Capítulo 289

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Axel Vega Lazcano

León, Guanajuato, México

Las cosas estaban demasiado tensas y muy preocupantes porque ahora no solo teníamos el problema de Cecilia, también estaba en problema de las hermanas de Amaia, quienes al parecer solo iban a vivir para darnos múltiples problemas. Pasaron unos días desde que fueron a molestar a nuestro departamento, hasta que tocó ir a la segunda sesión del juicio de divorcio.

Ese día Amaia no iba a presentarse al Tec, ni tampoco en las prácticas, ella quería estar a mi lado y por supuesto que eso yo se lo agradecía, pues ahora más que nunca necesitaba tener a mi mujer a mi lado. Estábamos en nuestro mejor punto y siempre es bueno estar junto a las personas que en verdad amas y que te aman a ti.

–Amaia, cariño. Gracias por venir conmigo – Le dije a mi mujer – Eres todo lo que necesito para enfrentar con tranquilidad y con calma todo este proceso.

–No me agradezcas por nada, mi rey. Yo siempre estaré a tu lado en todos los momentos en los que tú más me necesites.

La amo por sobre todas las cosas, sé que la voy a tener a mi lado por muchos años, por el resto que nos queda de vida, no la voy a soltar nunca, es lo mejor que me ha pasado y no la cambiaría por nada en el mundo, es mi tesoro más preciado y la voy a necesitar siempre. Es la mujer perfecta para mí y sé que nunca me va a abandonar, estaremos en las buenas y en las malas, como cualquier pareja que se ama.

–Gracias mi reina hermosa, eres mucho más de lo que yo me merezco. Te amo, Amaia, tú lo eres todo para mí, nunca olvides que te amo por sobre todas las cosas.

–Y tú para mí, Axel. Eso no quiero que lo dudes jamás, que juntos podemos enfrentar lo que sea.

Besé y abracé a mi hermosa mujer y juntos nos fuimos a la corte, apenas teníamos el tiempo necesario para llegar allá y así lo hicimos. Nos fuimos Amaia y yo camino para allá y al llegar allá estaban ya la güera y también Cris. Ellos ya nos estaban esperando para entrar todos juntos a esa segunda sesión.

–Hola chicos, creímos que no iban a llegar a tiempo – Nos dijo la güera – Ya hasta los íbamos a llamar. Menos mal, que ya están aquí.

–Hola, güera y Cris – Respondí – Sí, apenas alcanzamos a llegar. Pero, ya estamos aquí, que es lo que cuenta.

No podíamos faltar a ninguna de las sesiones del juicio, eso sería muy perjudicial para todos, pero habíamos llegado justo a tiempo, así que no teníamos más tiempo que perder, y hoy es un día muy importante de declaraciones, hoy Cecilia iba a saber que no la tiene ganada.

–Todo saldrá bien – Nos dijo Cris – No se preocupen, allá está Ismael y hoy le toca rendir su declaración. Eso nos va a servir de mucho.

–Claro que sí, todo estará bien. Ya es hora de entrar, tenemos que tomar nuestros lugares ahí.

Todos entramos a tomar nuestros lugares en la corte como correspondía. Yo tomé la mano de Amaia entre la mía, sin importarme nada. Vimos a Cecilia llegar con su abogado y ella dirigió una mirada de desprecio a nosotros, algo que no me importó, después de todo jamás sentí nada por esa mujer desgraciada.

Tomamos asiento en nuestros lugares y me tuve que separar un poco de Amaia ahí, ella se quedó sentada detrás de nosotros con Cris. Es lo que se tiene que hacer, yo tenía que estar en la parte donde me correspondía.

–Axel, todo saldrá bien – Dijo la güera – Verás cómo Ismael, va a hacer caer por los suelos la reputación de la infeliz de Cecilia.

Eso lo sé, Ivanna va a hacer temblar a Cecilia cuando Ismael empezara a hablar, desde luego que la güera le iba a hacer las preguntas más relevantes, las que pusieran a Cecilia contra la espada y la pared. Ni siquiera su pobre abogado iba a tener que preguntar, quedarían acabados los dos.

–Lo sé, Ivanna. Tú, en estos casos, eres implacable y confío plenamente en ti. Y no solamente yo, también Amaia. Solo espero que lo que pase aquí, no la vaya a afectar demasiado.

Cada que tuviéramos que venir había una posibilidad de que salieran muchas cosas de mí, que no me gustaría que mi hermosa Amaia se enterara, pero tampoco le quería ocultar lo que había sido de mi vida, aunque ella supiera que nunca fui un santo.

–Sí, Axel, eso quería decirte. Tal vez no fue bueno que ella viniera hoy, antes que llegaran ustedes yo pude ver que Cecilia entró con unas personas aquí, con varias mujeres para ser exacta.

Me temía que eso lo iba a usar Cecilia en mi contra, y me ha quedado claro que ella se iba a valer de esas mujeres, aunque se hubieran acostado conmigo, aun estando casado con ella, en eso sí nos llevaba la delantera. Nosotros solo habíamos podido reclutar a Ismael, pero es una pieza fuerte en este día de declaraciones.

–Ya me imagino para que – Dije molesto – Seguramente las debió traer para que testifiquen en contra mía. Ya las puedo ver, güera. Son mujeres que han pasado por mi vida y por mi pasado y que tuvieron alguna vez algo que ver conmigo.

Ahora me estoy arrepintiendo de haber dejado entrar a esa víbora de Cecilia en mi vida, aunque todo iba a quedar en una mera transacción de negocios donde los dos nos íbamos a beneficiar, eso ahora me está saliendo más caro que si no me hubiera casado con ella. Me gustaría retroceder en el tiempo y no haberme casado con esa mujer venenosa.

–Sí, amigo. Por eso espero que a Amaia eso no le vaya a perjudicar de ninguna manera. Ni hablar, eso no lo podemos evitar y así como nosotros buscamos a Ismael, ella se valdrá de todas sus cartas para perjudicarte. Así es esto.

No la podía desmentir, Cecilia también estaba usando ese recurso y había encontrado a más mujeres de las que me hubiera imaginado que vendrían a hablar en mi contra. Ellas me van a perjudicar y desde luego que a mi preciosa Amaia no le iba a gustar nada escuchar lo que esas mujeres dijeran y hasta exageraran, no les importaba ser manipuladas por la loca de Cecilia.

–Sí, güera. Así es esto y no podemos hacer nada.

Me sentí mal por un momento por el desorden de vida que yo había llevado antes de estar con mi hermosa Amaia, ahora es que todo eso iba a tener repercusiones y al ver ahí en la corte a varias mujeres que pasaron por mi cama, sentí feo que mis acciones pasadas pudieran herir a la mujer a la que realmente sí amo. No quería que Amaia sufriera por mis acciones estúpidas de mi pasado.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora