Capítulo 331 Epílogo

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Amaia Domínguez García

Mexicali, Baja California, México

Meses después

Mi vida con Axel era ideal, era como la que habíamos tenido en León y como la que yo hubiera deseado seguir teniendo, si él no me hubiera apartado de su vida, de la forma en que lo hizo. Ahora no quedaba más que disfrutar de esos fines de semana que empezaban un viernes en la noche y terminaban un lunes por la mañana y en los que nos amábamos como locos y nos disfrutábamos mutuamente, pero no había más.

Eso era todo lo que teníamos y lo que tendríamos, por no sabíamos cuánto tiempo y eso hacía mucho ruido en mi mente y también en mi corazón que latía muy asustado cuando me ponía a pensar en que me iba a volver loca si la vida o el destino alguna vez me pudieran separar de mi Axel. Eso era algo que no iba a poder aguantar y él, como siempre, leía mi mente a la perfección, otra de las razones por las cuales lo amaba.

–Amaia, cariño. Tienes que dejar de atormentarte – Axel me abrazó contra su pecho en la cama – Sé que esto que tenemos, no es lo que ambos quisiéramos, pero te pido que confíes en mí y en que todo pronto va a mejorar.

Era lo que deseaba, desde lo más profundo de mi corazón, que las cosas volvieran a la normalidad. Que todo por lo que hemos pasado quede atrás, donde no nos haga daño y todo mejore para los dos.

–Sí, eso espero que todo pronto mejore – Dije cabizbaja – Yo quiero esto Axel, lo quiero para siempre. Dime, ya ha pasado mucho tiempo y quiero saber los motivos que tuviste para apartarme de ti.

No he podido vivir tranquila con toda esta incertidumbre, pues ya ha pasado mucho tiempo y no sé cuál es el motivo o los motivos de nuestra separación, merezco saber cuál es la verdad, no me puede dejar así para toda la vida, tengo el derecho a saberlo.

–Amaia, no puedo decírtelos. Al menos, no todavía. Además, ya no podemos quejarnos, aquí de alguna o de otra forma estamos viviendo nuestro amor. Sé que no es lo mismo que en León, pero nada cambia el que yo te ame.

Desde luego que no es lo mismo, acá podemos estar y hacer lo que queramos, pero son solo los fines de semana y aunque no nos estemos escondiendo de nadie, si parece que me está ocultando de alguien. Si es eso que me lo diga de frente. Porque yo lo voy a seguir amando, aunque sea a escondidas.

–Tampoco nada cambie el que yo te ame a ti, Axel. Pero, me duele que nunca confiaste en mí y nunca me dijiste tus motivos. Creo que siempre seguirás pensando que no valgo la pena como para que me los digas.

No veo por qué sigue ocultando la verdad, he esperado todo este tiempo para ver si se sincera conmigo y todo sigue igual, como si yo no fuera a entender lo que me tiene que decir.

–Vales mucho la pena, mi reina – Axel me llenó de besos – Por eso, no vale la pena que perdamos el tiempo de nuestro fin de semana, hablando de cosas que no vienen al caso.

No me quería ver insistente, si no me podía decir sus motivos no quiero iniciar una discusión donde yo voy a ser la que sale perdiendo, ya cuando me diga puede que no sea tan malo lo que hizo. Así que mejor vamos a hacer algo para entretenernos y que a mí se me olvide eso en cuestión.

–Está bien, mi rey. Supongo que tienes razón, como siempre la has tenido. Mejor busquemos una serie para ver, será lo mejor.

Así tuve que callarme muchas cosas y más que eso, tuve que quedarme con muchas dudas de esas que lastimaban mi mente hasta decir, ya no más. Pero, no podía hacer nada, estaba viviendo una vida agridulce porque los días que Axel estaba en León, yo no estaba a gusto ni en calma, pensando que algo o alguien pudiera estar alterando al hombre que amo o que algo pudiera pasarle allá y yo estaría hasta acá, hasta Mexicali a miles de kilómetros, sin poder hacer nada por él.

Solo pensarlo me hacía mal, pero lo cierto era que no podía hacer nada, solo sonreír por lo bueno que la vida nos había regalado a los dos en lo que llevábamos de relación, que no era poco, sino todo lo contrario, era más de lo que hubiera llegado a desear. Axel me besó dulcemente y disipó de mi mente todos mis pensamientos, hasta que me hizo reír a carcajadas con él, otro talento que solamente él tenía.

–Amaia, no pienses en tantas cosas, cariño – Me besó tiernamente – Solo te diré algo que estás esperando saber y que sé que mueres porque te lo diga.

Había tantas cosas que me gustaría saber y puede que esta sea una de ellas. Axel estaba buscando la forma de entretener mi mente de lo que en realidad me interesaba, sé cuál es su intención, pero no lo puedo obligar a que me diga lo que en realidad deseo saber.

–Sorpréndeme, mi rey – Lo reté – A ver si se te sigue dando bien, eso de siempre lograr sorprenderme.

Muero por saber eso otro que él me va a decir, espero que sea una buena noticia para los dos, pero ya no solo que nos podamos ver los fines de semana, yo lo que quiero es volver a estar con Axel todos los días, lo extraño demasiado y me hace falta todo el tiempo.

–Si vamos a volver a León como la pareja que somos – Me dijo al fin – Solo no sé cómo, no sé cuándo. Te pido nada más, la paciencia de esperar por ese momento.

Es una muy buena noticia y si ya he esperado tanto tiempo para poder estar con él por el resto de nuestras vidas, desde luego que aquí voy a esperar con toda la paciencia del mundo. No voy a dejarme vencer porque espero un poco más, Axel lo es todo para mí y lo esperaré siempre.

–Esa paciencia, siempre la tendré, mi rey.

Por supuesto que siempre iba a tener esa paciencia, así como la tuve toda la vida esperando por él, desde la primera vez que lo vi entrar al despacho y supe que era para mí. Ahora con más razón lo esperaría para siempre, para poder tener ese final feliz que él se merece, que me merezco y que nos merecemos vivir los dos para ver triunfar por fin a nuestro gran amor.

–Gracias, mi reina, por comprender que esta situación no va a durar para toda la vida, vamos a estar juntos de nuevo, te lo prometo, te amo y quiero lo mejor para los dos. Muy pronto vamos a estar disfrutando de nuestro amor como antes lo hacíamos.

El socio de mi padre Cap 199 en adelanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora