Capítulo 201

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Axel Vega Lazcano

Zacatlán de las Manzanas, Puebla, México

Los días de las vacaciones se nos estaban yendo como agua entre los dedos, muy rápidamente y eso se debía a lo mucho que yo estaba disfrutando de mis vacaciones con mi hermosa Amaia, ella era la mujer de mi vida y con la que cada momento era único e inolvidable. Recorrimos varios lugares de Zacatlán y hoy nos fuimos al mirador de cristal, Amaia estaba un poco temerosa y no me soltaba para nada, lo que les daba mucha risa a Cris y a la güera.

–Axel, tengo miedo que esto se vaya a caer – Me dijo Amaia – Es de vidrio y somos muchos y además es de noche y nadie nos verá caer al vacío.

Amaia estaba muy nerviosa y pensaba que el vidrio no nos iba a poder sostener y que íbamos a caer al vacío e íbamos a morir y lo peor de todo era que nadie nos iba a ver caer, eso era imposible, el vidrio estaba pensado en que resistiría a todos esos kilos.

–Amaia, sea de noche o de día, si caemos al vacío seguramente moriremos – Dijo la güera – Estamos sobre la barranca de los Jilgueros, así que nos iríamos derechito al fondo.

La güera no me estaba ayudando en nada, ella bien sabía que no nos íbamos a caer, si no esto no fuera una atracción, pues muchos les tenían miedo al vacío y era lo que se podía ver a través del cristal, pero era resistente, pues ya estaba más que comprobado.

–Güera, no empeores las cosas – Me reí un poco – No vamos a caer nadie, vamos cariño, no tengas miedo.

La güera y Cris solo se estaban burlando de la pobre de mi mujer, pero no debía tener miedo, yo le podía asegurar que no nos iba a pasar nada, no nos íbamos a caer, qué yo la iba a proteger de todo.

–Está bien, mi rey.

Amaia se aferró a mi mano y fuimos recorriendo el lugar, a pesar de ser de noche las vistas de la barranca eran impresionantes y se respiraba mucha calma ahí. Era un lugar muy bonito para pensar, poco a poco Amaia fue perdiendo el miedo y fue disfrutando más de la visita, la güera y su novio Cris también estaban muy acaramelados.

Estuvimos un buen rato ahí mirando las bellezas de la zona, y después volvimos a la casa, para preparar una rica cena y compartir, Amaia ahora sí quería detalles de cómo empezó la situación con la güera y con Cris, pues ahora si no se iban a poder librar de nosotros.

–Amaia, cariño. Vamos a darnos un baño en lo que termina de hacerse la cena, así podemos sentirnos un poco más descansados.

Le pedí para poder cenar a gusto y luego poder irnos a dormir, para descansar, o ver alguna película con los chicos, lo importante era dejar atrás esos malos pensamientos que sabía yo que la seguían atormentando.

–Axel, acuéstate conmigo un ratito. Por favor.

Me acosté a su lado y ella poco a poco fue cerrando los ojos, lo que casi siempre que nos acostábamos juntos terminaba por pasar. Ella se arrullaba en la paz de mis brazos y yo, me sentía feliz de tenerla así tan tranquila, abrazada a mi pecho, sabiendo que nada, ni nadie podría hacerle daño.

–Axel dime algo, mi amor, ¿Qué pasará si Cecilia ya sabe lo nuestro? – Me preguntó – Me preocupa lo que ella pueda llegar a hacernos a los dos. Eso me da miedo y más por ti, porque ella sería capaz de hacerte daño.

Claro que yo había pensado en eso también, pues Cecilia fuera de hacerme daño a mí, se lo haría a Amaia, esa mujer es muy vengativa, por eso nos teníamos que ir a Boston o a cualquier otro lugar en lo que conseguíamos la visa para Amaia yo no la pensaba dejar aquí sola, nunca iba a estar en mis panes irme solo.

–Por eso en cuanto te den la visa, mi amor, nos iremos a Boston, así ella no me dé el divorcio – Sentencié – No pienso quedarme a ver las locuras y las estupideces que esa desquiciada comete.

Eso la iba a mantener alejada de nosotros, no sé qué era lo que tanto insistía, si yo con ella no iba a regresar, eso se lo tenía que sacar de la cabeza Cecilia, ella ya no formaba parte de mi vida. Había cometido un error y ahora estoy pagando las consecuencias.

–Entiendo, mi rey, pero bueno, sabes lo salada que estoy y temo que no me vayan a dar la visa y eso será un problema para mí, porque entonces no podríamos huir a Boston y no quiero causarte problemas, ni daño.

Todo nos iba a salir bien, dentro de poco ya estaríamos volando hacia Boston, ella debía ser un poco más positiva, le iban a dar la visa y nos iríamos con toda la tranquilidad a vivir a Boston, ella era donde íbamos a poder vivir en paz. Tanto Cecilia como Alejandra, se iban a tener que hacerse a la idea que yo no era de ninguna de las dos, solo de mi preciosa Amaia.

–Amaia, no quiero que sigas pensando tan negativamente. Por supuesto que te van a dar la visa, solo a ti se te ocurre pensar que no lo harán – Le aseguré – Allá en Boston vamos a empezar de nuevo y desde allá, forzaré el divorcio.

No me iba a quedar de otra, Cecilia pensaba que no me lo iba a dar, yo ya llevaba tiempo que no vivía en esa casa, y tiempo también de no tener nada que ver con ella, pues era libre de hacer sus cosas como yo lo era de hacer las mías, ya no nos unía ningún vínculo, solo ese pedazo de papel.

–Espero que tengas razón, quisiera que nos vayamos lejos de toda la gente que nos pudiera hacer daño – Ella estaba asustada – No quiero, de nuevo, perder al hombre que amo, yo no soportaría que nos separen y no podría con eso.

Traté de tranquilizarla, nada ni nadie nos iba a poder separar, teníamos que poner tierra de por medio y eso íbamos a hacer, no nos iba a quedar de otra, lejos de toda esa gente que solo quería separarnos, yo tampoco iba a poder vivir lejos de mi hermosa Amaia, estábamos hechos el uno para el otro.

–Es que eso no va a pasar, cálmate cariño. Estamos aquí, juntos, en un lugar hermoso de vacaciones y al menos para mí, hemos pasado los mejores 15 días de mi vida. Amaia, tengo muchos años, pero no te miento al decirte que eres mi primer amor.

Había tenido muchas mujeres y lo reconozco, pero ninguna me había hecho sentir lo que estoy sintiendo en estos momentos con Amaia, era un hombre que no le importaba engañar a su esposa con tal de satisfacer sus necesidades básicas, porque con ninguna había tenido algo serio como lo que estoy viviendo con mi princesa en estos momentos.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora