Axel Vega Lazcano
León, Guanajuato, México
Me sentí peor que nunca en mi vida, cuando Mauricio y yo entramos en la oficina de Ale y vimos todo el problema que se había dado entre Amaia mi hermosa mujer y Ale. Mauricio tomó del brazo a Amaia que estaba sangrando mucho de la nariz y eso me asustó, pensando que Ale se la pudo haber fracturado o qué sé yo, pero cuando me iba a salir detrás de Mauricio y también de Amaia, Ale me agarró del brazo con fuerza, llena de un odio imposible de contener.
– ¿A dónde crees que vas, Axel? – Me preguntó – Creo, que al menos después de todas tus mentiras, me debes una explicación y te exijo que me la des, ahora.
Ahora lo que más me importaba era ver cómo atender a Amaia, no iba a estar satisfaciendo las exigencias de Ale, estaba fuera de sí, aunque yo no tendría que estar dándole explicaciones de mis actos. Yo como amigo que me consideraba de ella, no le he pedido cuentas de lo que ella hace.
–Ale, Amaia está sangrando mucho y quisiera ver cómo está y después vengo a hablar contigo, te voy a dar la explicación que te mereces.
A ella no le importaba lo que le estaba pasando, a su hermana y más porque ella se lo ha provocado, para mí lo más importante es llevarme a Amaia, ver qué es lo que necesita, no la puedo dejar así, así que Ale se iba a tener que esperar.
–No, después no. Lo vas a hacer ahora mismo – Demandó – Me vas a dar la explicación, porque supongo que ya sabes que hoy es tu último día en la firma.
Desde luego que sabía todo eso, yo ya no voy a poder seguir en el despacho, les iba a traer muchos problemas a Mauricio, y vamos a deshacer la sociedad, ya quedarme no es factible, pero no me importa, no me voy a quedar parado por eso, yo puedo volver a empezar de cero.
–Lo sé y también sé que no hay marcha atrás. Ale, no hay mucho que explicar – Me sinceré – Desde hace un poco más de dos años, yo tengo una relación con Amaia y no es como lo piensas, estoy enamorado de ella y ella me corresponde.
Le estaba diciendo lo que estaba pasando, esto de su hermana y yo no es de ahora, llevamos nuestro tiempo, y no es como ella piensa, yo no le debo ninguna explicación, aunque se le esté dando, no es mi deber, pero que sepa que esto no es reciente, amo a Amaia y ella me ama a mí, la cuestión es nuestra no de nadie más.
–Eres un pendejo – Ella se acercó a mí y me cacheteó – Por haberte fijado en ella, dime ¿Qué tiene ella, que no tenga yo? Dímelo, Axel. Te exijo que me lo digas, con una chingada.
Ale me había dado esa cachetada con todo el coraje que tenía acumulado por tanto tiempo dentro de su ser y de su cuerpo, ella se sentía fatal y no la podía culpar si según ella llevaba tanto tiempo enamorada de mí, era lógico que se iba a poner de esta manera, pero no había marcha atrás, ya se sabía lo mío con Amaia y ahora solo nos quedaba a ambos, una cosa por hacer el decir la verdad.
–Soy solo un hombre que cometió muchos errores, que nunca quise lastimarte Ale. Espero que un día te puedas dar cuenta, que en verdad te quiero mucho como mi amiga, como la socia que fuiste para mí, pero nunca pude amarte del modo que tú querías que te amara.
Mis sentimientos no los voy a forzar, ella nunca fue mi tipo y ella lo puede tener todo lo que busca un hombre en una mujer, pero no es mi gusto, para ella es muy fácil hacer esa pregunta, pero no acepta la respuesta, que es muy válida para mí, porque la que me gusta y amo es Amaia, no ella, y me fijé en su hermana y no en ella, porque para mí la que me da lo que yo quiero es la mujer que amo.
–Pues no, y lo que más me enfurece de todo eso es que a mí no me pudiste amar, pero a Amaia, la has amado más de lo que debiste, tanto que Cecilia te va a dejar en la calle, por culpa de esa infidelidad.
Eso lo sé de sobra, y que Cecilia me deje en la calle, no me preocupa, si eso tengo que pagar por ser libre, no me va a quitar el sueño, el dinero va y viene y yo sé cómo conseguirlo, tengo mis dos manos en perfecto estado y mi mente, que es lo que más me importa.
–Sé de sobra que todo lo que me dices es lo más cierto del mundo, Ale, pero ya debes saberlo tú que en el amor no se manda y amo a Amaia como nunca he podido amar a ninguna mujer.
Para que le quede claro de una vez por todas, si ya lo sabe el mundo entero que Amaia y yo tenemos algo que sepan completo toda la información, Ale lo debe tener muy claro, que el amor que ella siente por mí, nunca será correspondido, yo amo a una sola mujer y esa es y seguirá siendo Amaia.
–Pues sí, espero que Amaia que además de zorra es una loca y es emocionalmente inestable y eso ya debes saberlo tú – Me recriminó – Ella no quiere una vida en pareja porque no quiere atarse a nadie, espero que sepas que eres uno más en su lista de hombres conquistados.
Ale estaba llena de dolor y de rencor, me dolía verla en ese estado porque a pesar de todo, mi cariño por ella en el plan de amigos es de verdad un cariño bueno y sincero y no me agrada que esté sufriendo del modo que lo hace, por un amor que yo jamás le prometí y eso me duele demasiado saber que ella nunca entendió que mi amor, nunca iba a ser de ella. Me quise salir de su despacho y cuando estaba por cruzar la puerta, ella me frenó arrojándome uno de sus tacones.
–No sé cómo piensas en irte así nada más, yo no he terminado de hablar contigo – Me reclamó Ale histérica – Al menos ten la decencia de escuchar lo que tengo que decir.
Tanta insistencia para que lleguemos a la misma conclusión, ella podría estar desnuda delante de mí si quisiera, pero no despertaba en mí ni el más mínimo mal pensamiento. Nunca ha sido mi tipo y no lo será. Es más, las veces que ella ha querido tener algo conmigo, me he sentido hasta mal por ella, que no entiende que a la fuerza ni los zapatos entran.
–Está bien Alejandra, habla. Tienes mi atención y piensa bien en lo que vas a decirme, porque es la única oportunidad que vas a tener para hacerlo.
ESTÁS LEYENDO
El socio de mi padre Cap 199 en adelante
Romancecontinuación del socio de mi padre a partir del capitulo 199 hasta llegar al fin