Capítulo 228

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Yo no tenía la culpa que Axel se hubiera fijado en mí y no en ella, además ella nunca había dicho nada de su interés por él, no me iba a cansar de decirlo, porque era la verdad, y ella tenía un esposo que la amaba, que creo que todavía la ama.

–Ale, por favor yo te pido que te calmes – Me alejé un poco de ella temiendo lo peor – A mi defensa solo te puedo decir, que cuando yo empecé algo con Axel, yo no sabía que tú estabas interesada en él.

Mi hermana me tenía que creer, yo no me hubiera metido con Axel de saber eso, yo soy inocente de eso que me acusa.

–Esas son mentiras, eres lo que siempre ha dicho Prudencia – Me alegó – Una zorra, una fácil, también una mentirosa y una mal nacida.

Ale ya no siguió diciendo más, se acercó a mí y no tuve a dónde recorrerme, me arrinconó en una de las esquinas de su despacho y me dio tres cachetadas bien puestas y cuando me puse la mano para cubrirme la cara, me jaló tan fuertemente del cabello forzándome a mirarla a los ojos, a esos ojos verdes que estaban poseídos de dolor, de coraje y de odio. Nunca había visto a Ale mirándome así y eso me dolía y mucho.

–Sí, puede que lo sea, nunca he dicho que sea una santa – Rebatí llorando desconsolada – Soy todo lo que digas y lo acepto Ale, pero no te miento al decirte que cuando tú me dijiste que querías algo con Axel, nosotros ya llevábamos tiempo de relación y por eso, ya no pude hacer nada.

Mi hermana me fulminaba con la mirada, estaba demasiado enojada y me daba miedo que me fuera a golpear, Ale, si era de las que pegaban, ella no medía la fuerza que tenía y yo no le podía regresar el golpe, la respetaba demasiado, aunque ella no, lo creyera.

–Siempre con tu tonito de voz de niña estúpida "Yo no pude hacer nada" – Me imitó – Siempre, se puede hacer algo Amaia. No me imagino como te hubieras puesto tú, si yo te hubiera hecho eso seguramente ya me estuvieras crucificando.

Jamás había visto a mi hermana dirigiéndose a mí de esa forma, o burlándose de mi forma de hablar, siempre me había defendido y ahora ella era la que me quería atacar, y yo no quería que mi hermana se pusiera mal o más de lo que ya estaba.

–No te miento y no te digo que no, pero no pasó conscientemente. Te lo juro Ale, tú te tardaste muchos años en decirme lo que sentías por Axel y yo no soy adivina, no me lo hubiera imaginado nunca.

–Para ser la mujer más inteligente que conozco, te has pasado de estúpida o te haces la que no sabías, por tu conveniencia. Te aprovechaste de todas tus mañas de zorra para envolver a Axel.

–No fue así, te lo juro. Es más, cuando empezó lo mío con Axel, quedamos solo en eso de ser amantes, pero luego las cosas se complicaron y ya no lo pudimos evitar.

Nosotros no íbamos a pasar de eso, pero una cosa llegó a la otra que terminamos enamorados, yo no pensé que íbamos a pasar por tantas cosas y que íbamos a durar tanto, y me enamoré sin dudarlo, estoy enamorada de Axel y él de mí.

–No Amaia, siempre has querido lo que yo tengo. Querías el apoyo de mi padre para estudiar, que no te lo dio, querías las oportunidades que yo he tenido y querías mi belleza, eres una envidiosa.

Quise por todos los medios calmar a mi hermana, pero ella cada vez se ponía peor. Todos mis esfuerzos eran en vano. No quería que se pusiera más histérica de lo que ya estaba.

–Eso no es cierto, yo nunca te he envidiado nada, y si pedí una oportunidad para estudiar era porque a mí también me la tenía que dar y nunca me la dio, así que yo solo he visto por mí.

–Soy una estúpida que te abrí las puertas de mi casa, debí haberle hecho caso a Prudencia, ella bien que me dijo que no me fiara de ti. Que eras una envidiosa y que terminarías haciéndome daño y aquí está el resultado, justo lo que ella tanto me había dicho que pasaría.

Ella parecía una mujer poseída por el dolor de lo de Axel, pero lo cierto era que yo no tuve la culpa, que él no tuviera antes un interés en ella, tampoco pensé que ella se iba a callar lo que sentía por él y yo soy mala en ese tipo de deducciones, yo le aclaré que si me ha dicho a tiempo que ella quería a Axel yo no me habría metido.

–Si yo hubiera sabido que a ti te gustaba Axel, no me hubiera metido con él, yo te respeto Ale, aunque tú no lo creas.

De haberlo sabido antes nada de lo mío con Axel se hubiera dado, yo no podía adivinar los sentimientos de mi hermana, no soy culpable de nada de lo que ella me acusa, no le he robado nada, no me metí en una relación, porque nunca ha existido, ella era la que se estaba metiendo ahora en mi relación con Axel.

–Eres una maldita mentirosa, de seguro se estuvieron riendo de mí, por tu forma ser, por ser una zorra, por eso es que nuestra madre nunca te ha querido, eres la peor basura.

–Perdóname por favor, si necesitas que yo deje a Axel, yo lo dejo, debemos estar bien, nosotras dos tú eres mi hermana y te quiero.

Me empezó a pegar en la cara, hasta que me sacó sangre y yo dejé que lo hiciera, si eso ayudaba a que se calmara, jamás le iba a levantar la mano a mi hermana, yo la quiero mucho y no le faltaría nunca al respeto.

–Cállate zorra, ahora me quieres dar tus sobras, pero ahora se van a atener a lo que haga Cecilia, ella fue la que los investigo y lo van a pagar muy caro y luego tú tienes que vértelas con Prudencia, Cecilia le envío ese mismo sobre a su casa. Quiero ver cómo te va cuando ella se entere, pues el escándalo que se va a armar va a ser por culpa de tus cascos ligeros.

–No me digas eso por favor, Ale, yo te quiero, yo no lo hice por hacerte daño.

Ella no escuchaba nada de lo que yo le decía, estaba fuera de sus casillas.

–Te prohíbo que veas a mis hijas, nada tienes que ver con ellas, no quiero que se les vayan a pegar tus malas mañas, eres un asco de persona. Si intentas acercarte a ellas te va a pesar.

De pronto fuimos interrumpidas, por mi padre y por Axel que abrieron la puerta del despacho de Ale.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora