Capítulo 232

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Sé que si yo me voy a algún lado, donde nadie sepa que existo, los demás ni se darán cuenta, porque siempre he sido un cero a la izquierda, no soy nada y él no debió arriesgar todo lo que había conseguido por mí, ahora no iba a tener nada tampoco, ni firma, ni casa, ni nada por lo que él había luchado tanto.

–No digas eso, tú vales mucho la pena – Me consolaba la güera – Axel, nunca en su vida ha sido tan feliz como lo es ahora contigo y estoy segura de que para él, lo que está por pasar no es nada, él daría todo por estar contigo Amaia.

Pero a fin de cuentas yo era la culpable de todo, yo lo orillé con mi declaración, no debí decirle nunca nada, debí permanecer callada y no voy a tener perdón porque él se va a quedar sin nada ya Cecilia se lo advirtió y con todas las pruebas en mano no se podía hacer absolutamente nada.

–Gracias, güera – Respondí abatida – Pero, ya no sé, creo que hice mal al decirle que quería algo con él.

Ya no pude seguir hablando las lágrimas, nublaron todo en mí y lloré más y más hasta que se abrió la puerta y Axel, caminó a paso rápido hasta llegar al sillón dónde estaba sentada con la güera y entonces me tomó en sus brazos. Yo me dejé llevar y lloré mucho en brazos del hombre que amaba y al que le había jodido su vida, su carrera y su reputación, por no callar algo que nunca debió salir a la luz.

–Amaia, cariño, por favor ya no llores, preciosa – Axel, me consolaba con mucho amor – No quiero verte así, me duele mucho ver cómo estás, ¿Te duele mucho, tu carita?

Más me dolía el alma de saber que por mi culpa lo ha perdido todo, yo soy la mala suerte para todo el que está a mi alrededor, no debió hacer caso a lo que yo le dije, de seguro está pensando que yo soy lo peor que le ha tocado en la vida, mi problema fue que hablé de más.

–No, mi rey, la cara no me duele – Respondí – Lo que me duele es todo lo que acabas de perder por mi culpa, nunca debí pedirte que tuviéramos algo, no era justo, ahora dime ¿Qué va a pasar? Ya no estarás en la firma, ni en la sociedad ¿Cierto?

No quiero que me mienta, ahora debe estar devastado por lo que le habrán hecho en la firma de mi padre, seguro ha deshecho la sociedad, ya no será más parte del despacho y todo eso gracias a mí, por no saber guardarme mis cosas.

–Cierto, preciosa – Admitió – Pero eso a mí, no me importa. Te amo y sé que juntos podemos lograr todo, ya no llores por favor.

–No puedo evitarlo, yo he causado todo esto. He jodido tu vida, la de Ale y hasta la de mi papá y de mis sobrinas, todos han salido perdiendo aquí solo porque yo tenía que decirte que tuviéramos algo, me odio, Axel.

No tenía perdón de parte de ninguno de ellos, yo soy la culpable de que todo se haya ido a la basura, pues no me importó decirle a Axel que quería algo con él, y porque no medí las consecuencias que eso traería.

–No debes odiarte – Axel empezó a llorar – Así me cargue la fregada, no cambiaría por nada, este tiempo que tengo a tu lado, porque te amo, porque he sido el hombre más feliz del mundo y porque he tenido a mi lado a la mejor mujer.

–Yo también, te amo, pero dime ¿Vale la pena todo lo que perdiste, por mí?

–Amaia, aquí estoy yo y como la mejor amiga y la persona que más conoce a Axel, te puedo responder por él – Dijo la güera – Axel, nunca había sido más feliz que ahora que ha tenido la relación contigo y eso debes valorarlo mucho.

Comprendo todo lo que me dice la güera, porque yo también he sido muy feliz al lado de Axel, porque lo amo como nunca he amado a nadie en la vida, pero esta relación no tuvo que haber iniciado, porque sé que si él me hubiera dicho que no, hubiera puesto una barrera y no lo hubiera aceptado en un comienzo, pero no sé si lo hubiera obligado a estar conmigo.

–Gracias, güera, pero eso no me hace sentir menos culpa – Declaré – Axel, no quiero que pierdas todo por mí, debe haber un recurso legal que lo impida o no sé, déjame e inténtalo de nuevo con tu esposa.

Ahora él debía luchar por sus pertenencias, Cecilia no se podía quedar con todo lo que él había conseguido, por eso yo me voy a hacer a un lado, soy capaz de alejarme de él, me voy para que Axel pueda intentarlo de nuevo con Cecilia, para que no perdiera nada.

–Eso nunca, mi amor, ¿Me oyes? Te amo y esto lo tenemos que enfrentar, juntos, tenemos que salir adelante y sé que, teniéndote a mi lado, un día hablaremos de todo lo que tuvimos que pasar, por seguir juntos.

–Es que Axel, tú no ves las cosas – Lloré histérica – De seguro como ya no vas a estar en la firma, te tocará empezar de abajo y eso tú no te lo mereces, mi papá tiene que darte otra oportunidad, si se entera de que hemos terminado es lo mejor para todos.

Eso es lo que debemos hacer, que cada quien tome su camino, yo me aparto para que él vuelva a tener la vida que antes tenía, yo voy a hacer un lastre en su vida, va a tener que vivir toda la vida con eso y yo no quiero que después me vaya a reclamar por ser yo la culpable.

–No vamos a terminar – Axel gritó y me asustó – Te pido que te calmes Amaia, que dejes de estar histérica, yo no he perdido todo por nada ¿Me oyes? Vamos a luchar, porque sabíamos desde un principio que esto podía pasar.

–Tengo miedo, que tú me llegues a odiar después por todo lo que estás perdiendo por mi culpa, no es poco lo que vas a perder mi amor, tienes que recuperarlo a como dé lugar, es lo mejor para todos, hazme caso.

Simplemente, él no se podía quedar así tan tranquilo, porque lo había perdido todo, ya no tenía donde trabajar, ya nadie le iba a querer tender la mano, yo lo había dañado todo en su vida y también de la mía.

La güera nos abrazó a los dos y en silencio estuvimos después de eso así los tres. Ella nos iba a apoyar de eso, yo podía estar segura, pero en esos momentos hubiera querido borrarme de la vida de Axel, de la vida que yo misma me encargué de destruir.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora