Capítulo 216

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

La que iba a salir perdiendo en todo sería Cecilia, si Ale le da su merecido solita se lo ha venido a buscar, yo no quiero tener ya nada que ver con esa mujer, hablaba hasta por los codos y todo porque había perdido a un hombre que ya no la quiere, vergüenza le debería dar al estar rogando por algo que se murió antes de que Axel y yo tuviera que ver conmigo.

–Mira lo que son las cosas – Cecilia sabía algo y yo estaba segura de eso – Tú defendiendo a la arpía de tu hermana, ella a su vez defiende a la arpía de la güera. Parece que no te das cuenta, que solo tú y yo salimos afectadas en todo esto.

Cecilia ya estaba hablando más de la cuenta, estoy segura de que ella sabe más de lo que dice, porque me está acusando directamente, aunque mi hermana no está entendiendo lo que esa mujer está diciendo.

–Ale, vámonos, por favor – Jalé a Ale – Quiero lavarme la cara para limpiarme las babas de esta mujer asquerosa.

–La inocente Amaia quiere salir ilesa de esto – Cecilia seguía con sus intrigas – Ella quiere que se vayan, porque no quiere lastimarte Ale. Tú no pudiste tener a Axel, pero ella bien que sí pudo y tan amiga es de Ivanna que hasta lo comparten, date cuenta Alejandra, estás ciega y el enemigo lo tienes más cerca de lo que crees.

La desgraciada de Cecilia sacaba cada enredo, pero entre todo eso está diciendo parte de la verdad y me da pánico que Ale le pueda entender lo que Cecilia no dice directamente, pero que me pone los pelos de punta, ya tengo que alejar a mi hermana de aquí, aun con las indirectas de Cecilia, la cosa se va a poner peor si no me voy con Ale.

–Cállate ya, desgraciada, infeliz – Le gritó Ale – Te repito de una buena vez que dejes en paz a Amaia, ve y agárrate con Ivanna esa es la zorra que se mete con tu marido. Mi hermana y yo, no tenemos la culpa que no puedas con la traición de Axel, date cuenta de que ya estás vieja y a Axel le gustan más jóvenes que tú, por lo que veo.

Mi hermana que ya no dijera nada, pues le iba a encender más la mecha a la loca de Cecilia y esta no iba a esperar nada para estallar, mejor evitaba todo eso, aunque Cecilia llevaba todas las de perder si se agarraban a golpes.

–Traición, una palabra que a pesar de lo buena abogada que eres no conoces. Verás, tal vez tengas razón y yo no soporté la traición de Axel. Aquí la pregunta para ti, Ale es ¿Podrás tú con la traición de Amaia? Y con la de Axel, por supuesto.

Cada vez esta mujer se ponía más pesada, y estaba diciendo toda la verdad, de un momento a otro podía soltar todo y me daba demasiado miedo la reacción de mi hermana, ella que ha estado enamorada de Axel de toda la vida.

–Ale, vámonos – Volví a decirle – Esta mujer está loca. Lo de Axel y la güera ya la enloqueció y es mejor que estemos lejos de ella.

Mi hermana se resistía, era lo peor del caso, porque ella tenía mucha fuerza, pero al parecer se tranquilizó y parecía que ya se iría conmigo, hasta que Cecilia volvió a abrir la boca y fue su perdición.

–No, pero si el show apenas va empezando – Cecilia se burlaba – Dime, Ale, ¿Qué será peor para ti? La traición de tu hermana menor o la traición del hombre al que amas, o tal vez las dos, date cuenta de que solo se han estado burlando de todos, y tú eres la más estúpida que no se ha dado cuenta.

Sin verlo yo venir, Ale le dio varias cachetadas a Cecilia y esa mujer con cada una que mi hermana le daba, volteaba a verme riéndose como una verdadera loca enferma y cuando pensé que no se podía poner todo peor. Axel abrazó por la espalda a Ale, separándola de Cecilia, cuya cara estaba fatal y llena de sangre por los golpes que le acababa de dar mi hermana.

–Ya basta, Ale – Se impuso Axel – No te tomes la molestia de pelear con esta mujer, no vale la pena.

–No valgo la pena, tienes razón, mi amor – Cecilia volteó a ver a Axel – Espero que digas lo mismo cuando te deje en la calle.

Ale y yo dejamos a Axel con Cecilia, en el estacionamiento y aunque yo estaba muy nerviosa por esa cuestión, lo cierto era que no podía hacer nada. Si hacía cualquier otra cosa me iba a delatar y ser demasiado obvia, y eso no nos iba a ayudar en nada. Entramos al despacho y me fui a lavar la cara.

–Mira Amaia, dime la verdad, está compartiendo con la zorra de Ivanna a Axel, o dime si tuviste que algo con él antes de la zorra de su amiga, de ser así te digo desde ahora que eso nunca te lo voy a perdonar.

Ale estaba furiosa, eso lo podía ver en su cara, entonces comprobé que sí había entendido todas esas verdades veladas que había dicho la loca de Cecilia y que yo ya estaba sentenciada por mi hermana para cuando se supiera la verdad, si es que se llegaba a saber.

–Pero como vas a decir eso, Ale, Cecilia está más loca que una cabra y ya te diste cuenta de que la amante de Axel es la güera.

Llegó un cliente de Ale y me salvó de la situación en la que me encontraba metida con ella y de la que pude salir afortunadamente gracias a él. Me salí del despacho de mi hermana y me fui a meter al de mi padre, pero ahí me encontré con Axel y él primero me besó intensamente y me mantuvo un rato en sus brazos, me sentía protegida por el hombre que amo.

–Nos vemos más tarde en el departamento, cariño, por favor, vete con cuidado, te amo mi reina.

–Yo también te amo mi rey.

Hice lo que me pidió y me fui al departamento toda cabizbaja, pero aun así tomando todas las precauciones, lo más probable era que Cecilia estuviera esperando por algún lado, esa mujer cada vez estaba más cerca de lo que nos gritaba, que ella sabía que Axel y yo teníamos lago y eso me espantaba, porque amenazaba con dejar a Axel sin nada.

–Cecilia me aseguró que además de la güera, yo tengo algo que ver contigo, me lo dijo muy segura y eso no me gustó para nada, aunque yo lo negué todo.

Eso heló mi sangre porque esa mujer estaba loca y yo no quería ningún problema con ella y lo que más me preocupaba es todo lo que le dijo a Ale y que en un momento dado, hasta mi hermana, investigara sobre nosotros.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora