Capítulo 223

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Me había quedado dormida estando con la güera y cuando abrí los ojos desperté en brazos de mi Axel, que sentí que estaba demasiado preocupado y eso me puso en un estado muy intenso de alerta. Me angustiaba mucho el verlo en ese estado y en cuanto él me vio que abrí los ojos, me regaló un apasionado beso que me hizo subir al cielo, era un beso muy parecido a aquel beso que nos dimos la primera vez y eso me gustó y al mismo tiempo me dio mucho sentimiento, me ponía a pensar si ese fuera a ser uno de nuestros últimos besos, por todo lo que estaba pasando.

–Cariño, te quedaste dormidita haciendo tu tarea – Axel me decía con ternura – Por eso, te traje a la cama ¿Ya terminaste?

Me había quedado totalmente desconectada del mundo exterior, cuando veo a Axel se me viene a la mente que lo puedo perder y eso me da un pánico terrible, lo nuestro no puede terminar, solo porque Cecilia va a llevarnos a juicio, ella está dispuesta a todo y sé que todo esto es mi culpa.

–Sí, amor, ya había terminado – Respondí aún con sueño – A ti, te veo raro. Quisiera saber ¿A dónde fuiste?

Lo conocía perfectamente y eso de llegar, así como muy desesperado a besarme de esa manera tan efusiva y alocada, encendió una alarma en mí, algo muy malo estaba pasando y ahora no me iba a decir mentiras, Axel me tenía que decir que era lo que estaba pasando.

–Amaia, no te quiero mentir y tampoco quiero que a estas alturas empecemos a tener secretos tú y yo – Axel se puso serio – Te amo y por eso te voy a decir la verdad.

Por supuesto que estaba pasando algo malo, él estaba muy alterado, lo notaba y tenía que decirme todo, no se podía callar nada, esto nos concernía a los dos y muy a mis adentros sabía que se trataba de Cecilia, siempre las cosas malas que nos pasaban se debían a ella.

–Axel, por favor dime ¿Pasó algo malo? – Estaba muy sacada de onda – Dímelo, por favor, te lo ruego.

Estamos ante una situación muy delicada y no era nada bueno que esa mujer anduviera buscando información nuestra a como diera lugar, ya estaba involucrando a gente que nada tenía que ver con nosotros, eso de mandar a su prima a vigilarnos se había pasado totalmente de la raya, pues yo estaba en mi lugar de estudios.

–No precisamente, preciosa. Fui a buscar a Cecilia y a ofrecerle un acuerdo de divorcio bastante generoso, le hice unos ajustes al acuerdo original y le estaba ofreciendo el 85% de mis bienes con tal que ella me deje en paz.

Prácticamente, Axel le estaba entregando todo, pero sé que esa mujer ya tenía metido en la cabeza, que lo iba a dejar en la calle y de seguro no había aceptado solo el 85%, es como si la hubiera visto en ese momento, ella lo quería todo y lo hacía para hacerlo pagar por su infidelidad.

–Déjame adivinar, ella no aceptó – Dije desanimada – Axel, no te sientas mal mi amor. Tú al menos lo fuiste a intentar, pero ya sabes cómo es esto. Nosotros no podemos mandar en la voluntad de nadie.

Ella no iba a aceptar eso que él le estaba ofreciendo, lo había dicho claramente, le iba a quitar todo, y me dolía que él había ido a hacer un trato con esa mujer para que nos dejara tranquilos, estaba segura de que no iba a quitar el dedo del renglón, que iba a hacer todo lo posible y en verdad le iba a quitar todo.

–Sí, cariño, eso es justamente lo que pasa que no pude mandar en ella y si no aceptó ese generoso acuerdo, es porque ella planea darme un golpe muy bajo.

Quise decirle a Axel que no pensara así, que se relajara y que dejara que las cosas fueran calmándose, pero era algo que no podía pensar ni yo. Rafaela, su supuesta prima, era un testigo clave en este asunto y yo estaba 100% segura que ella estaba contratada por la infeliz desgraciada de Cecilia, para hacernos daño y para hacernos la vida de cuadritos a Axel y a mí.

Ahora más que nunca, yo estaba segura de lo que tanto me empeñaba yo misma en negar, que Cecilia, sabía ya con todas las pruebas que Axel, era mi amante, pero eso no lo podía usar en su contra, con ella ya no tenía nada cuando él empezó a salir conmigo, que yo sepa eso no es ser infiel.

–Axel, esto es inútil y todo es cada vez más claro. Cecilia, ya sabe lo nuestro y con lo que vio Rafaela, no le queda la menor duda y creo que de nada ha servido todo el sacrificio que ha hecho la güera, diciendo que tiene una relación contigo.

Esa relación con la güera, la que muchos habían dicho que existía ahora que se había hecho pública por el bien de Axel y mío, no había valido de mucho, creo que hasta la misma Cecilia se había quedado con la duda, porque tengo casi la plena seguridad que ella de la única de la que estaba buscando pruebas era de la mía con Axel.

–Lo sé y me siento mal por eso, aunque Cecilia sigue empeñada en asegurar que yo ando con las dos y por eso está como está, desquiciada por despecho.

Abracé a Axel, sin querer moverme y sin querer soltarlo y nos quedamos así recostados y amándonos acostados en la cama. Me sentía temerosa, pero al mismo tiempo segura más que nunca del amor de él, por no sé qué razón Axel, me infundía mucha seguridad. Él se quedó quieto y dejó de acariciar mi cabello, pensé que se estaba arrullando conmigo, cuando la güera irrumpió en nuestra recámara.

–Amaia, Axel no se duerman, estoy que me lleva la chingada de coraje – La güera estaba poseída – Voy a matar a Cecilia, yo misma con mis propias manos, esa mujer no sabe lo que le espera cuando la tenga delante de mí, no va a quedar ni para contarla.

Ya éramos dos, esa mujer no se cansaba de estar jodiéndonos la vida, ya me tenía harta, también tenía ganas de deshacerme de esa loca, estaba causándonos un dolor de cabeza insoportable a todos, cuando la tuviera frente a mí, no iba a haber poder humano que me detuviera la quería acabar para siempre.

–Yo te ayudo – Le dije a la güera – La odio y creo que será lo que tendremos que hacer, deshacernos de ella, ya que no nos deja en paz.

Era el deseo que despertaba en mí, que le pasara lo peor o que se muriera o ir a acabar con ella, esa mujer estaba causando, que la odiáramos más que nunca, y la muerte es lo que se merecía.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora