Capítulo 264

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Agradecía a Cris que me tratara de animar, pero en ese momento nada lo lograba que yo me calmara. Me dolía demasiado darme cuenta de que Cris y yo teníamos demasiada mala suerte y no solo en la vida, en haber caído en las garras de dos seres que son demasiado fríos y que no tienen ni una pizca de sentimientos con los demás. Cris pidió en el lugar un poco de alcohol y yo lo aspiré buscando sentirme un poco mejor, mientras que permanecíamos ahí sentados.

–Amaia, ¿Ya te sientes mejor? – Preguntó Cris muy preocupado – No quiero que te vayas a desmayar. Me preocupas mucho.

Sé que me tengo que tranquilizar y ver qué voy a hacer de mi vida de ahora en adelante, ya no quiero regresar al departamento, por lo menos no por el momento. No quiero volver a ver la cara de ese tirano. Prefiero quedarme en la calle o ir a ver si un amigo me tiende la mano.

–Sí, Cris. Ya me siento mejor y muchas gracias por preocuparte por mí – Respondí afligida – Te quiero mucho y gracias por ser mi amigo y por estar aquí ayudándome a que yo me sienta mejor.

Un buen amigo siempre es necesario para un caso como el que estoy pasando, me alegra tener a Cris como mi mejor amigo, él aparte de todo eso también se encuentra con una persona que es muy insensible. En muchas ocasiones me ha dolido como lo trata la güera, no es justo si él la ama tanto, no debería tratarlo así.

–Te quiero mucho yo también a ti, Amaia. Eres una excelente amiga, eres una hermana para mí y te quiero mucho. Siempre estaré aquí para ayudarte, así como tú lo has estado para mí.

Él también es un excelente amigo y ha estado para mí las veces que lo he necesitado. No importa a la hora que lo busque siempre va a estar para mí, de eso no tengo a menor duda y él sabe que puede contar conmigo en las mismas condiciones.

–Siempre lo estaré y lo sabes. Lo cierto es, Cris, que no sé qué haré con Axel. Creo que es mejor que dejemos aquí las cosas, yo después de cómo se ha puesto le tengo mucho miedo. No creo poder soportar estar cerca de él, será ir por lo poco que tengo en el departamento y ver que hago.

No me gusta esa sensación de querer estar al lado de Axel, pero al mismo tiempo sentir miedo de que otra vez se vaya a poner, así como se puso, yo no aguanto a la gente controladora. Ya bastante he tenido cuando vivía con mis padres, si es que a esa señora se le puede llamar madre. No es justo que Axel sabiendo todo eso se ponga ese plan conmigo.

–Amaia, sé que no soy quién para darte un consejo y aun así me atreveré a dártelo. Es mejor que hables con Axel, antes de decidir nada. Todo esto también se debe a la tensión que hay por lo que está pasando con el asunto de su divorcio, tienen que hablar de todo eso y dejarle claro que tú no quieres ese trato.

–Es cierto, pero eso no justifica como se portó él conmigo, yo soy consciente de mis actos y de lo que digo, pero él no. No tuvo nombre lo que me hizo y por eso me siento peor, Cris. Yo lo amo, pero no le voy a estar aguantando esa forma de cobrarse las cosas.

No soy alguien que soporte los malos tratos, ni la violencia y así me había sentido violentada por el hombre que amo y eso es lo peor de amar a una persona así, él me vio sufriendo y no le importó, es más, lo disfrutó y todavía tuvo el descaro de decírmelo.

–No te preocupes Amaia, te entiendo perfecto. Vamos a volver a tu departamento y si vemos que Axel está en un plan difícil te puedes ir a quedar a mi casa, sabes que siempre eres bienvenida.

–Gracias, Cris y si supongo que tenemos que volver. No vaya a ser que la güera se enoje conmigo por entretenerte. No quiero que tengas ningún problema con ella por mi culpa.

Cris y yo volvimos al departamento y nos sorprendimos al llegar allá y ver a Axel totalmente descompuesto, llorando y platicando con Ivanna. Yo pensé que eso nunca lo iban a ver mis ojos, que Axel Vega llorara por ninguna mujer y eso estaba pasando, aunque no sabía si era por mí que él llorara o por todo lo que ya lo estaba rebasando. Axel, al notar que yo estaba ahí de regreso, se levantó de su silla y se acercó a mí.

–Amaia, cariño. Qué bueno que has vuelto, estaba muy preocupado – Axel me abrazó y yo me quedé inmóvil – Te amo tanto, no puedo vivir sin ti. Gracias por traerla de regreso, Cris.

Yo no le devolví el abrazo, no creo que se lo merezca, no le voy a aguantar que se porte de esa manera conmigo, yo tengo sentimientos y al parecer no le han importado nada.

–Por nada, Axel – Respondió Cris – Todos aquí sabemos que la amas, por eso me parece increíble que la hagas sufrir. Amaia es una niña encantadora que se merece solo a alguien que la ame y la consienta todos los días.

Definitivamente, es algo que Axel no hace, si me siento mal y lloro, es cuando más tirano se porta, es un bruto que no entiende que eso me pone más sensible de lo que ya soy.

–Es lo que le dije al burro de mi amigo – Dijo la güera – Chicos, no pierdan lo que tienen. No dejen que el orgullo y los corajes maten ese amor que sienten.

Por lo menos yo sí sigo sintiendo amor por él, pero si él ya no me quiere, que me lo diga y yo busco para donde irme, no me voy a quedar para que me siga humillando las veces que quiera. Me conoce desde siempre, he pasado por mucho para que venga él ahora a tratarme con la punta del pie.

–Amaia, dime algo, preciosa – Me pidió Axel – Cariño, háblame. Por favor, aunque sea, dime que he sido un mierda, pero no te quedes callada, dime algo, lo que sea, yo te entenderé.

Todo el departamento giró a una velocidad que no podía ser, me sentía en medio de un remolino y mis ojos se cerraron mientras todo daba vueltas. De pronto mis piernas se aflojaron y no me sostuvieron y no supe más de mí. Quedé perdida en un sueño del que no sabía si alguna vez iba a volver, solo escuchaba a lo lejos las voces de Cris, de la güera y de Axel.

–Chicos, por favor ayúdenme – Pidió Axel – Amaia se ha desmayado.

–Llévala a la recámara – Dijo la güera – Voy por el alcohol.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora