Capitulo 731

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P: ¿Te acuerdas de Lara?

- Como olvidarla.

Sentencio seca. De joven me parecía una mujer fascinante. De aquellas amigas de mi madre que siempre eran majas y cariñosas, hasta que dejé de verla, como pasó con tanta gente cuando entré en el mundo de la música y el tiempo empezó a escasear. La última vez que nos topamos en aquel parque con su nieta, no dejaba de fanfarronear sobre tener hijos, desde entonces me cae fatal.

P: Está ingresada.

Suspira.

P: inconsciente.

Me cuenta aún pasmada, con la mirada clavada en el horizonte.

P: Un accidente de coche en que ella no tuvo la culpa, iba con sus nietos, un camión se le cruzó, la pequeña Valeria murió en el acto, Julian está bien y ella lleva dos semanas sin despertar.

- Hostia.

Murmuro mientras un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Por más que nuestro último encuentro fue desastroso, nadie merece que le pasen estas cosas. Valeria tendría tan solo unos meses menos que Lucía.

P: Esta mañana me llamó Olga para contármelo. Su hija quiere que la desconecten, no sabe si es porque no quiere que su madre siga sufriendo por las heridas, o está enfadada, y la culpa de la pérdida de Valeria.

- Dios mío, mamá.

Apoyo mi mano en la suya libre. Sofi sigue durmiendo en los brazos de su abuela, lo que me impide abrazar a mi madre en condiciones.

P: Estas cosas nos obligan a reflexionar.

Divaga.

P: Y a agradecer lo que tenemos.

Me mira a los ojos.

P: Que está vida es muy corta y muy frágil, Malú.

Asiento con un gesto. Mi madre es de las personas más sabias que conozco, y aunque es cierto que siempre nos ha hecho ser conscientes de que debemos aprovechar cada momento, a veces estas puñeteras historias nos lo recuerdan de la peor manera.

P: Por eso no tienes que olvidarte nunca de todo lo bonito que tienes, y de que hay broncas que no merecen la pena, hija. Vuestra familia es preciosa, valórala.

- Lo hago.

Prometo reflexiva. Sí que me he ganado la lotería con ellos.

P: Incluso con esta pequeñaja que no deja de dar guerra.

Mira enternecida a Sofía que vuelve a llorar.

- Ven con mamá, gorda.

La acojo intentando calmarla, pero no parece querer dejar de llorar.

P: Tu déjamela a mí y pídele una cita con el pediatra, que la pobrecilla no puede más con esos oídos.

Agradezco su ayuda y cojo el móvil. Hoy estoy de suerte y dentro de media hora debemos estar en el hospital.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora