Capítulo 328

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Amaia Domínguez García

Mexicali, Baja California, México

No me podía poner difícil y no pude controlar las ganas de dejarme llevar, por lo que me hacía sentir mi Axel, siempre que estábamos cerca. Ese hombre de una y de mil maneras siempre se las ingeniaba para sacar esa parte de mí, esa parte mía que solo con él sale a flote y es la parte mía que solo quiere estar con él siempre y, ante todo, por encima de la razón y de toda lógica. Mi corazón le pertenece y siempre le va a pertenecer y por eso, aunque me puse difícil los primeros fines de semana que él fue a verme a Mexicali, lo cierto era que aguantar y contener mis instintos me estaba costando demasiado y él lo notaba.

–Amaia, estaba pensando algo, mi reina – Dijo Axel, mientras me tenía entre sus brazos – Quisiera que busquemos un agente inmobiliario para rentar algo aquí en Mexicali.

No hay necesidad de que busquemos otro sitio, yo me encuentro muy bien aquí, ya me adapté y está perfecto para lo del trabajo. Yo estoy a gusto aquí y no le veo el objetivo de mudarme a otro lugar.

–Axel, no lo veo necesario en verdad – Respondí sorprendida – Yo soy feliz viviendo aquí y bueno, tú solo estás los fines de semana y creo que te has acomodado bien en el hotel y las veces que te has dormido aquí tampoco tienes queja ¿O sí?

No me puede venir a hacer sentir como antes para que después se regrese a León y me deje de nuevo. Yo no me quiero mover de este lugar y si él quiere rentar algo más que sea para él. Estoy muy cómoda con lo que he logrado, no me quiero mover.

–No es que tenga queja, preciosa. Es que necesitamos un espacio que podamos ocupar ambos y ya sabes a lo que me refiero – Axel se puso de pie y me ayudó a hacer lo mismo – Te amo, quiero que volvamos a estar juntos. Te lo digo de verdad como la primera vez que me trajiste aquí a tu casa, por eso quiero buscar un lugar al gusto de los dos.

No estoy de acuerdo con lo que me dice, si no quiere venir aquí nos podemos ver en otro lugar, me es muy difícil separarme ahora de la casa que me dio cobijo y a la que me acostumbré, ya en otro sitio va a ser diferente y me tocará adaptarme de nuevo.

–Axel, es que no sé – Dije nerviosa – Me costó mucho separarme de ti cuando me vine de León, que ahora todo esto me da más miedo. No me gusta la idea de tenerte solo los fines de semana, cuando estaba acostumbrada a tenerlo todo contigo.

No quiero volver con Axel para que de nuevo todo se me vuelva arena entre los dedos. Me niego a volver a pasar por lo mismo. Deseo que mi vida esté tranquila y que si va a funcionar que sea para siempre, no quiero nada a medias. Ahora es todo o nada.

–También yo, mi hermosa Amaia – Axel me miró a los ojos – Quiero volver a tenerlo todo, pero no siempre es posible, cariño y creo que si ambos queremos que esto funcione, debemos darlo todo.

Lo di todo y estoy dispuesta a darlo todo de nuevo, pero antes me tiene que dar una garantía, no puedo ir de nuevo por el mundo con los ojos cerrados, ya no estoy para eso, ya sufrí lo que tenía que sufrir, y ahora necesito una estabilidad en mi vida, es lo que pido.

–Yo siempre lo di todo y quiero seguirlo dando, pero dime Axel ¿Hay alguna garantía? Digo para que podamos volver juntos a León, es lo que quiero saber, mi rey. Quiero saber en dónde estoy parada.

Axel se quedó callado ante lo que yo le acababa de decir y la verdad no era para menos. Yo tenía derecho de saber a dónde es que iba a ir todo eso porque no me iba a aventar a estar de nuevo compartiendo todo con él para que después él me abandonara y ahora sí, nada, ni nadie iba a poder ayudarme a levantarme.

–Amaia, estás parada principalmente en el centro de mi corazón – Admitió Axel – Estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para que esto de nosotros funcione, como ya sabemos ambos que sí funciona.

Pero ya no iba a ser lo mismo, ya sé lo que es vivir sola, así que, si él quiere que esto funcione de verdad, debemos poner una base bajo nuestros pies, no quiero volver a estar tambaleante por la vida dando tumbos.

–Sí, Axel. Pero, no será lo mismo – Dije derrotada – Ya no estamos en León, ni estaremos juntos todos los días y no sé, yo tengo miedo que seamos como todas las parejas que no funcionan a distancia y...

–Amaia, no somos como esas parejas cariño – Axel, me besó con ternura – Si lo fuéramos, no estaríamos aquí, ni ahora, uno delante del otro y mirándonos como nos hemos mirado siempre, con respeto, con amor y con admiración.

Desde luego que eso ha sido justo lo que tenemos, pero si nos llega a pasar de nuevo, si nos separamos, ya no sé qué va a ser de mí. Yo soy la que siempre sale perdiendo. Aunque no lo crea a mí, es la que le duele más, la que tiene que empezar de cero en todo.

–Claro que así es justamente como nos miramos, Axel, pero tengo miedo que las cosas no nos vayan a salir para nada bien. No quiero perderte por segunda vez y eso es lo que me aterra más que nada.

No se me hace justo que tengamos todo de nuevo y se derrumbe como castillo de naipes, no es lo que quiero de mi vida estar llorando todo el tiempo por algo que no va a poder ser nunca, quiero algo concreto y sólido.

–No me perderás, jamás Amaia – Dijo muy seguro y me estrechó entre sus brazos – Te vine a buscar y sé que, por ahora, no te puedo garantizar un día y una hora de volver juntos a León, pero solo puedo decirte que sí lo haremos, de una manera o de otra y eso es una promesa.

Entonces voy a esperar a lo que me está diciendo mi amado Axel. Si todavía no vamos a volver a León, debemos tener un lugar lindo para los dos, pero solo cuando él me venga a visitar, me encuentro muy bien en esta casa.

–Bueno, en tal caso podemos buscar algo que sea al gusto de los dos – Le dije emocionada – Solo que con la condición que solo lo ocuparemos estando juntos, cuando tú no estés aquí en Mexicali, yo dormiré aquí en mi casa. Aquí ya me acostumbré a mis cosas.

–Como quieras, mi reina. Todo será como tú quieras, Amaia.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora