Capítulo 300

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Ale no entendía y jamás iba a entender razones, de eso ya me estaba dando cuenta y me dolía demasiado ver las cosas como realmente eran que mi hermana, estaba perdiendo la razón aferrándose a Axel y que no entendía por nada del mundo que él no le podía corresponder a su amor, por más que ella se empeñara en que eso así fuera. Ella me siguió insultando cuando mi Axel, se apareció en el baño de mujeres.

–Alejandra, ¿Qué rayos le hiciste a Amaia? – Le preguntó él, muy enojado – No entiendes que no te amo, que jamás te amé y que necesito y te exijo que nos dejes en paz. Yo nunca te he dicho nada con referente a sentir algo por ti, ya entiende que eso nunca pudo ser.

Si con esto ella no entendía, no sé con qué otra cosa iba a entender, estaba más claro que el agua. A Axel no le gustó nunca, mi hermana ella se hizo ilusiones sola, no es su culpa si la que se enamoró fue ella. Estaba cegada por unos celos que no venían al caso. Era como si le estuviera hablando a una pared, no creí hasta ahora que mi hermana estaba perdiendo sus facultades mentales.

–Ya vino el rey defensor de esta zorra, infeliz, desgraciada, miserable – Dijo Ale llena de odio – No me pudiste amar, porque esta pendeja se te metió por los ojos. Por eso no me pudiste querer como yo me merecía, porque no te diste ni la más mínima oportunidad.

Seguía insistiendo en que él no la amó por mi culpa como si se pudiera mandar en el corazón. Había perdido un matrimonio, una familia por su obsesión hacia Axel. Cuando él nunca le hubiera correspondido. Ya no había manera de hacerla entrar en razón, solo estaba viviendo su absurda realidad.

–Ale, ya basta – Le gritó Axel – Es en serio lo que te digo, necesito que nos dejes en paz. Ya no pierdas más la dignidad y que sea la última vez que tocas a mi mujer ¿Queda claro?

–Como el agua – Dijo Ale furiosa – Lo único que me consuela es que nunca van a poder ser felices, porque Amaia no es mujer de uno solo y no sabes el gusto que me dará cuando ella te engañe Axel y ese día es cuando vendrás a buscarme.

–Axel, mi rey – Lo abracé – Me siento muy mal.

No supe qué pasó y cuando reaccioné un poco, ya estábamos Axel y yo fuera del servicio de mujeres y Ale ya no estaba. Axel me sostenía en sus brazos y yo me sentía mareada, débil y muy desorientada.

–Cariño, te desmayaste. Nos iremos al depa y allá vamos a celebrar – Me dijo Axel – Ya le dije a la güera y a Cris que nos alcancen allá. No quiero estar aquí, ni un minuto más.

Me había desmayado y me seguía sintiendo muy mal, tampoco quería seguir en este lugar, lo que pasó con mi hermana me ha sacado totalmente de onda. Vi lo que me ha hecho su obsesión por Axel. Desea que lo nuestro se acabe para ella poder buscar a Axel. Está totalmente fuera de sí, Axel nunca intentaría tener algo con ella.

–Yo tampoco, Axel. Vámonos ya al depa. Me siento muy débil, mi rey y muy cansada. No sé qué me pasa.

Después de haber estado tan contenta por el triunfo del interrogatorio, me sentía como un globo, desinflado, Ale lo había dañado todo para una posible celebración, ya quería estar en el departamento. Ya no quería ver a nadie que no fueran la güera y Cris.

–Yo sí, cariño. Es toda la presión de lo que nos está pasando, yo te llevo en brazos al auto. Cris me ayudó a que lo abriera, necesito que te sientas mejor.

Axel y yo nos fuimos al depa y en sus brazos me pude relajar por completo, en la calma de nuestra recámara y de ese lugar en el que era más feliz que en ningún otro. Yo me seguía sintiendo mal y era verdad lo que dijo Axel que era por toda la presión a la que ambos habíamos estado sometidos últimamente.

–Amaia, cariño. Hemos dormido un rato, la güera y Cris ya llegaron – Me dijo Axel – Salí a verlos y volví a recostarme, estoy muy cansado también.

Todo se nos había acumulado y por eso estábamos demasiado cansados. No era suficiente con lo que nos habíamos quedado dormidos. Lo del juicio nos está pasando la factura de todo esto.

–Axel, esto del juicio nos está matando y temo que las consecuencias en nuestra salud, vayan a ser devastadoras – Le dije sinceramente – La verdad, me siento mal, aun cuando si pudimos descansar.

Nuestro cuerpo está resintiendo por lo que hemos estado pasando, tanta tensión y después de lo que me hizo Ale. Me sentía devastada, a pesar de que es mi hermana y la sigo queriendo, ya no deseo volverla a ver en mi vida. Es desgastante cada vez que hay un encuentro entre las dos.

–Lo sé, cariño y ¿Sabes? Debemos tener unos días solos para nosotros, necesitamos sacar toda esta tensión, pero por ahora vamos a celebrar el avance de este día con todo lo que la güera logró conseguir.

Tenemos que celebrar que la balanza se estaba inclinando a nuestro favor. Y en verdad necesitamos sacar toda esta tensión que se nos ha ido acumulando, y ya con Cecilia en la lona nos debemos olvidar del estrés.

–Sí, mi amor. Tenemos mucho que celebrar y lo que más celebro cada uno de mis días es que puedo estar contigo, eso lo es todo para mí porque te amo, Axel.

–Yo te amo más a ti, mi reina.

Axel y yo, nos levantamos de nuestra cama y nos recompusimos un poco para salir con la güera y Cris a comer ahí en nuestro depa. Me sentía mal por ellos también, porque en lugar de estar viviendo a plenitud su relación, los pobres aquí estaban al pie del cañón con Axel y conmigo y por eso para nosotros, ellos siempre serán los mejores amigos del mundo.

–Ya se ven un poco mejor – Nos dijo Cris – Ya más descansados, les trajimos variedad de comida para que escojan.

Por lo menos nos vamos a quedar en el departamento, no me siento con ganas de salir y ahora que Cris ha hablado de comida, se me ha abierto el apetito. Les agradecía que se hubieran tomado la molestia de pensar en nosotros, todos nos merecemos esta celebración. Que Cecilia y su abogado se ahogaran en su propio veneno y con ellos mis dos hermanas.

–Gracias, Cris – Dije feliz – Debemos celebrar con todo, el avance de hoy.

Tenemos que estar contentos porque por fin a Cecilia se le está dando una bofetada delante de todos, ahora nadie la va a ver cómo la víctima sino como la victimaría, de nada le ha servido ser abogada.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora