Capítulo 321

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Axel Vega Lazcano

León, Guanajuato, México.

Apenas vi desaparecer el auto de Amaia ante mis ojos y sentí que me iba a morir en vida, un fuerte dolor se instaló en mi pecho. Sentí ganas de mandar todo al diablo y de desaparecer con ella, de irme a donde ella quisiera que me fuera, porque yo hubiera ido siempre a donde ella hubiera querido. Ella es mi vida y mi lugar al que siempre voy a pertenecer y con quien siempre voy a querer estar y obviamente, estaba muy agradecido con Ivanna por quedarse a mi lado acompañándome y por aceptar separarse de Cris para que él se fuera a acompañar a Amaia. Ambos somos afortunados por tener a ese par como nuestros amigos cercanos, nos están apoyando a pesar de que van a estar separados.

–No me des las gracias, Axel – Dijo la güera – Sé que te duele en el alma esto, amigo mío y por eso Cris y yo, quisimos separarnos para poder acompañarlos.

Desde luego que ellos estaban haciendo ese sacrificio por nosotros y de igual manera nosotros lo haríamos por ellos. Son nuestros mejores amigos, en las buenas y en las malas. Están al pendiente de todo lo que nos pase.

–Te lo agradezco, güera – Dije conmovido – La verdad, tú me conoces y sabes que siento morir en vida. No quería dejarla sola nunca y ve lo que tuve que hacer, la verdad esto es lo peor que me ha tocado hacer en la vida.

Dejar ir a mi mujer de ese modo, pero es lo mejor para los dos, así sabré que ella, allá en donde esté, no va a correr ningún peligro, voy a estar vigilando a Cecilia para que cumpla su palabra de no hacerle daño a Amaia.

–Te entiendo y sé que te sientes mal. A mí me duele que Cris no estará un tiempo conmigo, pero lo soportaré porque sé que Amaia lo necesita mucho. Ella estará bien, apenas se adapte allá y tú, tendrás que aprender poco a poco a estar sin ella.

Nunca voy a perder las esperanzas de que lo nuestro es para toda la vida. Debemos estar juntos, no me importa estar un tiempo alejado de ella si con eso la voy a mantener fuera del alcance de la loca de mi exesposa.

–Lo sé y me duele que tengas razón, pero sé que lo nuestro no puede terminar, porque ella me ama, porque yo la amo y porque nuestros caminos están destinados a seguir juntos, pero claro, primero tengo que arreglar mi vida.

Pondré todo en orden, así Cecilia dejará de fastidiarnos. Encontraré la manera de que esté fuera de nuestras vidas, ella no se va a salir con la suya, Amaia y yo tenemos que vivir nuestro amor a plenitud sin que nadie se esté metiendo entre nosotros. Cecilia tiene que aprender a perder.

–Ya lo harás, amigo mío, y yo estaré aquí contigo en ese camino doloroso. No pasará nada malo, verás que Amaia y tú, cuando se reencuentren, no van a volver a soltarse jamás.

Eso será algo que tenemos que tener presente los dos en nuestras mentes, yo estoy claro con lo que siento por Amaia, siempre está en mis pensamientos, las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

–Espero que tengas razón, güera. Ella no quiso que sigamos teniendo contacto y me da miedo que allá, Amaia se enamore de alguien más, una vez que se regrese Cris, él no podrá durar allá con ella eternamente.

Tengo tanto miedo de que ella, al tener en el pensamiento que yo la voy a engañar, cometa una equivocación y se enamore de otra persona, yo no puedo entregarle a otra mujer mi corazón, porque Amaia se lo ha llevado con ella. Soy solo suyo y de nadie más.

–Eso no pasará amigo, sabes cómo es Amaia no es una persona que sea sociable y además, confía en el amor que le tienes y en el que ella te tiene. Amaia siempre te ha amado mucho y te seguirá amando. Tú solo debes de confiar en que allá no se va a querer acercar a nadie. Ella te ama solo a ti.

Los días que siguieron fueron muy difíciles para mí, a pesar de que la güera se había ido a quedar conmigo al departamento, todos los rincones de ese lugar me recordaban a mi adorada Amaia, aún podía oler el perfume de su cabello, aún sentía el calor de su piel y aun en mis labios llevaban guardado el sabor azucarado y dulce de sus deliciosos besos. Uno de esos días que sentí volverme loco, estallé contra todo en un colapso nervioso ante el asombro de la güera que reaccionó asustada cuando arrojé un plato al suelo, preso del coraje, de la impotencia y de la desesperación.

–Amigo, cálmate – La güera agarró mi mano que temblaba de los nervios – Tienes que tranquilizarte, vamos a sentarnos. No puedes ponerte mal, tienes que ser fuerte, después de todo has sido tú el que ha tomado esta decisión, no te vayas a poner mal ahora.

Yo soy el culpable de todo lo que nos está pasando a Amaia y a mí. Por haber hecho las cosas mal desde que comencé a tener algo sentimental con ella. Tuve que haber actuado de una forma diferente, yo mismo me había saboteado sin querer.

–Por eso me odio más, güera. Porque sé que Amaia debe estar sufriendo, debe estar llorando, desconsolada, allá en Mexicali y todo por mi estúpida idea de no divorciarme, antes de involucrarme con ella. Le he hecho mal a la única mujer a la que he amado en la vida y a la que sé de sobra que me ama.

Ahora no me queda más que enmendar ese mal que le he causado. Amaia se merece todo lo bueno de la vida y no estaré en paz hasta no conseguir que mi mujer esté en el lugar donde le corresponde, a mi lado, así como yo estaré en el suyo.

–No te discuto eso, Axel, pero ya las cosas han pasado como tenían que pasar – La güera me abrazó – No puedes alterarte por esto, ahora tienes que enfocarte en arreglar tu vida lo antes posible para que puedas ir en busca de tu reina.

Efectivamente, eso es lo que tengo que hacer, poner todo en el sitio que le corresponde, acabar de una vez por todas con ese absurdo matrimonio que nunca debió existir, pues yo hubiera obtenido todo lo que Cecilia me ofrecía por mis propios medios, y ella se había aprovechado de mi ambición de ser el mejor de los abogados.

–Eso quiero güera, pero no sé si pueda – Dije derrotado – Este lugar me la recuerda y quisiera irme con ella y ya no pensar en nada.

–No, ya tomaste esta decisión que sé de sobra que les está doliendo a los dos y ahora solo te queda, afrontarla y arreglar tu vida para que puedas ir a recuperarla.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora