Capítulo 217

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Axel Vega Lazcano

León, Guanajuato, México

Las cosas estaban poniéndose de lo peor con la loca de Cecilia y en muy mal momento. Esperaba que Ale no le fuera a decir a Mauricio del altercado que se había dado entre ella y Cecilia, porque Mauricio sería ahora el primero en volverse en mi contra, pues él me había dicho, que no quería ningún tipo de problemas con Cecilia y desde hace mucho tiempo, desde que supo que andaba con Amaia me pidió arreglar las cosas con Cecilia.

–Axel, ¿Podemos salir un rato? A dónde sea, por favor – Me pidió Amaia – Yo no puedo despejarme y tengo mucha tarea.

Amaia estaba totalmente estresada, que no se podía concentrar en sus tareas, pues las cosas se estaban poniendo peor de lo que yo me hubiera imaginado, puesto que ya Ale estaba sospechando de lo que le había dicho Cecilia.

–Sí, cariño. Solo que no podemos ir a dónde esté muy concurrido, si quieres vamos al parque metropolitano a caminar.

Ahora nos teníamos que estar escondiendo del ojo público, pues yo no quería que la gente nos empezará a ver con malos ojos y que todo recayera en Amaia, pero en definitiva teníamos que salir de este encierro que no nos estaba ayudando para nada a ninguno de los dos.

–Sí, por favor. Necesito quitarme de la mente todo lo malo que está pasando.

Totalmente de acuerdo en lo que decía mi mujer, todo lo que había pasado estaba a punto de convertirse, si no es que ya era, nuestra peor pesadilla, Cecilia con sus argumentos y sus amenazas ya me estaba colmando la paciencia y no debía yo dejar que ella acabara con nuestra paz.

–Claro, no te preocupes.

Amaia y yo, nos disponíamos a salir del departamento cuando se abrió el ascensor y bajó de él, la güera. Mi mejor amiga venía con una cara de molestia y de preocupación, que no podía con ella y yo temía que Cecilia también la hubiera ido a buscar a ella para causarle problemas.

–Hola, güera – La saludamos Amaia y yo – Parece que no has tenido un buen día, ¿Qué pasa?

Era notable lo mal que venía Ivanna, se notaba a leguas que su día no lo había pasado para nada bien, creo que debe estar pasando por lo mismo que nosotros por culpa de la loca de Cecilia, está no se conformaba con joderme a mí, sino que estaba ahora en contra de Ivanna.

–Hola, amigos – Nos dijo ella muy desganada – Sí, lo he tenido. No saben lo que pasó, la loca de Cecilia fue a la firma a decirme que me va a joder la vida por ser tu amante, Axel.

Tal como me lo había imaginado, no contenta con ir a armarnos ese escándalo en el despacho, también había ido al trabajo de Ivanna a causar estragos, lo que ella debía hacer es firmar esos documentos del divorcio, porque la que va a salir perdiendo va a ser ella, no me puede obligar a estar a su lado.

–Esto no puede ser – Me llevé las manos a la cabeza – Cecilia está fuera de ella misma. Acaba de causar hoy también un problema con Ale y con Amaia.

Con el supuesto hecho de que Ivanna es mi amante, Cecilia se fue ahora contra ella, algo que me había temido que iba a hacer, pues pienso que ahora no se va a detener en causar el mayor daño que pueda hacer, hasta que se lleve a cabo el juicio por nuestro divorcio, sus amenazas van a actuar en su contra.

–Mi amor, yo tengo mucho miedo – Amaia se perdió en mis brazos – Mejor no vamos a ningún lado, no vaya a ser que nos vea esa loca.

Pues en estos momentos sería lo más factible, que no saliéramos a exponernos al descontrol que ya traía Cecilia con todos nosotros, no le permitiría que se fuera sobre Amaia, ella es intocable, Cecilia no le podía poner un dedo encima porque la demandaría hasta llevarla hasta las últimas consecuencias.

–Si van a salir, los dejo. Me quiero poner hielo en la cabeza que me está reventando del dolor – Dijo la güera – Necesitan relajarse, están muy tensos y que estén tan preocupados, no ayuda en nada tampoco.

Cómo no lo íbamos a estar, si precisamente nos estaba agobiando la vida, no podíamos simplemente olvidar todo lo que estaba sucediendo a nuestro alrededor que había causado esa mujer, pero no voy a exponer a Amaia a que esa loca nos encuentre en la calle y vaya a armar uno más de sus escándalos y hasta querer agredirnos y yo no me iba a quedar de brazos cruzados, defendería a Amaia contra ella y contra los que vinieran a hacernos daño.

–No puedo evitar preocuparme, yo no quiero que esa loca te dañe güera y tampoco a Axel, me siento desesperada por estar con tanta tarea que no consigo hacer y es mi último año de la carrera.

Amaia se sentó en el sillón y se llevó ambas manos a la cara, empezó a llorar con mucho sentimiento y con demasiada desesperación que era tanta que no podía con ella. Estaba demasiado afectada y tensa por todo lo que pasaba. Yo solamente me senté a su lado y la envolví en mis brazos dejando que se desahogara. Ahora que había llegado la güera menos podíamos salirnos del departamento, si Cecilia la estuviera siguiendo se nos echaría a perder todo y no podía arriesgar a Amaia.

–Cariño, dime lo que necesitas y yo trataré en la medida de mis posibilidades poder dártelo – Le ofrecí – Tienes que estar tranquila y tienes que ponerte bien, preciosa.

Necesitábamos hacer algo para que Amaia se distrajera y dejara de pensar de todo lo malo que había pasado el día de hoy, además ella tenía que hacer sus deberes por lo que debía calmarse, la quería tranquila, no quería que esto le afectara en nada.

–Axel, es que no entiendes nada. Yo bajo presión no funciono y todo esto viene en el peor momento para mí, yo tengo que mantener mi beca – Amaia seguía llorando – No puedo permitirme que me la quiten y con todo esto no puedo ni pensar.

La entendía perfectamente porque yo me encontraba en la misma situación, pero veía que a mi preciosa Amaia la estaba afectando más que todo, porque no creía poder cumplir con los deberes y podía tener algún inconveniente con su beca estudiantil. Ella es muy responsable y teme mucho no poder hacer sus tareas.

–Te entiendo, Amaia – Le dijo la güera – Necesito que te calmes, porque si todos nos desesperamos, no vamos a llegar a nada bueno. Dime, ¿Qué necesitas para calmarte?

Precisamente eso era lo que estaba pensando yo también, que Amaia debía calmarse porque sé que bajo esa presión no iba a poder hacer nada, ella se bloqueaba por completo y eso equivalía a no hacer nada de lo que tenía pendiente de sus materias.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora