Solo el amor nos salvará (cuarta parte)

Capitulo 689

Narra Gaby

Río a carcajadas viendo las payasadas que hacen mis amigos. Van tan borrachos como yo y no se dan cuenta del ridículo que están haciendo. Y yo, yo me lo estoy pasando en grande. Hacía tiempo que no estaba con todos ellos. No es fácil compaginar horarios, familias y todo lo que hace falta para una reunión de colegas. Con algunos he crecido, otros se han ido incorporado a mi vida a lo largo de los años, pero los que están aquí, todos, pueden llamarse amigos.

J: Creo que es la hora de juntar nuestra celebración con la de las mujeres.

Propone tambaleándose, lo que me hace volver a reír.

+ ¿Cuatro horas y ya echas de menos a Adriana?

Le chincho. En realidad, ganas de ver a mi chica con unas copas de más no me faltan. Es muy graciosa cuando bebe alcohol y no seré yo quien ponga pegas en unir nuestra última fiesta de solteros, pero picar a José me puede.

R: Sois tan pastelosos que dais asco.

Arrastra las palabras.

R: Ni una noche podéis estar separados.

+ ¿A que sí?

Río.

R: Hablaba de ti y la jefa.

Suelta la pullita y gana las carcajadas de los presentes. No podría negarlo aunque quisiera, simplemente no colaría y todos los que están aquí lo saben.

L: El alcohol lo pone cachondo, se quiere follar a Malú.

Dice con toda la seriedad que su estado de ebriedad le permite. Mi hermano tampoco está acostumbrado a beber, lo que lo hace súper gracioso.

+ Creo yo que eres tú el que se está imaginando a Marta con poquita ropa, bailando bien sexy.

L: Estamos tardando en salir de aquí.

Se queja con tono lujurioso. Otra vez las risas nos invaden.

Me han dicho que las chicas han alquilado un local no muy lejos de este, y luego continuaremos la fiesta todos juntos en una casa rural a las afueras, donde imagino cada pareja hará lo que más le gusta, o eso es lo que yo pretendo hacer con Malú.

As: Vamos a por otra ronda.

Propone guardando su móvil. Parece haber estado hablando con Verónica.

As: Dentro de una hora las chicas estarán en la casa que alquilamos, y llevan un ciego peor que el nuestro.

Carcajea y nadie pone pegas. Los chupitos corren como agua en el desierto, achispándonos más si cabe, haciéndonos reír por cualquier tontería y ayudando a los que tienen menos ganas de bailar a olvidarse de la vergüenza y darlo todo en la pista, que está a rebosar. Este sitio está tan lleno que ya perdí la cuenta de cuántas copas me han vertido encima al intentar pasar, bailando o simplemente algún tropiezo desafortunado. Lo que puedo asegurar es que apesto a alcohol, y que honestamente, me vale, porque me la estoy pasando genial.