puntito. Le veo mirarme fijamente, deseando clavar en su retina el gesto que hago al correrme. Y lo consigue. Tan solo unos instantes después cierro los ojos dejándome llevar por el placer y un bufido con su nombre escapa de mis labios.

- Ahora hazme el amor.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora