Capítulo 297

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Axel Vega Lazcano

León, Guanajuato, México

Las cosas con mi hermosa Amaia estaban yendo de lo mejor posible, pero justo cuando eso pasaba tuvimos otra sesión del juicio de mi divorcio y aunque Ivanna siempre se las ingeniaba para que todo nos saliera lo mejor que fuera posible, siempre terminaba pasando algo que afectaba demasiado a Amaia y ese día, sin estar completamente prevenidos, pasó lo peor, pues el abogado de Cecilia, llamó a declarar a Amaia, sin tenerla en cuenta en su lista de testigos.

–Su señoría, solicito la presencia de la señorita Amaia Domínguez García en el estrado, por favor – Dijo el abogado de Cecilia y nos miró con desprecio a Ivanna y a mí.

Esto no estaba siendo del todo legal, pues a ella no le había llegado la notificación de que se debía presentar en el juicio, esto lo estaban haciendo para desestabilizar a mi preciosa Amaia. Pero vamos a salir bien librados de esta también.

–Concedido, abogado – Respondió la juez – Señorita Amaia Domínguez García, pase al estrado, por favor.

La güera y yo, nos miramos incrédulos sabiendo que, aunque eso se veía venir, no pensamos que fuera a pasar justamente ahora. Amaia se levantó de al lado de Cris y nos miró un poco temerosa y un poco insegura, eso no me gustaba para nada porque tenía en mente lo que haría ese desalmado del abogado de Cecilia y no me gustaba para nada, pero no podíamos hacer nada, ni la güera, ni yo y cuando levanté la mirada Amaia ya estaba dando su juramento de decir la verdad y entonces, el imbécil del abogado de Cecilia, se paró en medio de la corte con una sobrada autoridad.

–Señorita Domínguez García, limítese a responder sí o no a esta pregunta – Dijo el abogado queriendo intimidar a Amaia – Dígame ¿Es usted amante del señor Axel Vega Lazcano?

Es obvio que esa sería la primera pregunta y desde luego que esto precisamente es el marco de la demanda interpuesta por Cecilia. No cabe duda que quieren estar corroborando cada una de las faltas que había hecho. Pero sé que mi amada no va a decir nada que no sea la verdad.

–Sí, lo soy.

Estaba respondiendo como se debe y sé que ella no se va a dejar envolver por las trampas que seguro han planeado Cecilia y su abogado.

–Muy bien, ahora respóndame ¿Hace cuánto que tiene una relación con él?

Amaia va a contestar con la verdad, no tenemos nada que ocultar, además mis problemas con Cecilia empezaron desde mucho tiempo atrás, en definitiva Amaia no había sido la causante de mi ruptura con Cecilia. Ese matrimonio había estado condenado al fracaso desde mucho antes de que iniciaran las infidelidades de ambas partes.

–Hace tres años.

–De acuerdo – El abogado sonreía malvadamente – Siguiente pregunta, ¿Cómo es que fue envuelta por el señor Vega para terminar siendo su amante?

Me quería poner a mí como el peor de los hombres, pero sé que mi preciosa mujercita me va a defender contra viento y marea. Me gusta la honestidad de Amaia. Lo bueno es que no se va a dejar envolver, el abogado es lo que quiere hacer. Pero no lo va a conseguir.

–Eso no fue lo que pasó – Respondió Amaia con sobrada seguridad – Axel, nunca me obligó a mí a nada. Yo fui la que quiso tener la relación con él, es más, yo fui la que se lo propuse.

Está diciendo toda la verdad, pero no quería que ella saliera como la mala del cuento. Este abogado quería acorralarla a como diera lugar, pero en algo se va a equivocar y no va a obtener lo que está buscando. Me doy cuenta de que ahora esa iba a ser su estrategia, incriminarla y que Cecilia fuera la víctima.

–Dígame, entonces, la escucho – El abogado parecía molesto – Necesito saber, la forma en que usted, propuso una situación tan poco ventajosa para usted. No es necesario decir que, no es bueno para una mujer soltera ser la amante de un hombre casado.

Cómo es posible que la juez no intervenga en repudiar la forma en la que se le estaba interrogando a Amaia, el abogado no tenía por qué intimidar a Amaia. Ivanna tenía que objetar en esta pregunta o más bien intimidación.

–Objeción – Se manifestó Ivanna – El abogado trata de intimidar a la testigo y pone en duda lo que ella ha dicho.

–Aceptada – Dijo la juez – Abogado, limítese a hacer preguntas concisas y no haga especulaciones.

–De acuerdo, su señoría – Se molestó el tipo ese – Cambiaré el contexto de la pregunta. Señorita Domínguez ¿Por qué quiso usted, convertirse en la amante del señor Vega?

Estoy seguro de lo que va a decir mi mujer, ella no se va a quedar con las ganas de restregarle en la cara a Cecilia por qué lo hizo. Creo que el tiro le va a salir por la culata. Mi preciosa Amaia no tiene pelos en la lengua.

–Se lo propuse porque en verdad yo sí lo amo, lo he amado desde siempre – Dijo Amaia muy segura – A mí, no me importaba que Axel fuera casado o no, simplemente yo quería hacerlo feliz porque era obvio que él no lo era al lado de su mujer y no pedía que dejara nada por mí, yo solo quise estar a su lado y no me arrepiento de haberlo hecho.

Estoy tan orgulloso de cómo le está respondiendo Amaia al abogado, creo que no se va a quedar con nada, aquí la cuestión es que Cecilia quede mal.

–Vaya, una amante sincera – Dijo el abogado en voz alta – Señorita Domínguez, ¿Está usted orgullosa de la relación que mantiene con el señor Vega?

Desde luego que lo está, al igual que respondería yo sí me llegaran a hacer esa pregunta. Pero ella en sí no debería ser mi amante, sino mi esposa. Es una lástima que Amaia nunca ha querido casarse, yo sería su esposo sin siquiera pensármelo dos veces. Pero Cecilia no me quiso dar el divorcio desde antes.

–Lo estoy – Dijo Amaia desafiándolo – Todos aquí ya saben, que soy la amante del señor Vega y no me da miedo reconocerlo. Amo a Axel Vega, lo amaré por siempre y si tuviera que ser su amante toda la vida, yo encantada lo sería.

Amaia dejó callado al abogado de Cecilia, al fiscal y a varios funcionarios de la corte, incluida la misma juez, que no daba crédito a lo que mi mujer acababa de decir. Ivanna, se sentía orgullosa de Amaia, así como Cris, por la valentía y el aplomo que manifestó mi mujer, al no dejarse intimidar por ese desgraciado y al decir las cosas, tal cual fueron. Algo de lo que no me sentía orgulloso, porque he sido yo el que la puse en ese lamentable lugar, Amaia no se merecía esto y yo nunca debí hacer así las cosas, debí ser libre antes de tener cualquier relación con ella.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora